Extra ll "Amores de papá"

34.2K 2.1K 435
                                    


Cassian

Por más que los años pasen, Mavie Rostov siempre será mi debilidad: mi mujer, mi esposa, la mujer de la cual estoy más enamorado. Tenemos tres diabólicos hijos. Mi pequeño Cassiel cumplió tres años y mis princesas doradas, siete. Esas niñas y su madre me tienen en sus manos. Mi hijo me tiene celoso, no me deja tocar los pechos de su madre. Se los voy a quitar, ya está bueno, yo también necesito atención.

¿Qué si he matado por celos? Llevo casi 200 muertos mal contados. No se me puede juzgar, soy un ser muy creativo.

Mis hijas me tenían como su esclavo personal, yo hacía su voluntad. Su madre me tiene preso y ellas me tienen a sus pies. Caixia me pintaba los labios con algún tipo de gloss, así se llamaba esa cosa según ella. Maliah me peinaba el cabello haciéndome moñitos. Quien me viera en estos momentos me desconocería. ¿Dónde está el poderoso y cruel Cassian Rostov? No, no está; con mis hijas y mi mujer soy otro, un adorador.

—Papi, quédate quieto, los moños se me están cayendo —dijo mientras peinaba mi cabello.

—Está bien, princesa, continúa.

—Papi, no hables, te estoy pintando los labios —expuso molesta—. Quedarás como un lindo príncipe.

—Excelente, niñas, ustedes mandan. Luego será hora de dormir.

Ambas asintieron sonriendo. Desde que tenían tres años les dejo hacer conmigo lo que quieran; son mis niñas. Tanto como a su madre, no les puedo decir que no.

Treinta minutos después, terminaron conmigo. Parezco un payaso, pero verlas reír y felices hace que haga lo que sea por ellas. Me miran con esos grandes ojos grises; mis hijas son idénticas a mí. El pequeño Cassiel sacó los ojos de mi mujer, luego es otro clon mío. Besé la frente de mis hijas y las arropé.

—Papi, un cuento para dormir.

—Como todas las noches, papá —sonrió mi pequeña Maliah.

—Muy bien, niñas. Había una vez un rey malo que vivía en un castillo. Ese rey se enamoró de una plebeya rebelde que lo metió en problemas.

—Esa plebeya es mamá —rió Caixia.

—Shhh, no lo digas, que nos escucha. —ambas rieron.

—¿Qué pasó después, papi?

—Ese rey no sabía cómo decirle a ella que estaba enamorado. Había un insecto patinador en su camino.

—¿Y cómo se deshizo de ese insecto, papi?

—Lo fumigó a él y a otros: un vendedor de agua, un repostero, un muñeco Ken. Que conste, al muñeco Ken no le hice nada.

Ellas se rieron.

—¿Nos vas a cuidar así como a mamá, papá?

—Sí —besé sus mejillas—. Nadie las hará llorar, absolutamente nadie romperá sus corazones porque se las verá conmigo.

—Te amamos, papá —dijeron al mismo tiempo.

Esto era amar y ser amado. Mis hijos me aman, mi mujer me ama. Soy amado y pertenezco a una familia, mi familia.

—Yo las amo más, niñas.

—Nunca te vayas de nuestro lado, papá, por favor.

—Jamás me iré de su vida. Cassiel me ayudará a cuidarlas. Los amo a los tres, como a su madre.

Con un último beso dejé a las niñas en su habitación. Fui directamente a la mía y encontré a mi mujer, cada vez más buena y hermosa, en una mecedora dándole pecho a Cassiel. Apreté mis puños; ya estaba bueno, él estaba muy grande para eso. Me acerqué a ellos y ella me miró y se rió.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora