20. Extrañar

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Narra Hana

Figuro llorando en la pieza del Bokuto, mientras abrazo la camiseta del Kei.

— ¡Y me termina cuando estoy con la regla! —le pego a la almohada.

— Primita tomate el té porfa que me da miedo que te deshidrati —me hace cariño en la espalda.

— No quiero té, quiero que me pida perdón.

— Haaanaaa —me mira mal— ¿me podi explicar qué te dijo?

Me seco las lagrimas y me acomodo. Le cuento todo, se queda callado varios segundos pensando en que decir.

— Igual... tiene un poco de razón —hace una mueca— no podi estar con alguien si no superai bien a tu ex.

— ¡Pero sí lo superé! a mi no importa nada de ese mono culiao ¿cómo no va a entender eso?

— Tus acciones no van con lo que deci po Hanita —suspira— sé sincera contigo misma y pregúntate por qué rechucha te siguen doliendo las weas del Atsumu.

— No sé poooo ni que fuera adivina.

— Por eso ¡piensalo! —me pega un wate— y ve si de verdad queri en tu vida al Tsukki.

Esto no me ayuda en nada a sentirme mejor.

— Ya oh te haré caso —ruedo los ojos— apaga luego la luz.

— ¿Vas a dormir aquí? —asiento— ya oh, pero si me patiai se echo cagando.

El Bokuto apaga la luz y se mete a la cama, me abraza y me pongo a llorar otra vez. Me empiezo a acordar de todos los momentos lindos que tuve con el Kei y me duele caleta.

Yo quería que este weon fuera el papá de mis cabro chicos.

Ya tampoco tan exagerada, pero sí me ilusioné caleta con algo lindo con el. Más encima todo estaba bien, disque lo animé más en el partido y me termina a los diez minutos el conchesumadre.

Ahora tengo pena y estoy picá. Jirafa miope te odio.

Mentira, lo extraño más que la chucha.

Narra Tsukishima

— ¿Cómo que le diste la cortá? —dice el Yamaguchi.

— Sí ya te dije weon no me hagai repetirlo —le paso un pan con chancho.

— Pero Tsukki —me mira preocupado— ¿no estabai buscando dónde vendieran girasoles pa pedirle pololeo?

— Sí, pero puta... —me paso las manos por la cara— nunca me dijo que habló con el Atsumu, me mintió y me di cuenta que quizás no es el momento.

— ¿Y si ya nunca lo es?

— ¿Ah? ¿Por qué deci eso?

— Fuiste muy drástico... —hace una mueca— ¿Y si ya la Hana no quiere nah contigo después?

— No creo que pase eso —me cruzo de brazos— le dije que cuando se sintiera lista podíamos volver.

— Agh tu no eri ma weon porque no te pagan —frunce el ceño— ya imaginemos que sí aclara sus ataos y todo... pero también podría no querer tener nah contigo po, hay partes que pa sanar se tienen que dejar de lado también.

— ¿Y tu deci que me podría dejar de lado por eso? —asiente— no creo, si los dos estamos más enganchados que la chucha.

—Y tu enganchado y todo la pateaste —levantan las cejas— espero que no la hayas cagado nomas.

No pensé en esa wea.

Nah este otro habla puras weas, con la Hana nos queremos. Tiene que aclarar su mente noma, y mejor que lo haga sola porque yo solo evito que lo haga, no hay que tapar el sol con un dedo.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora