"Celos"

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Mavie

Comienza a cocinar sin camisa es muy guapo. Su presencia tan cercana, su piel al descubierto, me hace sentir incómoda. Trato de mantener la rigidez, pero la visión de su cuerpo musculoso despierta sensaciones que preferiría no enfrentar. Me obligo a apartar la mirada y a concentrarme en cualquier cosa que no sea su físico, es difícil ignorar su sensualidad en cuanto continúa cocinando.

—No me gusta que me miren Mavie.

¡Cielos ya me atrapó!

—No lo estoy mirando señor.—mentí.

Desvío la mirada y tomo un papel y una pluma, inicio a hacer una lista de cosas que quiero para mi vida. Minutos después, el abogado coloca un delicioso plato frente a mí y se sienta enfrente mío.

—Este desayuno no está quemado, al menos no como el que estabas preparando.

—Tocaste un punto sensible ahí.

—Si el zapato te queda—me miró impasible.

Le giro los ojos con exasperación y me centro en mi lista de deseos. No obstante, veo de reojo cómo él echa un vistazo a mi lista y luego me la quita de las manos.

—Regresemelo es mio.—exijo.

—Que tenemos aquí. ¿Una lista de deseos?

—Si, eso a usted no le importa. Devuélvemela Cassian.

El abogado lee el primer deseo y su expresión cambia, volviéndose molesta. Sus cejas se fruncen y sus labios se agitan procesando la información.

Cassian

Le arrebato la lista de las manos. Parece una niña aún creyendo en genios y deseos concedidos. Cuando leo el primer deseo, "quiero un novio", Distingo cómo la ira crece dentro de mí. El concepto de que su primer deseo sea tan trivial y superficial me irrita profundamente.

—¿Quieres un novio?—articule incrédulo.

—¡Claro que quiero uno! ¡Es algo necesario! ¡Quiero tener un novio, señor!

Dejé caer el papel con fuerza, el peso de sus palabras sobre mis hombros era fastidioso. "Quiero un novio", dijo en voz baja. Esas simples palabras se repitieron en mi mente, desatando unos celos enfermizos ¿Quiere un novio? No, tendrá tal cosa.

Mavie

El arrojó el papel al suelo y me miró enfadado. Resultaba patente que mis acciones lo habían enfurecido, y aunque me sentí intimidada, también me di cuenta de que no podía retroceder.

—Oiga, son mis cosas, ¿está loco?—le reclamó.

—Deberías ponerte a estudiar. En vez, de estar pensando en novios.

—No me diga qué hacer con mis cosas. Tener un novio no afecta mi capacidad para estudiar.

—Supongo que si estás tan preocupada por tener un novio, es porque te falta algo más emocionante en tu vida, ¿no? Tal vez deberías ocuparte de encontrar eso en lugar de desperdiciar tu tiempo en relaciones superficiales.

—¡No tienes derecho a decirme cómo vivir mi vida! ¡No eres mi padre ni mi dueño!

—No, no lo soy. Pero al menos alguien debería preocuparse por tu bienestar, aunque tú no lo hagas.

—No te estoy pidiendo, que me cuides. ¡No te metas en mi vida!—le grité.

—No lo entiendes ¡maldita sea!—golpeó la mesa con furia, y el estruendo repentino me sobresaltó.

Se puso de pie con brusquedad y, sin decir una palabra más, se dio la vuelta y abandonó la cocina. Su salida fue como una ráfaga de viento, dejándome confundida.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora