41. Pan

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Narra Hana

Último día de clases de este año.

Año culiao intenso, al fin se termina el semestre, vine solo porque debo un control de cuando mis papás chocaron, el profe entendió y me dejó darlo ahora.

— ¿Qué harás ahora en vacaciones amiga? —pregunta la Yachi, estamos esperando a nuestros pololos.

Y sí, digo nuestros, porque el Yamaguchi hace poquito le pidió pololeo oficialmente a la Yachi.

— Ir a puerto nomas creo —me encojo de hombros— igual supongo que vendré algunas veces pa acá.

— ¿Y el Tsukki?

— Se irá de viaje con su mamá y su hermano a europa, como tres semanas y dsp no sé, nos juntaremos creo —levanto una ceja— no pregunté más, con el hecho de escuchar de su mamá ya fue suficiente.

— ¿Tan pesada es?

— ¿Conmigo? sí, es sarcástica pero pesada, no de chistosa, habla sola como tirándome palos y weas así —tomo de mi café.

— Que lata, la mamá del Yams es un amor, me dice hija.

— El Kei es como hermano del Yamaguchi, así que consideraré a su mamá como suegra mejor —webeo y mi amiga rie— ¡Seremos cuñadas!

— Me encanta la idea, si tenemos hijos serán primos —sigue el webeo— pongámosles nombres que combinen.

— Ay el rusio no quiere wawas —hago una mueca— pero yo feliz sería la madrina de tus niños.

— ¿Pero no que curao te dijo "se la mamá de mis cabros chicos"?

— Lo dijo de curao nomas, cuando estábamos en puerto para el 18 y pasamos el susto, le entendí clarito que no quiere wawas —hago un puchero.

— Bueno quien sabe, queda caleta pa es todavía amiga, no tenemos ni veinte años pa andar pensando en esto.

— Toda la razón ¿Sabi que deberíamos pensar? en el carrete que nos vamos a mandar el viernes —sonrío maliciosa— mi tía no le puso ni un color pa pasar la casa.

— ¿A quienes van a invitar? supongo que tu primo quiere a medio chile ahí.

— A todos, literalmente a todos los equipos los invitó —digo riendo— Aoba, Nekoma, Dateko, Ubugawa, Karasuno, Johzenji, sus compañeros de Fukurodani y otros más que no me acuerdo ya.

— ¿Van a dejar la caga?

— La casa por la ventana.

[...]

— ¡YUKI AYUDAMEEEEE! —le grito a mi hermano, vino a santiago por unos días.

— ¿Qué wea queri ahora? —suelta el mando del play.

— Ayúdame a mover las mesas al patio po tonto —lo miro mal— tú también vai a carretear así que mueve ma raja.

— ¿Quien dijo que iba a carretear?

— Ah entonces te encierro con llave en la pieza noma —me encojo de hombros— total, no vai a carretear.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora