10. Entrenamiento

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Narra Hana

Me hago una cola alta, tomo mis cosas y me voy al gimnasio. Me da cualquier dolor de wata volver a practicar y más con lo del fin de semana.

Cuando entro están todos en circulo. Se dan vuelta a mirarme, me siento intimidada con tantos ojos sobre mi.  Saludo a todos desde lejos y entrenador sigue hablando.

— La Hana nos ayudara con una dinámica hoy, quiero que el Kageyama y el Suga también rematen, así podemos practicar el ataque sincronizado —explica Ukai— y Nishinoya, Hinata, ustedes recibirán los remates del resto.

— ¡Pero yo quiero rematar! —alega Hinata.

— Tienes que aprender a recibir también —contesta serio— eso por ahora, ¡a entrenar!

— ¡Sí! —gritan todos y yo doy un mini salto del susto.

— Hana —me habla el entrenador— gracias por venir, nos sirve harto que estés aquí.

— Gracias a usted por aceptarme —le sonrió— ¿algo que deba saber?

— No, si ya los haz visto jugar creo que estarás bien.

Me acomodo en la posición para armar, me van lanzando balones y hago lo mejor posible. Aparte, intento ignorar que el Tsukishima está aquí, con cara de poto.

— De verdad eres buena Hana, me mentiste el otro día —dice el Hinata riendo.

— Intentaba decirte que no —me encojo de hombros— pero bueno, contigo no se puede.

Sigo armando, les voy preguntando si está bien la altura con la que les llega la pelota y me van diciendo como les acomoda más. El único que no me habla es el rusio.

El tiempo pasa rápido, se nota que los chiquillos son buenos. Casi terminando, el Noya y el Hinata piden jugar un partido por diversión noma.

— Hana nos falta alguien —me habla Hinata— ¿podi jugar de opuesto?

— Bueno, pero no salto mucho.

Nos ponemos en posiciones, en el equipo contrario está en rusio. Es chistoso que a cada rato ve si me el Kageyama me pasa el balón a mi.

Una mala recepción del Hinata obliga al armador a mandarmelo, el rusio hace todo lo que pueda pa bloquearlo, pero lo cago haciendo una finta y anoto un punto.

— ¡Buenisima! —me anima el Hinata— ahí quedaste Tsukishima —le saca la lengua.

— Cállate enano.

— Sin picarse —digo sin mirarlo.

— Tuviste suerte –me responde serio.

Lo miro feo, ¿suerte? ¿qué se cree este otro?.

Seguimos hasta los 15 puntos y ganamos nosotros. Ver la cara de picao del Tsukishima es satisfactorio, no pudo bloquearme como quería.

Me despido de la mayoría y me voy del gimnasio. Esas interacciones fueron bastante extrañas.

— Oye —me agarra del brazo y me detiene cuando ya estoy lejos de la puerta— ¿podemos hablar?

— No —respondo seria— estoy cansada ahora.

— Yapo Hana —se frustra.

— ¿Y de qué queri hablar? ¿de que me trataste como el pico sin razón? —levanto una ceja y el hace una mueca— yapo hablemos de eso.

— Te hablé muy pesado —se pasa las manos por la cara— lo siento, no debí decírtelo así.

— ¿Osea que te arrepentiste del tono en que me lo dijiste pero no de lo que dijiste? —río amargamente— ya fue Tsukishima.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora