Capítulo 48

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Cuando tuvo todo empacado se reunió con Karim y Elian por la entrada. La fiesta aún seguía, pero ellos ya estaban lejos de la multitud y de la música.

-Viajaremos en carruaje. Tenemos que llegar lo más pronto a Occidente- informo Elian. Sus ojos verdes, como nunca se veían apagados. Cansados.

Arista camino hacia el interior del carruaje y lo miro por la ventana -¿Cómo te sientes?

Karim se encontraba casi semi recostado en uno de los asientos -estoy bien Arista, no te preocupes. - trato de sonreír, pero incluso su sonrisa era un deje de esta.

Verlos tan débiles a ambos le causó cierta sensación extraña en ella.

Fue entonces cuando escucho la voz de Karim tensa -¿Qué hace el aquí?

¿Qué?

Pero cuando volteo la mirada de Fell conecto la suya

-¿Qué hacen ellos aquí?- esta vez fue la voz de Elian.

Y fue entonces cuando se percató de las dos figuras más allá de él. Abrió mucho los ojos -¿Alice? ¿Camelia? Pero... -luego de vuelta a Fell -¿Qué hacen ustedes tres aquí?

-¿Acaso no es obvio?- se quejó Alice con una de sus manos sujetas a su bolsa -iremos contigo. No te atreverás a ir sola allá sin nadie para protegerte. Ni siquiera puedes hacer magia. Nosotros seremos tu guardia real

Elian casi se atora con sus propias palabras- n-no... no pueden... es decir, tenemos una fachada. No serán su guardia real. Y no necesitamos que vengan. Entiendo que quieren ayudarla, es decir, Arista es su reina, pero...

-No estamos hablando de eso -soltó Fell. Se veía elegante, relajado, tranquilo, pero sobre todo intocable -somos su familia. Y no dejaremos ir a nuestra prima sola.

-Pero...- Arista tenía los ojos muy abiertos -si se marchan... ¿Quién dirigirá este reino en su ausencia? - negó – es peligroso. En especial para ti, Fell. Eres el actual rey de Fairy.

-Yo me quedare -sonó la tercera voz – ellos dos irán. Yo solo vine hasta aquí para despedirme

-Camelia...

Entonces se acercó hasta ella y la abrazo -apenas llevamos un mes conociéndonos y siente que te conozco de toda una vida, - se separó de ella tomándola de los hombros – tráelos con vida, -le pidió refiriéndose a su familia que prestaba – y también la tuya

Arista asintió ya sin palabras

-Ellos no vienen -declaro Elian con ojos entrecerrados y brazos cruzados. Y si las miradas mataran, él ya lo hubiera hecho con ellos.

-No. -murmuro ella – si ellos quieren venir no los detendré. -miro hacia él y luego hacia el rey, quien no había dicho nada en todo este tiempo solo admirando la escena – son mi familia. Además, -miro de reojo a Fell – no puedes detener a alguien que cree saber lo que hace.

Fell le sonrió.

Elian miro hacia Karim para saber su postura en esto, o si tenía alguna objeción. Lo cual sería lo normal -no tengo fuerzas para discutir -confeso el rey – además, mientras más personas hayan capaces de proteger a Arista por cualquier contratiempo mejor

Eso la sorprendió. El jamás había reconocido que necesitara ayuda de alguien más para protegerla a ella, pero imaginaba que eso era lo normal, él era realista, en el estado en el que estaba apenas podría ser capaz de protegerse a sí mismo.

-Bien- soltó Elian de mala gana – en ese caso, sus majestades, será mejor ponernos en marcha. Ahora mismo. Pararemos por los pueblos comprando ropa, y suministros para el rey- entonces se embarcó también.

Ya le habían dado instrucciones al que guiaba los caballos.

-Siempre pegada a mí -ordeno Fell a su hermana -más aun cuando pisemos Occidente – entonces subió al mismo carruaje

-¿Entramos todos?- pregunto Arista

-Si.-contesto Alice - Podemos usar el nuestro, -dijo refiriéndose al carruaje -pero no queremos exhibir nuestra insignia por todos lados. A mayor discreción haya mucho mejor. -entonces Alice se montó también

Camelia antes de partir lejos de ellos le tendió a Arista un frasco – es algo curativo hecho por mí. Se que nuestra magia aun no funciona contigo, pero al menos puede curar a cualquiera de mis dos hermanos si llegan a necesitarlo.

-Estaremos bien- le promete ella.

Sus ojos aun tristes la miraron compasivos – no puedes prometerme eso.

Entonces le acaricio la mejilla y luego solo se alejó.

Arista se subió al carruaje siendo más consciente a donde viajaban. Si todos estaban tan preocupados no podía ser en vano. No solo eran prejuicios. Ellos habían viajado mucho ya antes, ella no. Seguro todos sabían lo que le decían., esto no sería un paseo recreativo

Se subió al carruaje y se sentó al lado del rey.

Miro detenidamente hacia la sombra y le rogo en su mente "por favor... por favor... por favor... suéltalo"

Pero no hubo respuesta alguna


El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora