Cassian
Ella se queda en silencio una vez que termino de curar su herida. Se levanta rápidamente, pero tropieza con el botiquín de primeros auxilios y cae entre mis brazos. Sus labios están a milímetros de los míos, sus ojos grandes brillan mientras su mano descansa en mi cuello. El color de sus labios, es carmesí llama a gritos a los míos, y me encuentro cegado por el deseo que arde dentro de mí. Con el pulgar, trazo suavemente el contorno de su labio superior y la atraigo hacia mí, acercándola lentamente a mi boca.
—Señor—musita.
Ignoró su gemido silencioso, incapaz de pensar en algo más que no sea besarla. Me encuentro abandonado en los brazos de una mujer. Me inclino hacia ella, decidido a brindarle el beso más apasionado que haya experimentado. No hay espacio para la contención; el deseo me embarga por entero, y mi único anhelo es hacerla mía.
—Pequeña mía—susurre sobre sus labios.
La maldición del sonido de mi teléfono interrumpe, y lo maldigo en silencio por su abominable timing. Lo omito; mi urgencia es besarla o perderé la cordura, pero el celular suspende mi acción. Mavie, nerviosa, se pone de pie y carraspea, rompiendo el hechizo momentáneo.
¡Diablos!
—Te... te agradezco por tu ayuda Cassian me iré a duchar.—nerviosa, Mavie se escabulle de la sala y se arrastra hacia el baño principal.
Frustrado, me paso una mano por la cabeza. Tenía a Mavie tan cerca, pero el maldito teléfono interrumpe siempre los momentos importantes. Tomo el dispositivo, con la urgencia de destrozarlo en mil pedazos. Al mirar la pantalla, sin otra opción, respondo a regañadientes.
—Te concederé un maldito, minuto Montes—ladre cabreado.
—Te he estado llamando constantemente y nunca respondes. ¿Dónde estás todo el tiempo?
—Mi vida privada no es asunto tuyo ni de nadie más.
— ¿Cómo está mi hija? Espero que la estés cuidando bien.
¿Bien? Claro que está bien; el único que está mal soy yo. Que quiero, anhelo, abrirle las piernas sobre mi escritorio y darle la mejor follada de su vida.
—Tu hija está bien, si tanto te preocupas por ella, ¿por qué no la cuidas tú mismo?
Así me ahorras las fantasías eróticas que tengo con ella; pensé.
—Solo es cuestión de que firme, unos contratos con los Rusos. Pronto iré por Mavie.
—¿Pronto? ¡Deberías haberlo hecho hace mucho tiempo! No puedo seguir haciéndome cargo de ella.
Me la terminaré follando en mi cama. Cosa que nunca he hecho con nadie.
—No te preocupes tanto, Cassian. Todo a su debido tiempo. Y no olvides que estás siendo bien compensado por tus servicios., ¿quién más podría cuidar de ella tan bien como tú?
—¡No puedo seguir esperando!—estalle—Tienes que actuar más rápido. Y sobre la compensación, no es solo por el dinero. Mi paciencia tiene un límite.
—¿Por qué siempre eres tan cruel, Cassian?
—Soy la crueldad en persona Roxan. Siempre has sido una molestia en mi vida.
—Solo cuídala. Te lo pido como un favor, de un amigo.
—No soy tu amigo, no me pidas favores.
No soy amigo de nadie y nunca lo van a entender. Si me la quiero tirar, no habrá conciencia que me remuerda no soy su amigo, y tampoco su familia. Si quiero algo, lo consigo, sin importar quién salga herido en el camino.
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"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}
RomanceQuizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez c...