Capítulo 25

481 27 0
                                    

Karim la arrastro con el hasta más allá para adentrarse en una de las construcción -No es... -ella aun respiraba agitadamente -¿no es peligroso estar aquí?

-Puede. Pero mientras estes conmigo, -la agarro de la cintura acercándola– no tienes de que preocuparte

Sus labios volvieron a juntarse rápidamente tan desesperados por devorar a los otros. Contener tanto anhelo era desbordante.

El la tomo de los muslos para levantarla. La arrimo contra aquel muro de piedra mientras empezó a bajar a su cuello para besarla.

-Karim...-ella se sentía mareada de tanto. Podía sentir su necesidad contra ella. Rozándola. Y un gemido involuntario salió de ella

Avergonzada se tapó la boca -perdona... yo no...

-Arista, ¿Sabes montar?

-¿Qué?

-¿Qué si sabes montar?-su voz amortiguada

-¿A caballo? Claro.

-Entonces cabalga Arista. Cabalga un poco sobre mi

Se sonrojo de pies a cabeza por tal insinuación. No. No insinuación. Había sido algo muy directo. Karim siempre era muy directo

-¿No tienes nada de pudor verdad?

-No me queda tiempo para ser modesto

-Yo...-empezó a murmurar, pero él se acercó aún más a ella y ponía sentir la punta rozándola. Podía sentir como hacia presión contra ella

-Por favor Arista... - y su respiración. Era un ruego.

-Karim yo... -iba a decir algo, pero entonces sus ojos se entornaron en algo más allá de la construcción. Era pasamontañas de color negro. ¿Uno de esos en estas construcciones...?

Le tomo unos segundos reaccionar

No.

¡No!

Su cerebro trabajando.

Una evidencia.

Una prueba de que alguien estuvo aquí. Una persona.

Maldición...

Estúpidos espías.

Ella dio un respingo y se sujetó de los hombros del rey -¡Karim...!

El bacilo con ella en brazos -¿Estas bien?- interrogo mirándola preocupado. -no hagas eso de nuevo. Das movimientos bruscos y puedes caerte

-Yo... -ella se mordió el labio inferior -quiero hacerlo...

El mantuvo silencio solo mirándola

Entonces ella se bajó del muro en el que el rey la había arrimado. Lo tomo de los brazos y lo guio hacia el interior de la estructura de piedra. Lo más profundo que pudiera llegar. Ya recogería eso después, solo quería evitar que el rey lo viera.

Lo llevo más allá y luego lo empujo hacia el suelo con ella subiéndose sobre él. Sin siquiera meditarlo. No estaba pensando.

Solo cuando noto el jadeo de Karim fue que comprendió lo que estaba haciendo

Sus ojos se entornaron en sus oscuros cabellos y su hermoso rostro que parecía esculpido por los estúpidos ángeles. ¿Por qué tuvieron que ser tan generosos con él?

-¿Arista?-su confusión en sus ojos

Ella agacho la cabeza avergonzada. Sus manos apretadas sobre su pecho. Estaba sentada a horcajadas sobre él. Entonces se sonrojo con evidente razón, pero aun así excitada. Entonces ella empezó a sobarse contra él. Su ropa interior topando la suya. Restregándose contra él. Y a pesar de haber bastante tela entre ambos podía notarlo todo. Podía sentirlo todo.

Su corazón parecía a punto de explotar.

Su vestido se había caído un poco por los hombros y su corto vestido exponía mucho mas de ella.

Nunca había experimentado estas cosas. Y hacerlas con el famoso rey maldito era algo que ella jamás se hubiera imaginado. Ni en un millón de años.

Y mientras más pasaba el tiempo más sentía. Eso estaba cada vez más grande. Ella en contra de su voluntad y su buen juicio se dejó llevar y sus quejidos resonaban por toda la estructura de piedra haciendo eco en el interior. El lugar era lujurioso, y todo en el caliente.

Y en un momento de descuido sintió el agarre del rey sobre sus muñecas mientras la volteo rápidamente intercambiando posiciones. Su espalda tocando el piso.

Sin darle tiempo a decir nada o a reaccionar, la ropa interior de ella ya había desaparecido. Él era así. Imparable. Arrasando con todo. Demandante. Dominante... la tenia bajo su control, y ella quería dejarlo hacer lo que quisiera.

Arrojo lejos la tela ya arrancada.

-K-karim...-otro jadeo

-¿Quieres matarme? ¿Cómo quieres que me controle si gimes así? Si luces... -la miro -así... -Sacudió su cabeza -dime que quieres que me detenga y lo hare. Me detendré. Lo juro.

Pero... ella no quería que se detuviera...

-No Karim. No te detengas.

Y sus ojos se oscurecieron por el deseo

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora