42. Parcela

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Narra Hana

— Te voy a extrañar mucho —le digo al Kei mientras lo abrazo— no se te ocurra en cambiarme por una italiana flaca y rubia.

— Jamás —me da un beso— prefiero las inglesas.

— ¡KEI! —lo miro feo y se ríe.

— Jamás te cambiaría tonta.

— Más te vale o te corto el pico —frunzo el ceño— ya, ándate antes que tu mamá ponga el grito en el cielo y empiece a decir que no te dejo ir con ella.

— Ya oh —me agarra las mejillas y me da otro beso— nos vemos, te aviso cuando esté en el aeropuerto.

— Tampoco mires mucho a las azafatas.

— Ya amor, no miraré a ninguna mina.

— Ese es mi hombreee grrr —le robo un piquito— ya, chao.

Se baja de mi auto y camina hacia su casa, hoy se va a su viaje de tres semanas por europa con su mamá y su hermano. Yo me quedaré en santiago hasta el finde, para que mi hermano chico termine unos tramites de matricula en fukurodani y después nos vamos a puerto montt.

Paso a comprarle comida al Naruto y me voy a la casa, cuando llego no hay nadie, así que subo a mi pieza nomas.

Quedo sorprendida cuando veo a mi hermano durmiendo con el Naruto en mi cama, me acerco lo más piola que puedo para no despertarlo. La funda de mi almohada está húmeda, este otro se vino a acostar aquí porque estaba triste y se puso a llorar.

Bajo a la cocina en el plato hondo pongo galletas y trozos de chocolate, para darle cuando despierte.

Puta la wea mi bizcochito hermoso está enganchao.

— ¿Hace cuando llegaste? —pregunta cuando abro la puerta de mi pieza— el Naruto estaba maullando mucho así que vine a dormir con el.

— Sipo, seguro fue por el Naruto —le paso el plato— come oh, endulza la vida.

— ¿Tengo los ojos hinchados cierto? —asiento— abrázame porfa.

— ¿Qué le pasó a mi wawito chiquito de 1.90? —lo webeo y se ríe un poco.

— La Emma le contó al pololo lo que hicimos, y me dijo que ya no podíamos ser amigos.

— Reconchetumadre...

— La llamé, traté de convencerla y decirle que jamás volvería a pasar, que fue cagazo de los dos y que yo no quería perderla como amiga —le sale una lagrima— y me dijo que el pololo no me quería cerca de ella y ella no quería terminar con el, así que ya era la wea.

— Puta Yuki —le hago cariño en el pelo— ya llegará una waxita kuromi exótica que te merezca.

— Ojalá hermana, aunque ya no me quiero enganchar nunca más en la vida, las dos veces que lo he hecho he terminado mal —hace un puchero— al menos no tendré que verla tanto al venir a vivir aquí.

— Me da penita, estai igual que yo hace un año, queriendo puro arrancar de puerto para no ver más a alguien —recuerdo y reímos— pero weno, por algo pasan las cosas, esa peuca no es pa ti.

— Ella se lo pierde, le pego mil patas en la raja a la caga fea que tiene de pololo —suspira— ¿Y el rusio rico?

— Con su mamá ya, en un rato se va a aeropuerto —hago una mueca— me dejó las llaves de su casa por si quería ir a estar tranquila un rato.

— UUUUH HAGAMOS CARRETE.

— ¿Estai weon? —levanto una ceja— me termina y de paso la mamá me saca la conchesumare.

Beso de carrete | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora