28. Auto

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Advertencia: capítulo con escenas +18 (lea bajo su responsabilidad)

Narra Hana

Si hay algo que saqué de mi papá, es el gusto a la cocina y a la comida, cual de los dos mas wenos pa esas weas.

Desde que llegué a santiago subí seis kilos ¿Me importa? nop.

Se me han ido al poto y a las pechugas, más rica me veo.

— Papá aquí están los limones para el pie —le paso la bolsa— ¿haremos calzones rotos y pie de limón cierto?

— ¿Qué le gusta a tu pololo?

— Los dos —me encojo de hombros— yo hago los calzones rotos y tu el pie, a ti te queda más rico.

— Ya princesita.

Pongo música a todo chancho en el parlante y nos ponemos a preparar las cosas, pongo pura música ranchera, cantamos a todo pulmón. Menos mal mis tios ni el Bokuto han llegado.

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kei🌙❤️: quieres que lleve algo?
alguna cosa que le guste a tu papá?

nada, tenemos de todo
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Este otro debe estar tiritando.

— Tus hermanos me dijeron que fuera serio y lo mirara mal —dice mi papá riendo— los weones pesaos, lo quieren agarrar pal webeo.

— Y eso que lo adoran —me río— antes tuvimos algunos atados y los weones se preocuparon más por el que por mi.

— Mira los weones traidores —entre cierra los ojos— esa wea no se hace.

— Después ahí anduvieron los weones dándome dulces, tuve espinillas como por una semana de tanto que comí.

Seguimos cantando y cocinando. A mi papá le encanta tener cosas dulces pa la once así que le pone cualquier empeño a su pie de limón. Yo le pongo color a los calzones rotos, voy a terminar de conquistar al rusio por la wata.

Terminamos un poco tarde, yo corro a bañarme y a arreglarme, siento que llegan mis tíos, el Bokuto y el Akaashi, el otro invitado, hoy es el día de los pololos parece, aunque mi papá ya conocía al Akaashi.

Cuando estoy lista, bajo a poner la mesa y justo cuando termino, tocán el timbre.

— Holis —le sonrío a mi bello, lindo y alto pololo.

— Hola —me da un piquito— permiso —dice antes de entrar.

Ay si anda tan caballero LXMGLZNCFK.

Entra y le da la mano a mi papá, está pa sacarle foto a esto, está TIESO, yo creo que llega a crujir el weon. Saluda a mis tios y después a los chiquillos, que tratan de aguantar la risa al verle la cara.

— Rusio, relajate —le susurro— no te vamos a sacrificar y echar a la parrilla.

— Ya mijo ¿Café, te, leche, niuna wea?

— Café me gustaría —dice mientras se sienta.

Mi papá sirve y le empieza a preguntar cosas piolas, qué estudia, qué cosas le gustan, puras weas. Cuando se tira sus chistes huasos todos reímos y eso hace que el Kei se vaya relajando, ya hasta me dio la mano.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora