"Un paseo por Estambul"

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Mavie

Turquía es un país hermoso y colmado de cultura. Caminábamos por el malecón, donde las gaviotas volaban. Había personas vendiendo comida en las calles, niños jugando, ancianos tomados de la mano. Por un momento me detuve a pensar en cómo sería llegar a viejo con el amor de tu vida.

Demet me sonreía a cada minuto, emocionada enseñándome la hermosa ciudad de Estambul. Detrás de nosotras, siempre a un paso, estaban los guardaespaldas de ella y, discretamente, dos metros detrás de mí estaba Tony. No lo conocía bien, y apenas había hablado con él más allá de lo que le dije esta mañana.

—Mavie, tienes que ver la Mezquita Azul en Estambul. Es impresionante.—me interceptó ella.

—¿Por qué se llama así?—Sondeé con atención

—Porque su interior está decorado con más de 20,000 azulejos azules. Tiene seis minaretes y está justo frente a Santa Sofía.

—¿Es un lugar de culto?

—Sí, es una mezquita activa, pero también es muy popular entre los turistas. Combina la arquitectura islámica y bizantina, sereno y hermoso por dentro.

—Definitivamente quiero visitarla, Demet.

Caminábamos por el lugar, admirando asombradas el sitio. Turquía es encantadora.

—Tienes mucho tiempo de novia con Cassian.

Detuve mis pasos al escucharla.

—Vamos a cumplir un mes.

—Nunca pensé que él fuera de los que le gustaran las relaciones amorosas.

Aunque Demet fuera una joven muy curiosa y me inspiraba confianza, no me confiaba del todo. Cassian me había advertido: estamos en un territorio desconocido y peligroso. No quiero que, por una estupidez mía, él se ponga en peligro o afecte su trabajo.

—Yo tampoco —corté el tema—. Demet, me gustaría montar bicicleta. Vamos.

No me gustaba hablar de mi vida privada, y mucho menos de mi novio.

—Andando.—tomo mi mano—Montaremos bicicleta.

Cassian

La sangre en mi camisa persistía aún en mi cuerpo. Había limpiado mis manos, pero esa mancha rojiza seguía en mi tórax. Las puertas volvieron a abrirse, dejando entrar a una mujer morena de ojos verdes, cabello negro y piel canela. Cuando ella se giró hacia los cuerpos en la sala, volvió a ojearme con una sonrisa. Yo no le sonreí. No tengo modales, ni me interesa presentarlos a otra persona que no sea mi mujer.

—Abogado de la mafia —dijo la morena de ojos verdes.

—Dilara Kaya.

—Bienvenido, Cassian Rostov.

—Una bienvenida digna de mí —señalé los cuerpos inertes—. Muy ingenioso de tu parte.

—Eres el mejor, y yo lo reconozco —me sonrió fríamente—. Mi esposo necesita que lo saques de la cárcel. En dos días es el juicio, Cassian.

—Estará libre, de eso no hay duda.

—Nunca pierdes, abogado de la mafia —me giré hacia Alexandra; se me había olvidado que estaba aquí—. Sigues siendo el mismo demonio candente.

—Sigo siendo el mismo diablo sin clemencia alguna —le devolví, cansado de sus juegos de seducción.

—Alexandra, pide que recojan estos cuerpos. Déjame a solas con el abogado.

—Sí, madrina —me guiñó un ojo—. Nos vemos, Cassian Rostov. Bienvenido a Turquía.

Le lancé una mirada asesina. Ella y los hombres de Dilara abandonaron la sala, dejándome solo con la morena de ojos verdes.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora