"Mi primer beso"

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Cassian

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Cassian

No reprimí más mi deseo, no cuando cada fibra de mi ser se inclina hacia ella, buscando, reclamando, necesitando. Desesperado, la estampó contra la pared, devorando su boca ferozmente, anhelando más a cada segundo. Deseaba poseerla y ella no se negó ni me alejó, permitiéndome continuar.

Lastima por ella, no tenía intención de detenerme. El ardor subía por mi sistema, oscureciendo todo mi ser. Levantó una de sus piernas alrededor de mi cintura mientras ella jadeaba. Incapaz de seguirme el ritmo, temía no ser nada cuidadoso.

No era cuidadoso. Era un maldito enfermo sexual, y ella una virgen sin experiencia ¿Te estás volviendo loco Cassian?

La culpa me asfixiaba. Me aparté de ella, tratando de recuperar el aliento. La besé sin su permiso, impulsado por mis celos retorcidos. Maldición, ahora me odiará, y no quiero que sea así. No ella. No soportaría su desprecio. Ya he perdido por amor antes, y no puedo permitirme perder otra vez.

La miré; su respiración era rápida y sus labios estaban hinchados. Aparté la vista y me dirigí directamente a mi oficina, incapaz de enfrentar lo que acababa de hacer.

Ingrese a mi oficina y me apresuré a la pequeña mesa que descansaba en una esquina, con botellas de whiskey encima. No me molesté en buscar un vaso. Abrí la botella y me la llevé a los labios, bebiendo como si fuera agua.

—Soy un completo estúpido—me senté de golpe—Un pedazo de porquería ella me odiara lo hará.

Perdí la noción de las horas. Me encontraba varado y embriagado, mirando la quinta botella vacía sobre la mesa. Reí con odio, recordando mi infierno personal que resurgía cada vez que me emborrachaba. La cicatriz en mi costado, me hace vivir ese recuerdo sin pena alguna.

Años atrás...

Cassian

Retorne en casa todo golpeado después de una pelea que tuve en la universidad con Hades Montesco, ese hijo de perra. Mi padre estaba en la sala, como siempre, con un periódico en las manos. Parecía una figura patética y fúnebre. Intenté escabullirme hacia las escaleras, ignorándolo, pero uno de sus guardaespaldas me agarró del brazo. Antes de que pudiera reaccionar, ya estaba frente a mi padre. Sin levantar la vista del periódico, empezó a hacer preguntas.

—¿Por qué llegas golpeado otra vez? —fórmula sin apartar la vista del periódico.

—Decidí que quería un nuevo look.

—Tu sarcasmo barato no llegará a nada, Cassian —dijo, finalmente levantando la mirada—. Vas a aprender a comportarte.

—¿Y cuál es el plan, padre? ¿Vas a darme una lección con tus gorilas?

—Haré algo mejor —relató, una sombra de crueldad cruzando su rostro. Luego, se volvió hacia sus hombres—. Llévenlo al sótano.

Los guardaespaldas me agarraron con fuerza y me arrastraron hacia la puerta del sótano. Me ataron como si fuera un pedazo de carne, mis manos colgando del techo y sin camisa. Azriel, mi padre, bajó los escalones y se acercó a la chimenea donde descansaba el hierro de marcar. Sacudí mis muñecas. Mi padre no era gentil ni amable, al menos no conmigo. Me propinaba golpizas mortales cada vez que se le antojaba, hasta que aprendí a defenderme. Ya no se le hacía fácil golpearme.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora