Narra Hana
Estoy llena de tierra, con toda la ropa sucia, pasa a caballo, pero feliz.
Me encanta mi campo, me hacía falta esto.
— ¡Hana mira ven! —grita mi hermano y me acerco— weona son wawitas.
Me derrito entera cuando veo a cuatro gatitos todos acurrucados entre los pastizales. No deben tener más de dos semanas. Le hago una seña al Kei para que se acerque y vea a estas bolitas preciosas.
— Miraaaa hay uno rubio, se parece a ti —tomo al gatito.
— Estai loca —dice riendo— sí está bonito.
El Yuki se saca el poleron que anda trayendo y pone a los cuatro gatitos encima para llevarlos.
— ¿Se los van a llevar? —pregunta el Kei.
— ¿Y queri dejarlos aquí botaos? sin corazón —lo miro mal— son muy chiquititos para dejarlos aquí, hay perros que se meten al terreno y se los pueden comer.
— Ya rusio, teni que llevartelos tu mientras —se los oasa y el Kei queda tieso— no vai a esperar que me lo lleve yopo si voy colgando.
— No soy fan de los gatos —dice cuando los ve.
— Soporta —decimos al mismo tiempo con el Yuki mientras caminamos al tractor.
Nos subimos y el Kei trata a los gatitos como si se fueran a quebrar. Al saltar trata se hacerles cariño para que no se asusten.
Ni soi fin di lis gitis
Cuando llegamos, el Yuki se los quita y los llevamos a la casa de la Lita.
— MAMÁAAAAAAA —grita el Yuki.
— Toi aquí cabro weon no griti —sale mi mamá de la cocina— ¿Y esas cositas tan bonitas? —hace un puchero.
— ¿Nos podemos quedar con uno?
— Ya, este —apunta al cafecito claro.
Que fácil. Yo le pedí un pez a los cinco y no me dejó.
Son las nueve y media de la mañana, los tres ayudamos a mi mamá a terminar de preparar el desayuno mientras mi papá y mis hermanos vuelven del campo. Los papás del Bokuto, mi primo y el Akaashi llevaron a la Lita a la misa de las 8.
— Kei —me siento con el en el sillón— ¿y si adoptamos al rubiecito?
— No.
— Rusioooo —le hago un puchero— yapooo, si miralo es muy bonito.
— ¿Y dónde lo vamos a tener? —levanta una ceja— ¿en tu pieza?
— Pensaba en tu casa... además así te haría compañía cuando estés solito —le doy un piquito— yapoo.
— Que noooo.
— Bueno entonces seré mamá soltera —voy a buscar al gatito— o le busco otro papá.
— ¡Ya está bien! —rueda los ojos— manipuladora.
— AAYYY TE AMO —le doy besos por toda la cara.
— Pero que se quede contigo y le enseñai a usar arenero y todo eso.
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Beso de carrete | Tsukishima Kei
FanfictionLa Hana, una foránea que viene desde el sur de chile, llega a santiago a estudiar a la universidad Karasuno. Entre tanto webeo universitario, termina enredandose con un rubio y alto seleccionado de volley, el Tsukishima. Un weon más pesado que la...