El castillo estaba de fiesta. Aunque había mucha gente celebrando y hablando del cambio físico del príncipe Karim con respecto a sus ojos e incluso deseándole un feliz cumpleaños, él no se sentía como si hubiera realmente gente querida en esa fiesta, o gente que lo apreciara. Aparte de Elian claro.
La gente que le importaba podía contarlos con los dedos de una sola mano.
Suspiro.
Aunque había más humanidad en el que nunca, nadie sabía que en realidad la había perdido toda. Todos parecían creer que el asunto de la maldición fue real (que si lo era), pero ahora todos creían que era un ser poderoso y rico, pero inofensivo; un humano. Pero no. Era un brujo. Y estaba guardando su más oscuro secreto. Si la gente del reino se enterara... ya no podría gobernar Rochcaster. Después de todo, Regnoll era un reino de humanos. Y el... el ya no formaba parte de eso. O al menos, no del todo.
Salió al jardín y miro hacia la luna.
Era su cumpleaños número veintisiete. Tan joven... y aun pensaba que iba a hacer para solucionar esto. ¿podía aquel secreto permanecer bajo tierra para siempre?
Pensaba en eso cuando noto la luz cerca del árbol
El miro hacia la dirección y el brillo se fue opacando, y en su lugar dejo a una chica con un vestido de brillos que resplandecía bajo la luna
Karim rio y se acercó hasta ella con la manos en los bolsillos -¿así que este es tu regalo Elian?- rio un poco más - ¿por eso me has pedido que salga al jardín?
La miro y se concentró en la perfección de la mujer ante ella. Aun después de un año la recordaba siempre tan claramente. -Es una buena copia de Arista – dijo -has estado mejorando. -le reconoció – la última vez te habías equivocado un poco con su estatura. Quizás la próxima vez deberías...- entonces estiro la mano a la ilusión que Elian ya muchas veces había creado para el antes, con la diferencia que esta vez la mano no la atravesó
Sus ojos entonces se enfocaron serios ante la mujer ante él. Su tacto era tangible a la piel de la chica con el hombro descubierto
-No soy una ilusión, Azariel. Aunque, debo decir que Karim me gusta más.
-¿Arista?
-Es una pena que haya tenido que venir yo a visitarte porque tú nunca has vuelto a mi reino
Karim no era el tipo de chico que se solía quedar sin palabras. Pero hoy lo estaba. Totalmente desarmado de ellas.
Arista rio y dio un paso hacia el -¿se siente bien, su majestad?
El retiro con pena su vista de ella aun todo sonrojado -perdóname.
-¿Qué?
-Fue mi culpa todo lo que paso. El asunto de la maldición. De la sombra. Tu vida. Todo lo que tuviste que mentir para atravesar con vida todo este asunto. Solo soy una piedra en tu camino. Nada más que un lastre. Fue doloroso para mi comprender que tú, la reina de las hadas, estas mejor sin mi
-¿Es eso lo que tú quieres?
Sus ojos, esta vez azules como anteaños volvieron a ella – sabes que no. Si fuera por mí. Si siguiera mi deseo egoísta... estarías atada a una cadena al pie de mi cama
Ella titubeo -eso es algo extremista... ¿no crees?
Karim sonrió -¿has venido a desearme un feliz cumpleaños?
Ella se encogió de hombros -algo así. -confeso
-Ha pasado mucho tiempo -la miro de arriba abajo -estas hermosa
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El rey me hizo su reina
FantasyLa princesa Arista jamás se había sentido como alguien afortunada. Era una princesa bastarda, no deseada, y odiada. Maltratada tanto por su madrastra como por sus hermanastras. El destino de su reino estaba marcado por la mano del rey Karim. Un homb...