Capítulo 51

229 12 1
                                    

Durante toda la madrugada el rey paso soltando su magia. Haciendo sus hechizos. Era magia avanzada, y muy poderosa, pero no lo suficiente.

Siempre que sentía que Karim se relejaba, solo podía mantenerlo una hora antes de regresarle el dolor. Su sufrimiento siempre había sido el suyo. Pero perderlo sin el haberlo conocido no era justo. ¿pero que iba a discutir el sobre justicia con su víctima?

Se canso. Se inclino en la silla y respiro. Incluso hacer algo tan simple como eso le era imposible.

Cuando se calmó un poco escucho los susurros.

La voz del rey se filtraba en el aire y hacía eco en las paredes.

-¿Qué?- dijo mirándolo

Murmuraba palabras y este se acercó más -Arista...- fue la primera y única palabra que reconoció cuando estas pudieron cobrar forma.

¿La quería ver a ella?

Entonces el príncipe de Rochcaster despierta

Algo sorprendido lo mira. Sin duda tenía una fuerza de voluntad grande para poder aun tener momentos de lucides en su estado.

-¿Karim?- murmuro incrédulo

El chico de ojos rojos y cabellos negros lo observo largo y tendido -quiero ver a Arista -sus palabras eran tan claras y firmes que le pareció increíble considerar que estaba tan enfermo – necesito... necesito despedirme.

-No.-fue su respuesta

Sus ojos se estrecharon-¿disculpa?

-No vas a despedirte. No vas a morir. Aun no.

-Usted no sabe eso, -entonces trato de sentarse en la cama, y el rey por inercia se acercó para ayudarlo -no. -lo alejo Karim con una mano. No quería que lo tocara. No quería ayuda.

-Ahora que esta despierto, -el rey de Occidente volvió a su silla – quiero hablar contigo. Ha llegado el momento. Tengo algo que confesar

-¿Confesar?- rio crédulo – no vengas a contarme tus pecados. El hecho de que quizás muera no quiero decir que quiero llevarme las cosas de otros a la tumba

-No. Pero esto es importante. Porque te involucra a ti

-No me diga -suspiro

-Tu eres mi hijo

-...

-...

Karim entonces sí que lo miro -¿Así que en mi lecho de muerte se divierte haciéndome bromas?- soltó un quejido molesto tratando de apartar las sábanas de si - Quiero ver a Arista

-No estoy bromeando, Karim. Tu eres mi hijo, ese fue el nombre que tu madre y yo decidimos para ti

-¿Qué?

El otro rey se mantuvo callado y su semblante serio.

-¿De qué me está hablando? No me diga. Sigo dormido. Estoy desvariando

-No estas desvariando. Nunca has estado más lucido que ahora. Vine aquí a pedirte perdón. Toda esta maldición es causa mía. No debiste correr este destino jamás.

-No quiero ser grosero, rey de Occidente, pero...

-Me llamo Kast -lo corto

Karim se removió incomodo, -bueno, Kast. -dijo -eso que dice no puede ser. Hay varios fallos en su teoría loca que está tratando de hacerme creer. Yo no tengo poderes. No tengo magia. Y jamás los he tenido. Ni antes. Ni después de la maldición.

-Claro que los tienes. La maldición no te deja usarlos y jamás te dejo.

-¿No escucha lo que acabo de decirle?- le contradijo. -antes tampoco los tenia.

-Eres un brujo

-Eso no es cierto. No tiene sentido. Mis padres...

-Tu madre le era infiel a tu "padre" conmigo

Sin palabras.

-Tu padre jamás lo supo – le aclaro el rey -murió creyendo que eras su hijo

Al ver que su hijo no reaccionaba, este continuo- Debes entender para no juzgarme. Para entender mis acciones. Yo era el heredero de la corona de Occidente. Yo era le próximo rey de los brujos. No sé me permitiría nunca casarme con una humana. Pero jamás deje de amarla. Nunca deje de amar a tu madre, ni ella a mí. E incluso cuando ambos nos casamos seguimos viéndonos. No fue lo mejor. No fue la mejor decisión y nuestra inmadurez causó mucho a daño a otros. Incluso a nuestro propio hijo. -lo observa con pena, con culpa, y un dolor así no se fingía en los ojos -Y Cuando mi... mi esposa se enteró... Estaba furiosa... histérica... y sin yo saberlo fue hasta tu reino y logró hechizarte. Te embrujo. Y para guardar el secreto, y pagar por su crimen, luego solo la matamos. Pero se fue sin jamás retirar la maldición

-...

-Tu madre y yo pensábamos que trabajando juntos hallaríamos la cura. La forma de revertirla... pero jamás paso.

Una pausa estremecedora. Karim estaba temblando

-Y luego ella murió de pena.- le explico- Y tú padre, que ambos la amamos de igual manera también murió. Te quedaste solo. Y esta es la verdad que jamás pude decirte.

-Pero... -no sabía que decir -pero eso no...

-Es por eso que te mando a mis mejores brujos -dijo recordando a Elian y a Mary siempre a sus órdenes- Es por eso que desde el primer momento me puse a tu servicio. Siempre a tu disposición. No porque tema al poder de Regnoll. Sino porque eres mi hijo.

-No. No. -se rehusó Karim a creerlo -Los poderes de un brujo nacen aún desde pequeños. Ni antes ni durante de la maldición yo no podía hacer magia – esa era su mejor carta para contradecir todo esto. La que repetía a cada rato.

-Tu madre jamás dejo que tus dones se manifestaran. Apenas naciste, tomaste el brebaje que te prepare. Ella te lo dio y eso anulo tus poderes, los oculto, para esconderlos de tu padre. El rey no debía saber que eras un hijo bastardo. -negó pesadamente –quien sabe lo que hubiera hecho si se enteraba... tu madre hizo todo eso para protegerte

-No. -tembló, pero esta vez era de ira contenida -no. No lo hizo para protegerme. Lo hizo para protegerse a sí misma. Para protegerse ustedes. -su mano se cerró impotente -Tu... Tu y mi madre... Son personas horribles

El rey bajo el rostro avergonzado

No esperaba palabras tan crueles de parte de su hijo. Pero era lo que se merecía.

-Despreciables. -menciono con asco -Hacen daño a diestra y siniestra y ¿siquiera se arrepienten? Causaron daño a sus parejas. A otros. A todos. A mi -agacho su cabeza -ninguno de ellos lo merecía. Ninguno de nosotros lo merecía. Yo no lo merecía.

-É-éramos jóvenes...

-No es un justificativo para lo que hicieron-lo corto firme

-No sabíamos que esto terminaría así... comprende...

-Puede que no. Puede que realmente no sabían que todo culminaría así. Siguieron sus deseos egoístas sin medir las consecuencias hasta que el futuro los alcanzo. Pero eso no los exime a ustedes de la culpa y la responsabilidad en esto

El rey de Occidente no dijo nada.

-Ustedes dos... causaron mucho daño- su mano viajo hasta la altura de su corazón. Como si en su palma cupiera tanto dolor. Rio de mala gana -así que me llevare este secreto a la tumba ¿no?

-No. No te cuento esto para que sientas lastima, solo para pedirte perdón...

-Siempre pensé que la razón de mi ataque había sido por poder. Huh. No lo fue...

El rey de Occidente pensó que el seguiría hablando y estaba dispuesto a escuchar cada palabra, sean estas malas, buenas o puros reclamos, pero cuando vio nuevamente hacia Karim se dio cuenta de que el muchacho estaba otra vez acostado en la almohada. Se había quedado dormido de nuevo. Había perdido el conocimiento otra vez

La realidad era cruel. Él era cruel

Al menos, en el mundo de los sueños, él puede vivir una mentira más feliz.

-Perdóname...

El rey me hizo su reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora