El Resurgir del Pecado

Epílogo

El sol se alzaba sobre un Dewhar herido. Las cicatrices de la batalla eran visibles en cada rincón del paisaje, pero entre las ruinas surgía una nueva esperanza. En un refugio escondido en las montañas, los sobrevivientes se reunían, sus corazones llenos de determinación y coraje.

Drystan se erguía frente a los demás, su mirada fija en el horizonte. Las heridas de la batalla aún estaban frescas, pero su espíritu permanecía inquebrantable. Maeve y Reed, de pie a su lado, compartían su determinación. Eiran, con Althea a su lado, parecía más fuerte y más resuelto que nunca. Nyx y Anielka, con sus manos entrelazadas, proyectaban una unión inquebrantable.

━Hemos perdido mucho━ dijo Drystan, su voz resonando en el silencio. ━Pero aún tenemos algo por lo que luchar. No dejaremos que Dewhar caiga en la oscuridad.

Maeve asintió, sus ojos brillando con una furia contenida. ━Encontraremos una manera de detenerlos. No importa cuánto tiempo nos lleve.

Eiran, tomando la mano de Althea, agregó: ━No podemos cambiar el pasado, pero podemos luchar por el futuro. Juntos, somos más fuertes.

Mientras discutían sus próximos pasos, un anciano misterioso apareció en la entrada del refugio. Sus ojos centelleaban con sabiduría antigua, y su presencia irradiaba una calma inusual.

━Hay una profecía━ dijo el anciano, su voz suave pero firme. ━Una que habla de la caída de los Pecados y el renacimiento de las Virtudes. Pero para cumplirla, necesitaréis algo más que fuerza y coraje. Necesitaréis sabiduría y sacrificio.

Los protagonistas intercambiaron miradas, un nuevo sentido de propósito brillando en sus ojos. La lucha estaba lejos de terminar, pero ahora tenían una nueva esperanza, un nuevo objetivo.

Y así, mientras el sol continuaba su ascenso, un nuevo amanecer se alzaba sobre Dewhar. Los héroes, unidos por el destino y fortalecidos por sus lazos, se preparaban para enfrentar el desafío final, con la esperanza de restaurar la paz y la justicia en su mundo.