"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}

"Italia"

Cassian

Llegué tan rápido como pude. Tony ni siquiera estaba enterado de esto, maldición, luego me culpan y yo soy el malo. El títere de Roxan se encontraba fuera de la casa de esa mujer, no me acuerdo cómo se llamaba. ¿Y a este qué le picó?

—Has tardado demasiado, Cassian.

—Te rememoro, pelele inestable, que no soy tu amigo.

—Mejor deberías estar agradecido conmigo que te concedo casarte con mi hija.

—Con tu permiso o sin él, me habría casado con mi mujer. No necesito tu consentimiento.

Me mira con el mismo odio que le devuelvo. Si no fuera mi suegro, le daría un vuelo sin regreso al cielo.

—Mavie debería pensar mejor en casarse contigo.

—En vez de estar pidiendo eso, que no se dará, deberías amarrar a tu cabra alegre. Es un peligro para mi mujer, y si no lo haces tú, lo haré yo.

Se quedó pensando; al muy estúpido le gusta la morena esa. ¿Quién sería tan tonto para no darse cuenta de que se muere por ella?

—Disculpen que los interrumpa —habló Tony— pero hay hombres a punto de bailarle desnudos a las señoritas. Señor Rostov, ¿sabía usted que esos hombres están muy fornidos?

Mierda, Tony sabía dónde encender mis celos. Roxan se unió a mí y ambos cruzamos la puerta.

Un segundo más y esos malditos tocan a mi mujer.

—Le llegas a poner un solo dedo a mi mujer y te exploto la maldita cabeza.

Mavie

Los chicos retrocedieron alarmados. Cassian allegó a mí y me levantó de la silla, poniéndome detrás de su espalda.

—Si desean seguir con vida, lárguense de mi vista, ahora —aseveró, y ellos salieron corriendo.

—Son gays —intervino Laury— No hay nada de malo en ser espectador.

Cassian no la miró, sabía que si le decía algo la haría sentir mal.

—Laury, no ayudas. Vamos afuera —mi padre la tomó del brazo y se aparto con ella.

—Bebé, no ha pasado nada, respira.

—Si no hubiera llegado, esos tipejos te habrían bailado. Mavie, sabes lo celoso que estoy en estos momentos.

—Te juro que no lo sabía, fue algo inesperado.

—Te creo, vida. Tu amiga es un peligro abundante para ti.

—Ella es así —me puse de puntitas y lo besé— Gracias por no herirla.

—Sé cuán importante es para ti. Me controlé, pero una próxima vez, no lo dejaré pasar, Mavie.

Laury

Me sacó casi a tropezones de la sala. Mis amigos se fueron espantados, no pensé que me saldría tan bien. El plan parece que ha funcionado, porque aquí mi cuarentón presente está que chispea.

—Soy toda oídos.

—¿Qué te pasa, Laury? ¿Acaso me quieres hacer perder la cabeza?

—Ofrezco mi cama, aunque es muy pequeña, pero aguantará un poco, todo depende de lo duro que seas.

—No estoy jugando, Laury, te estoy hablando en serio.

—Yo también, y me estoy pasando de sincera. Un día me dices que no deje que el doctor me bese, y al otro día no me conoces. Perdóname, pero ni soy un juego ni me centro en algo que no es para mí. O es mío o no es de nadie.