Mavie
Mis ojos estudian su expresión y no estaba jugando. Su lengua, paso con sensualidad sobre mis labios activando la humedad en mi centro que pide su atención a gritos.
—Mavie. Estoy esperando mis bragas—exige.
—Estás loco, estamos en público.
—¿Me las das tú o te las quito yo?
Manteniendo su mirada, deslice mi mano por mis piernas y alcance el elástico delgado de mis bragas. Las desplace por mis muslos, hasta llegar al talón de Aquiles. Las arranque de un tirón, mordiéndome ambos labios. Las envolví en mis puños, y se las puse en su mano.
—Buena niña—sonrió llevándose mis bragas, hacia su bolsillo—Espero que seas silenciosa.
Se ubicó frente a mí, en su mano llevaba un aparato que mire con desconfianza.
—¿Qué instrumento sexual es?—podría ser inocente en el sexo. Pero no ingenua.
—Una consola vaginal. También conocida como bolas, vaginales o anales.
—¿Vas a meter eso por mi culo?—desencajé la mandíbula. En ese instante, él metió el dispositivo en mi boca, mojándolo de mi saliva.
—No—lo situó en medio de mis piernas—Lo voy a meter en tu vagina vida.
Exhalé profundamente cuando lo sentí meterse profundo en mi centro. Arqueó la espalda, entreabro mi boca; intente cerrar las piernas pero el, no lo permitió.
—No te atrevas pequeña.
—Es muy profundo—procure expresarme.
—Pero placentero ¿Confías en mí?—escurrió su lengua por mi oído.
—Si—jadee.
—Vas a desayunar con eso puesto—continuó—Luego te la voy a meter en el baño público de mujeres.
—Eso es descarado—gemí alto llamando el interés de las personas a mi alrededor—Cassian...
—Soy un sinvergüenza—se alejó de mí—Grita vida. Deja que sepan que eres mía.
Una mujer trajo la comida y la depositó en la mesa, luego se retiró deseándonos buen provecho. El chico de antes le había cogido miedo a Cassian. Comencé a desayunar incómoda, molesta por la manera en que mi novio sonreía con malicia y jugaba con el tenedor en sus labios excitándome.
—¿Inquieta mi amor?
—Un poco duele.
—Te acostumbrarás al dolor—mordió una fresa, y mi mente me jugó sucio—Termina tu desayuno. Quiero mi postre favorito.
El desayuno terminó. Cassian me ojeó y de un santiamén me alzo de una mano nos dirigíamos al baño de mujeres que gracias; al cielo se encontraba solo. El cerró la puerta detrás de él, y me incorporo en el mostrador cerca de un gran espejo. Separa mis piernas, como el experto que es, saco el dispositivo de mi vagina y volvió a meterlo en mi boca.
—Saborea—cumplí y chupe haciendo círculos.
—Mi postre favorito es este—estimulo mi clitoris—Voy a comerte el coño vida.
Posiciono sus manos en mi trasero y me atrajo más a él. Mi coño quedo a pequeños milímetros de su cara. De forma inopinada incluyó su lengua, en mis paredes vaginales aspirando con ímpetu. Fomentó mi clitoris desde lo alto hasta lo bajo; empuñé mis dedos en su cabello. Su lengua me estaba matando, y no era precisamente amable.
—Ahhh—liberé un jadeo exagerado.—Cassian...
Chupó, mordió, succionó mi clitoris hinchado. El espasmo del clímax, se aproximó y un grito liberador me corrí en su boca. Él no dudó en sorber el flujo, despojó los dedos de su cabello en busca de aire pero me lo detiene. Súbitamente retoma en mi boca, y me besa, mis manos buscan desesperadamente su polla desabrochando su cremallera.
ESTÁS LEYENDO
"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}
RomanceQuizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez c...