En la habitación los tres se encontraban despiertos aun a altas horas de la noche, cada uno con un libro en la mano.
Fell no había mencionado palabra alguna, solo leía página tras página. Alice se le había unido. Arista aun no sabía si por decisión propia o por orden de Fell. Aunque dudaba que alguien pudiera obligarla a Alice a hacer algo. Quizás se lo pidió como un favor.
Arista bostezo.
El crepitar del fuego estaba en la chimenea. Ya era la media noche y la nieve empezó a caer afuera. Los copos descendían del cielo sin preocupación alguna. La nieve parecía pura, ajena a las calamidades de los seres vivientes de la tierra.
-Se deja caer todo lo que quiera caer -había murmurado Alice
Arista la miro. Se dio cuenta de que la había estado observando. Bajo la vista a su manuscrito y empezó – si lo dices por Karim, mejor no...
-Me refiero a ti
Ella alzo la vista de nuevo de su libro y la miro atenta - ¿disculpa?
-Nos aferramos a los que amamos, pero hasta nosotros nos rompemos a veces.
-No entiendo lo que...
-Lo oímos. -la corto - cada vez que te metes al baño y lloras a solas lo oímos. Te oímos. -dice - pero no tienes por qué esconder tu dolor de nosotros
Fell solo estaba callado observándolas a los dos
Arista se sintió atrapada. Pero entonces soltó – no le hace bien a nadie verme de esa manera, derrotada, o desesperada. Mientras más me vean fuerte, mejor. Les da esperanza. Elian ya es un desastre. No me puedo permitir ser un desastre también. No puedo derrumbarme. No ahora. Aun no.
-Pero ya lo eres.
-...
-La diferencia es que no dejas que el resto lo vea.
-¿Cuál es tu punto? No me estas ayudando.
Alice se levantó. Se acerco hasta ella y una de sus manos se posó en su hombro – somos personas poderosas con magias indescriptibles. Seres ancestrales. Seres de leyenda. Pero... -bajo el tono – no existe magia en el mundo capaz de detener a la muerte.
-No es justo -Arista bajo la mirada. Sus manos se apretaron – todos mueren. Pero hay formas más decentes de irse. No por esto. Esto no. Karim morirá, si, algún día lo hará. Pero no hoy. No por esta maldición. Menos a esta edad
-La muerta nunca es justa. No discrimina con tu edad, tu posición económica, o tu interior. La muerte es una plaga que arrasa con todo. Polvo al polvo. Y el resto a las sombras.
-No quiero. -entonces tembló. -me rehusó -y las lágrimas se derramaron de sus mejillas aun sin apreciar sus ojos. Su cabello largo le cubría el rostro.
-Hemos encontrado varios rituales – y esa fue la voz de Fell interrumpiéndolas
Ambas lo miraron
-No sé si funcionara en él, pero podemos probar.
Arista solo lo miraba sin palabras. Fell se acercó y le abrió el libro enseñándoselo. Y de alguna forma, se dio cuenta de que estaba siendo empático. Porque odiaba verla llorar. -Hasta el final estaremos contigo.
La chica respiro hondo. Inhala. Exhala. Respira. Respira.
Tenía que respirar. Tenía que atravesar esto como sea.
-Bien. Salvaremos al rey -anuncio Fell
Alice suspiro – yo también encontré algo -entonces ella también abrió su libro – no me agrada Karim, pero aun nos debe una mano -apunto
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...