Capítulo 8

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El pánico se instaló en Arista al escuchar la orden.

¿Qué?

Como pudo entrecerró los ojos tratando de verlo mejor, pero el semblante del rey Fell era todo un poema.

¿Podría salvarse de esto?

¿Debía ella intervenir?

-R-rey Karim...- ella alzo su mano hacia el con la intención de llamarlo -yo...-pero pronto otra voz interrumpió la suya

-Claro, mi rey- fue la respuesta

Noto como el muchacho de túnica oscura metio su mano dentro y retiro de ella una daga, esta tan filosa como solo las mismas palabras pueden serlo.

La orden había sido una ley para él. Con su cabeza gacha era imposible verle la mirada. Pero por lo decisivo de sus movimientos se noto que no había duda en él.

-Karim... -rogo otra vez ella– esto no es necesario. Yo...

Pero no había piedad en el rostro del rey. Había odio. Una mirada de molestia que solo estaba dedicada al hombre frente a el

-Karim...-llamo una vez mas y solo entonces el rey volteo a verla.

Sus hombros antes tensos se relajaron. Y sus ojos parecieron ablandarse al mirarla. Sus pasos se acercaron hasta Arista mientras se quitaba la capa de sus hombros para colocarselo sobre los de ella

-Quizás tengas frio... -le susurro -disculpa por dejarte sola. No volverá a suceder

Fell había sido un ingenio. Tanto como el mismo rey Karim.

Fell por pensar que no habría consecuencias y Karim por confiarse de que su título podría protegerla. Después de todo, una prometida no era una reina. Y mientras algo así no se concretará no había un poder más grande que avalará lo valiosa que ella era.

Arista no era nada frente a los ojos de los otros monarcas y menos valía un reino. Al menos no para el resto

-Karim por favor... esto es extremista... esta orden es... -lo agarro por los hombros – no lo hagas... -pidió y sus ojos eran un ruego – no quiero que esto este en mi conciencia. Esto de que un hombre a sido castigado solo por mi... yo...

-No puedo dejar pasar algo así.-dijo firme- Cualquiera que te toque merece la muerte.

Aquello ella no lo entendía. Suponía que para el rey ella debía significar algo, después de todo el estaba convencido de que solo ella podía romper su hechizo, pero aun así... ¿llegar a tanto...?

Negó con la cabeza

-H-hazlo por mí... -pidió -Hare lo que tu quieras... cualquier cosa que me pidas, pero porfavor... retira la orden.

El rostro del rey era indescifrable. Y de repente agacho un poco la vista – me molesta el hecho de que defiendas a este hombre -luego alzo de nuevo su mirada hacia ella y rio de manera amarga -Muestras mucho interés por alguien que no conoces. Dime, ¿porque te importa tanto?

No entendió su semblante. Y tampoco entendió su pregunta.

-No lo conozco. Solo no deseo cargar con el peso de un cruel castigo. No quiero ser responsable de eso ¿Puedes entenderlo?.

Y sus ojos no se despegaron. Esto era una guerra y ella no iba a darse por vencida sin luchar.

Luego de unos segundos el rey Karim suspiro. -bien. -dijo -lo hare

Arista pareció relajarse aun con las manos del rey puestas sobre sus hombros

El rey Karim volteo hacia Fell – Rey Fell, ya no tienes que hacerlo. Yo retiro mi ord....

Pero su voz se congelo cuando noto en el aire el charco de sangre derramándose y el pedazo de carne cayendo al piso.

Arista creyó ver todo en cámara lenta. Se había congelado. El tiempo se habia congelado. Su sangre se habia vuelto helada. Todo tenia sentido y ya nada lo tenia.

Lo había hecho.

Lo hizo.

El rey Fell, había cedido su mano.


El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora