Mavie
En tanto me preparo para calzarme los patines, noto la figura de Galan acercándose. Su presencia me toma por sorpresa, antes de que pueda reaccionar, él ya está ayudándome a ajustar los patines.
—¿Lista para la competencia?—pregunta terminado de atarlos.
—Estoy un poco nerviosa, pero sí, arreglada—Galán me ofreció su mano con un gesto seguro.—Ven, vamos a practicar un poco.
Sin dudarlo, tomé su mano, mientras daba mis primeros pasos en la pista, guiada por él. Galán y yo comenzamos a deslizar sobre el hielo. Sus movimientos eran precisos y seguros, guiándome sin esfuerzo. Nos sincronizamos con facilidad, girando y acelerando en perfecta armonía.
—No sabía que eras tan buena en esto—sus ojos brillaron con admiración.
—Solo he practicado un poco.—Me achique de hombros ocultando mi rubor.
—No, en serio, Mavie—insistió, mirándome.—Eres maravillosa en la pista de hielo. Tienes una habilidad natural.
—Gracias, eso significa mucho—experimento un cálido cosquilleo en mi interior—Galán.
—Eres magnífica Mavie—me ofreció su mano nuevamente. —¿Otra vuelta?
Cassian
Fijé la vista en la puerta por donde salió, siguiendo a ese insecto. La sola idea me golpeó como el retroceso de una Glock 19. Agarré las llaves de mi Mercedes. Sé dónde está, y nada ni nadie me impedirá alcanzarla. Apenas salí del edificio, me subí al Mercedes y encendí el motor, aceleré por las calles de la ciudad, sorteando el tráfico. La adrenalina recorría mis venas mientras el paisaje pasaba a toda velocidad por las ventanillas. No me importaba nada más que llegar.
Estacioné el auto con elegancia, ajusté mi traje negro, me puse unas gafas negras de sol y bajé del carro, no antes de ser detenido por un pobre anciano en sus últimos días de vida.
—Lo siento, señor, no puede entrar sin patines —me dice el guardia educado, pero no me importa.
—¿Quién te pidió tu maldita opinión? —le espeto. El tipo da un paso atrás, incómodo, no se mueve sigue en su sitio.
—Es la política del lugar, señor.
—¿Tus políticas? —no lo mire—. Me importan lo mismo que tú. Hazte a un lado o te aparto yo. No tengo tiempo para tonterías.
Me hierve la sangre al ver a Mavie patinando con otro hombre, intercambiando sonrisas y risas. Un nudo se forma en mi estómago y aprieto los puños con fuerza, sin detener la ira dentro de mí. Observo desde lejos cómo se deslizan juntos por la pista de hielo, ¿y ese mediocre quien se cree?
La crueldad de mis propios pensamientos me hostigan durante los veo disfrutar juntos, deseando poder arrancarla de su lado y reclamar lo que considero mío.
¿Mío? ¿Acaso te has vuelto loco, Cassian? me reprocho a mí mismo en silencio, sacudiendo la cabeza para alejar esos pensamientos irracionales. Sé que no tengo ningún derecho sobre Mavie, pero la sensación de celos y posesión sigue ahí, retorciéndose en mi interior como una serpiente venenosa.
Los celos me oprimen el pecho, alimentando una furia sorda que amenaza con desbordarse en cualquier momento. No puedo soportar la imagen de Mavie junto a otro hombre.
—Ese inútil será hombre muerto—sentencie.
Mavie
Llego exhausta después de un agotador día en la pista de hielo y me encuentro con el abogado en medio de la sala, sentado con un traje negro que parece resaltar su presencia en la habitación. Su postura rígida y la seriedad en su rostro me hacen preguntarme qué está pasando.
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"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}
RomanceQuizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez c...