Capítulo 50

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-Jóvenes, ¿hay algún avance? - la sombra del rey se presentó ante ellos de la manera más natural y más absurda del mundo

Ni siquiera había escuchado sus pasos por el pasillo. O quizás los oyó, pero estaba tan sumida en su libro que le pasó desapercibido

Arista, Mary y Elian alzaron la vista hacia él.

Tanto Elian como Mary fueron los primeros en reaccionar. Se levantaron, hicieron una reverencia de respeto y luego lo miraron con ojos de adoración. Casi como si ambos estuvieran buscando constantemente su aprobación -mi rey. -sonaron al unisonó

Arista se levantó algo dudosa y pretendió seguirlos -mi rey -dijo. Entonces se reincorporo admirándolo.

Este sujeto era el rey de Occidente. El rey de los brujos. No sabía que esperaba cuando lo viera. Qué tipo de persona esperaba ver.

Era un hombre que parecía joven. Lo cual sabía que no era cierto. Tenía más de cincuenta años, pero se veía tan... ¿joven? Cabellos negros, ojos verdes. Casi mucha gente de la población de los brujos tenían ese color. Tanto Elian como muchos más. Y hasta el mismo rey.

Pensó que este hombre se presentaría con todo un sequito detrás, con trompetas y tambores. Algo digno de alabanza, pero no así. Se movía por el castillo con la naturalidad que da saber que estas en tu casa. Y bueno, él lo estaba.

Los ojos del rey se fijaron curiosos en ella -eres la prometida del rey Karim

Ella evito la pregunta sin saber exactamente cuál era la respuesta a eso ahora. Después de todo, ya no estaban juntos desde que se marchó. -¿Cómo... como se encuentra el? -desvió el tema de forma sutil y realista.

-Ya se lo dije a Elian. Esta estable. -miro hacia el muchacho – haz hecho un buen trabajo -le toco el hombro – se lo mucho que te has esforzado. No importa lo que digan, haces un buen trabajo

Elian solo asintió, pero no abrió la boca

-Mary me ha dicho que eres de las nuestras. Pero que has crecido muy lejos de aquí. Muy lejos de tu reino. Este reino fue quien te debió abrigar y proteger. Permíteme corregir ese error al ofrecerte estadía de largo si en algún momento quieres quedarte

Ella se sintió incomoda. No era una bruja. Puede que muchos hayan llegado a pensarlo y quizás hasta ella misma lo había deseado así por un tiempo. Pero ya no. Sabia quién era. Un hada. Y jamás seria bienvenida del todo aquí.

Este reino no era igual a Faiy. Había algo en Fairy que la llenaba de tranquilidad, una familiaridad innata, amor por su gente. Había algo en ese reino que la hacía sentir a salvo. Occidente no era así.

-Gracias, mi rey. Aprecio su hospitalidad

-Occidente es la cuna de todos los brujos. Y siempre acoge a sus hijos

-E-entiendo...

-¿Han encontrado algo en los textos?

-Aun no -respondió Elian y se acercó hasta Arista – estamos en eso

De alguna forma, ella comprendió que aquella cercanía era empatía hacia ella. Para que no se sintiera intimidada y en parte para hacerla sentir protegida. O al menos respaldada.

-¿Dónde están nuestros visitantes de Fairy?- el rey miro a su alrededor en busca de los dos jóvenes

-Prefieren estar afuera -menciono Arista de forma respetuosa – Estarán aquí mientras dure nuestra estadía en Occidente

-Comprendo. Aunque aun no entiendo cómo es que ellos dos están aquí. No sabía que les importaba o se llevaran bien con el rey Karim. ¿acaso son amigos?

Nadie iba a decirles que estaban aquí en realidad por Arista. Por su legitima reina

-Todos a veces nos sorprenden -sonrió ella en respuesta

El rey fijo sus ojos verdes en ella – no tienes idea.

Elian al sentir la tensión que no estaba comprendiendo sonríe – Arista era una de las antiguas princesas del reino de Amcher

-Si. -dijo ella siguiéndole la conversación – es un reino hermoso

-Mmmm, -murmuro -es una palabra curiosa para un reino que ya no existe – sonrió -me sorprende que estimes tanto a un hombre cuya culminación de tu reino fue su causa.- se estaba refiriendo a Karim, por supuesto.

Ella no se dejó intimidar. Este hombre no llevaría las riendas de esta conversación y anticipándose a sus comentarios maliciosos soltó – Amcher ya estaba en sus últimas. Karim de alguna forma, lo remedio. El pueblo hubiera sufrido las desgracias y malas decisiones de los monarcas.

-¿Aceptas que era un reino sin futuro?

Dos podían jugar esto- Si.

El rey pareció complacido, sorprendido en cierta extraña manera, pero siempre pareciendo tener el control. No le importaba que lo creyera o no.

-Como decía, siempre sorprendiéndonos -sonrió nuevamente

Vaya conversación más hipócrita

***

Mas tarde aquel día en la noche el rey entro en la estancia, la cual estaba casi en penumbras, con las tenues llamas de las velas rodeándolo. Se apreciaban rayaduras en el piso de un hechizo cerca de la cama, justo en medio de la habitación

Fijo su vista en el muchacho dormido y sudoroso del centro. Se movía en sueños. Parecía tener una pesadilla

El rey de Occidente tomo asiento y desprendió de el mas magia. Contenerlo era difícil. Pero podía aguantar así algún tiempo más. Sino hallaban una cura pronto su destino seria inminente.

Lamentaría de corazón la pérdida del rey de Regnoll. Una profunda pena en sus ojos cargados de una culpa que solo el conocía. El más que nadie anhelaba salvarlo.

Sabía que pronto Elian pediría verlo. Pero no podía dejar entrar a nadie más aquí hasta encontrar la cura.

-Maldición...

Miro hacia el rey Karim. Un rey caído en su peor momento. Un castigo sobre él, un pecado que paso a alguien más...

Todo importaba y a su vez nada lo hacía.

Su mano viajo hacía uno de los cabellos del muchacho acomodándoselos y quitándoselos de su frente para despejarle el rostro -duerme tranquilo. -murmuro, luego miro hacia el techo. -Duermo tranquilo sabiendo que tu padre está haciendo todo lo que puede para salvarte. -regreso a mirarlo, sus ojos verdes resplandeciendo en el brillo de la noche -Descansa, hijo mío.

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora