Capítulo 41

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Después de una semana de convivencia, se podría decir que Camila la adoraba. Aunque eso no tiene mérito alguno. Camelia ama a todo el mundo. El verdadero reto aquí era Alice. Pero sorprendentemente le caía bastante bien.

-¿Segura de que no tienes magia?

-¿Que? -la chica detuvo su andar

-Si, porque pareciera que has hechizado a mis hermanas. A una en especial.

-¿Hablas de Alice?

-Parece estimarte mucho -dijo mirando al postre que cargaba la joven en su mano- no suele compartirlos con nadie.

-Me dijo que era un regalo. Solo me vio y me lo ofreció

-Son como sus guarniciones especiales, cosas secretas escondidas, no se las da a nadie

-¿Estamos halando de lo mismo? Solo es comida

-¡Exacto!- señala -comida que adora.

-Creo que estas exagerando

-Y tu claramente no conoces al fondo a Alice

Ambos ríen y retoman la marcha. Luego de aquel día en la noche en que la recogieron medio moribunda y perdiendo el conocimiento basto unas cuentas comidas y horas de sueño para que recuperara el sentido y las fuerzas. Y sorprendentemente se había acoplado de maravilla con ellos tres.

Claro que todos se habían estado preguntado. ¿quién era esa joven humana que caminaba de la mano de los gobernantes de Fairy? Después de todo Fell era el rey, pero tanto Alice como Camelia eran bien respetadas por su buen juicio. La sabiduría de las hadas era algo envidiable

Le enseñaron juegos, y le presentaron a mucha gente. Además se llevaban bien, tanto que al llegar el día viernes de la semana insistieron en que se marchara mejor el lunes por la mañana, así sería una semana completa.

-Hoy es tu ultimo día -menciono recordándolo Fell

-Si. Glorioso domingo.

-Aun pienso que podrías quedarte.

-No creo que sea buena idea... a pesar de a nadie molestarle el hecho de ver a una humana en su reino o en los pasillos del castillo, creo que es como interrumpir la paz o la naturaleza de todos aqui.

-No serias la primera. Antes solía haber mas humanos. Ya no es tan común, pero aun así...

-No quiero causar mas problemas. Ya me han ayudado lo suficiente y estaré eternamente en deuda con todos vosotros -sonrió, y era un gesto que parecía venirle del corazón -realmente los estimo mucho a todos aquí

-Entiendo

Caminaron juntos hasta llegar al patio donde Camelia atendía a unos heridos.

Mas allá en la arena de batalla dos hadas peleaban con espadas en mano. Agilidad, y cuerpos bien fornidos se cernía allí.

Arista frunció el ceño -¿Por qué están peleando con espadas? Creí que ustedes poseían magia

Fell rio – bueno, la magia destructiva de las hadas no afecta a otras hadas

Arista frunció el ceño en confusión, pero antes de hablar Fell se adelanta y sigue explicándole

-Los hechizos ofensivos solo sirven para combatir a gente de otras razas. Brujos, humanos, y demás. La magia que daña no esta destinada para los nuestros, nuestros poderes se anulan

-Eso no tiene sentido -confeso Arista y desvió su vista a Camilia -allí -la señalo -su magia les afecta. Los está curando ¿no?

Fell asintió -siempre eres muy lista. Pero eso es un regalo de nuestra tierra, nuestra magia protectora, la defensiva, si afecta a las hadas. ¿No lo ves? Somos un pueblo fuerte por eso, porque crecimos con ese cimiento, nuestros sentimientos y magia están hechas para nunca atacarnos entre nosotros, solo curarnos y defendernos. -sonrió – somos un pueblo fuerte físicamente y de espíritu

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora