"Encuentro"

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Mavie

En la mañana madrugué temprano. Me regresaré a Estados Unidos por mi cuenta. Con cuidado hice mi maleta y partí de la habitación, pero no avancé mucho antes de encontrarme con Tony, quien se encontraba en la puerta como el soldado que aparentaba ser. Anoche no dormí nada, lloré, me lo esperaba, pero no me lo merecía. Cassian salió de la otra habitación. Sus ojos intentaron buscar los míos, no lo miré. Ya todo se dijo anoche entre nosotros y no hay más que aclarar.

—Pienso regresar a los Estados Unidos por mi parte—le comuniqué.

—No lo harás sola, regresarás conmigo, te guste o no —se aproximó a mí, pero di un paso hacia atrás impidiendo que me tocara—. Mavie...

—No me toques, por favor, quédate lejos de mí.

—Anoche yo...

—Fuiste sincero, y no pienso culparte por eso. Tony —miré a mi escolta—, si pienso regresar con el señor Rostov, te pido que no se acerque por favor.

Rodé mi maleta y él se quitó de la puerta, permitiéndome salir. Una vez afuera, lloré.

—Eres tú, bebé —roce mi vientre— y eso no cambiará nunca.

Cassian

Las horas de vuelo han sido una tortura sin poder tocarla ni estar cerca de ella. No iba a dejar que viajara sola, ahora que no solo se trata de ella. Desconozco lo que le dije anoche, no me acuerdo. La cabeza me duele mucho y mis recuerdos están borrosos. Lo último que memorizo es haber hablado con el gusano de mi padre. Su mirada estaba perdida en la ventana del avión. Quisiera leer sus pensamientos y saber qué piensa. Me odio, porque ella no tiene la culpa, es mía; aún si no quiero hablarlo, esta situación me mata. No sé qué hacer.

—Señor —Tony me desvió de mis pensamientos—, la señorita anoche lloró mucho, no esperaba su reacción.

—Yo tampoco la conocía. —expresé franco—. No quería esto para ella.

—Pero ya está, señor, y no hay nada que pueda hacer.

—¿Y si muere por mi culpa, Tony?

—No, no lo hará, señor. Es joven y ella lo ama. Debería ser directo con la señorita y contarle sus miedos, para que ella entienda por qué su rechazo hacia el bebé.

Volví a mirarla. No me quiere cerca y es mejor así. No sabía qué decirle, podría herirla con palabras.

—Te perdono, Tony —lo miré penetrante—. Tienes una sola oportunidad, no me falles.

—Mande usted, señor Rostov, no pienso fallarle nunca más.

—Cuida de mi mujer —hice una breve pausa— y de mi hijo que crece en su vientre.

Por más que doliera; lo reconozco es mi hijo.

—Lo haré con mi vida, señor. Otra cosa importante: el señor Roxan Montes está de vuelta en la ciudad. Lo más seguro es que la señorita Mavie quiera irse con su padre.

—Por ahora dejaré que se vaya con él, hasta que yo decida qué hacer respecto a esto.

—Cumpliendo sus órdenes, señor Rostov.

—No te descuides de mi mujer, Tony. Manténme informado de cualquier cosa.

—Noche y día.

Me relajé en mi asiento, era imposible dejar de pensar en ella. Una hora de vuelo pasó y regresé a su lugar. Sostenía un libro de maternidad; sabrá el diablo dónde lo encontró. Retiré el libro de sus manos y acomodé el asiento hacia atrás para que no se lastimara el cuello. Mis manos recorrieron su rostro suavemente.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora