29. Akazawa's

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Narra Hana

— ¿Tienes tu maleta lista? —le pregunto a mi pololo.

Aceptó irse la semana de receso del 18 conmigo a puerto montt. Amenacé a toda mi familia si es que lo hacen sentir incomodo, sé que no lo harán pero mejor prevenir.

— Sí —dice ordenando loza.

— Primero tenemos que ir a dejar mi auto al traslado y después nos vamos al aeropuerto —digo mientras reviso algo en mi celular— Mis hermanos están emocionados de verte.

— ¿Tu auto a qué? no entendí —levanta una ceja— si nos vamos en avión.

— ¿Y tu crei que yo voy a dejar el Hanamóvil botao una semana aquí? —lo miro incrédula— nicagando, pagué traslado, hasta el auto viaja en avión.

— ¿De donde chucha sacai tanta plata? esa wea sale como 400 lucas.

— Only fans —lo webeo y me mira mal— nah, un amigo de mi papá es dueño de la empresa que hace los traslados y me cobra solo el servicio, cincuenta lucas.

— Teni contactos para todo —ríe un poco— ¿que puedo llevar de regalo pa tus hermanos y tus papás? ah, y a tu abuela también.

— Nada —lo miro raro— ni que estuvieran de cumpleaños.

— Pero es un detalle po, me van recibir una semana sin poner ni uno, no me cuesta nada llevarles, no sé, un dulce.

— Van a decir que eri chupapico —levanto las cejas— y créeme que no quieres que mi familia te webee por chupapico.

— Agh ya —rueda los ojos— ¿Iremos a tu casa y después donde tu abuela?

— Síp, desayuno en la casa y después al almuerzo a la casa del campo —me acerco a darle un beso— probablemente tengamos que ir a ver a los animales, puede que eso no te guste mucho.

— Si veo animales todo el día en el club, no creo que haya algo peor.

— Eri pesao con los chiquillos —le pego en el brazo.

Igual me da nervios que vaya al sur, si bien solo le falta conocer a mi abuela, a mi nunca me ha visto en el campo. La Hana de ciudad es un poco distinta a la huasa.

[...]

— WENAAAAA CUÑAOOOO —el Yuki saluda al Kei— mira weon te alcancé, 1.90, medimos lo mismo.

— Yuki, mido 1.91 —le sonríe de lado— te falta un centímetro, te gané.

— Puta la wea —frunce el ceño.

— ¿No me vai a saludar pendejo? —lo miro mal y me abraza, levantándome en el aire— ¡Tampoco es pa tanto!

— Te extrañé hermanita linda hermosa preciosa de mi corazón —me aprieta antes de bajarme.

— ¿Que hiciste?

— Ah, no te puedo extrañar ahora, chao pesa culia —se va a la cocina.

— Hola mi niño —mi mamá saluda al rusio— un gusto que haya venido, me alegro que esté con la Hanita.

Awwww que tierna es mi mamá, la vieran enojada conchetumare.

— Gracias por invitarme —sonríe.

— ¿Y mi papá mami?

— En el super, debe estar por llegar —se seca las manos— vayan a dejar sus cosas arriba y bajan.

Subimos a mi pieza a dejar las maletas, El rusio busca su parka para ponerse encima porque está cagao de frio, yo le dije que se abrigara antes el tonto weon pero es porfiado.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora