14. Vuelta

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Llego a Puerto montt, el aeropuerto está medianamente vacío. Saco mis maletas y ya estoy lista la irme a mi casita.

Mi chofer hoy es el Yuki, mi hermano menor.

— Camina rápido y no miri pa atrás —me quita la maleta cuando lo veo en la salida— apúrate.

— ¿Ah? ¿por? —no le hago caso y me doy vuelta.

Por la rechucha que soy porfia, al darme vuelta veo a los gemelos Miya con mi ex suegra. Ahora los weones tienen el pelo teñido.

— Te dije tonta weona —me pega en el brazo— eri porfia.

— Lo siento —digo amargamente— gemelos culiaos, ni diez minutos en puerto y ya los vi.

— Y agradece que ellos ni te vieron, porque con lo careraja que es el Atsumu es capaz de venir a saludar.

Abro la puerta del copiloto mientras mi hermano sube mi maleta a la parte de atrás, entro al auto y me da por mirar otra vez donde están los gemelos, y pa mi cuea, justo el Atsumu se da vuelta y me ve.

— Vamos —entra mi hermano al auto.

— Me vio —le digo a mi hermano mientras acelera.

— Que paja —hace una mueca— el otro día me topé al Osamu y me saludó, fue raro.

— Meh, si tu y el nunca tuvieron ataos, fuimos el Atsumu y yo noma —me encojo de hombros— ustedes se llevaban bien.

— Bueno sí, es chistoso el culiao —ríe recordando— puta que webiabamos cuando me colaban a los carretes.

— Sí me acuerdo —sonrió— era bacán cuando no habían ataos.

— Ya pero, ¿lo extrañai? —lo miro mal— no te lo pregunto en mala hermana, yo nunca me he enamorao y no cacho po.

— Hay cosas que extraño, con el Atsumu todo al principio fue muy bacan, era mi mejor amigo y casi todas mis primeras veces fueron con el y también hacíamos todo juntos, y en santiago la soledad pega fuerte.

— Cuatico —dobla en ma esquina— pero igual es un perro culiao, te hizo cualquier daño y esa wea no se la perdono.

Tan tierno mi hermanito.

Al rato llegamos a la casa, mi mamá me tiene pancito amasado, saludo a los gatos y dejo mis cosas en mi pieza. Se sintió raro entrar, se ve tan apagada, tan sola.

— Que lindo tenerlos a los cuatro aquí —dice mi mamá mientras toma té— los extrañaba mis pollitos.

— Pero si nos ves todos días —dice el Yuki cagando el momento.

— Puta el weon tonto —el Ran le pega un wate— a nosotros nos ve seguido pero a la Hana nopo aweonao.

— Ah, perdón.

—"Pirdin" —webea el Yuji— aweonao.

— Déjenlo —reta mi mamá— ¿harán algo entrete hoy?

— Dormir —respondo— mi cama me llama.

— Nopoo acompañame a la cancha de futbol —pide el Yuki— tenemos partido con los cabros, es la final

Mi hermano es don deporte, juega a la pelota, al volley, de vez en cuando le da por el basket y el weon hasta se metió al taller de tenis del colegio.

Pulga en el hoyo, nunca se queda quieta.

— Que paja Yuki —hago una mueca y el hace un puchero.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora