25. A ti

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Narra Hana

Otra vez llegué tarde a entrenar, con las pocas ganas que tengo de hacerlo se me fue la hora.

— Hanaaaaa —dice el Ukai cuando me ve entrar.

— Lo séee, te debo un chocolate —le sonrió.

Me tomo el pelo y me pongo las rodilleras, pero una voz que no conozco me distrae. Al otro lado de la cancha hay una mina pasándole los balones al Kageyama.

— Ukai ¿quien es ella?

— Hermana del Daichi, se llama ¿Antari? no sé, es extraña —hace una mueca— ni preguntó si podía quedarse, me cayó mal.

— Ay que eri pesao —digo riendo— es hermana del Daichi, dale una oportunidad.

[...]

NI UNA OPORTUNIDAD A ESA WEONA.

Me cayó como el reverendo pico, primero porque ME IGNORÓ cuando la saludé y segundo, anda muy pegada al rusio.

Debería importarme una raja pero es como si intentara que todos se dieran cuenta que está hablando con el. Además todos son super simpáticos con ella.

Y a la Yachi y a la Kiyoko también las ignora.

¿Qué se cree está aparecida culia?

— Hana, hazle unos pases al Asahi y que el Nishinoya reciba —dice el Ukai.

— Yo lanzo los balones —dice la mina acercándose a donde estamos nosotros.

— No gracias, con el Asahi está bien.

— No te pregunté —me mira mal.

Respira Hana... respira.

— Akari yo lo hago, así calculo bien cuando correr —dice el Asahi.

Gracias Jesús de Karasuno porque te juro que en vez de armar, voy a terminar rematandole en el hocico.

Un rato así y el Ukai nos deja jugar un partido. Kageyama y Tsukishima son los capitanes y van eligiendo con quienes quieren.

Quedamos solo la hermana del Daichi y yo para elegir. Debería elegirme a mi porque su equipo no tiene armador, el Suga se fue antes hoy.

— Akari —dice el rusio.

Miren el conchesumadre.

— Ah perdón, la Antari no juega —dice el Ukai— quédate con la Hana nomas.

— ¿Por qué no? —pregunta el Tsukishima.

— Me llamo Akari, no Antari.

— Bueno eso, porque es de practica el partido, y necesitas armador —sigue el Ukai— Hana, ese es tu equipo.

GRACIAS VIEJO RICO.

— Tocó —digo haciéndome la loca.

El partido dura hasta las 15 puntos, gana el equipo del Kageyama. Tomo mis cosas y parto al camarin a cambiarme de ropa, la Shimuzu y la Yachi me están esperando ahí.

— Me cae como el reverendo pico —susurro por si alguien nos escucha.

— ¡A mi también! desde que la conozco hace dos años, es más florerito —dice la Shimizu molesta.

— El Yamaguchi me contó que tampoco le cae muy bien, y que ella habla harto con el Tsukki y que eso le da mala espina.

— ¿Ustedes creen que se lo esté joteando?

— Sí —dicen las dos al mismo tiempo.

— Tenían que decirme que nooo pooo —me siento en la banca— no ven que me da pena.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora