Envidia
El anochecer cayó sobre Valmeadows, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Me encontraba de vuelta en mi habitación, contemplando el amuleto que había conseguido en el mercado. La pequeña piedra verde con el intrincado diseño de plata parecía vibrar bajo la tenue luz.
Mientras me perdía en mis pensamientos, el amuleto comenzó a brillar con una intensa luz verde. Me quedé inmóvil, observando cómo la luz se intensificaba, iluminando toda la habitación. De repente, el amuleto emitió un destello cegador y luego, como si fuera una pantalla, proyectó una imagen en el aire.
Frente a mí apareció una mujer de oscuros cabellos ondulados y ojos castaños que brillaban con una intensidad misteriosa. Su presencia llenó la habitación de una energía inquietante pero familiar.
—Nyx —dijo la mujer, su voz resonando suavemente, pero con una autoridad indiscutible—. Soy tu madre biológica, y la encarnación de la Envidia.
Mi corazón dio un vuelco. Sentí una mezcla de incredulidad y miedo. ¿Cómo podía ser esto posible? ¿Por qué nadie me había hablado de esto antes?
—¿Mi madre? —murmuré, incapaz de apartar la mirada de sus ojos—. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es este amuleto?
La mujer sonrió con tristeza.
—Este amuleto es un vínculo entre nosotras, un recordatorio de tu herencia. Te he observado durante mucho tiempo, esperando el momento adecuado para revelarte la verdad.
—¿Por qué ahora? —pregunté, todavía asimilando la magnitud de sus palabras.
—Porque Dewhar, nuestro hogar, está en peligro —respondió Envidia, su expresión volviéndose seria—. Las Virtudes nos robaron una reliquia muy poderosa, el Espejo de los Deseos. Está custodiado en el palacio de Sagehaven. Sin él, no podemos protegernos de las amenazas que se avecinan.
La información era abrumadora. Intenté procesar lo que me estaba diciendo. Mi madre biológica, el pecado de la Envidia, necesitaba mi ayuda para recuperar una reliquia. Sentí una mezcla de emociones: miedo, confusión, pero también una extraña determinación.
—¿Qué quieres que haga? —pregunté, mi voz más firme de lo que esperaba.
—Necesito que viajes a Sagehaven y recuperes el Espejo de los Deseos —respondió ella—. Solo tú puedes hacerlo, Nyx.
—Haré lo que sea necesario —dije, mi determinación firme.
Mi madre asintió, su expresión suavizándose.
—Sé que lo harás. Recuerda, el Espejo de los Deseos no solo refleja lo que queremos, sino también quiénes somos realmente. Úsalo sabiamente.
Con esas palabras, la imagen de la mujer comenzó a desvanecerse, y la luz verde del amuleto se disipó, dejando la habitación en penumbra nuevamente. Me quedé allí, sosteniendo el amuleto, sintiendo el peso de la misión que se me había encomendado.
El destino de Dewhar estaba en mis manos. No sabía cómo lo haría, pero estaba decidida a recuperar el Espejo de los Deseos y proteger a aquellos que dependían de mí. Por primera vez en mi vida, sentí que tenía un propósito, una razón para luchar.
Salí de mi habitación y me dirigí al claro del bosque, donde solía reflexionar. El cielo estaba ahora lleno de estrellas, y una suave brisa agitaba las hojas. Me senté en una roca, mirando hacia el horizonte, pensando en lo que me esperaba en Sagehaven.
—Anielka —murmuré, pensando en la chica que siempre había admirado y envidiado. Ahora entendía que mis sentimientos eran más complejos de lo que había creído. ¿Qué pensaría ella de todo esto? ¿Podría confiar en ella con mi secreto?
La misión era peligrosa y arriesgada, pero sabía que no podía hacerlo sola. Necesitaría toda la ayuda posible, y quizás, solo quizás, Anielka podría ser una aliada en esta aventura.
Con estos pensamientos en mente, me preparé para el viaje que cambiaría mi vida para siempre. La búsqueda del Espejo de los Deseos sería solo el comienzo de mi verdadero destino.
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El Resurgir del Pecado
FantasySiete desconocidos, siete almas que comparten un mismo destino. Siete historias unidas por un bien mayor. ¿Sabrán distinguir el bien del mal? ¿Podrán descifrar quién es el verdadero enemigo? Esta es la historia de los hijos del pecado, siete jóvenes...