Mavie
El dolor no me dejaba respirar. Era una contracción tras otra y no soportaba el dolor; estas niñas me estaban rompiendo por dentro. Cassian se había alejado para hacer una llamada.
—¡Cassian, te necesito, idiota! ¿Dónde estás?
Vino a mí lo antes posible, sostuvo mi mano y la apreté tanto que le troné los dedos.
—Amor, el hospital está muy retirado. He llamado al personal médico, estarán aquí en unos minutos.
—¡Qué minutos ni qué nada! Tus hijas me están matando—lloré—Por favor, bebé, me duele.
Al ver mis lágrimas, él se hincó ante mí y me limpió las mejillas.
—Amo a mis hijas, pero verte llorar así no se los perdono. Amor, no llores.
—Es tu culpa por haberme embarazado de dos—sollozaba—Es tu culpa.
—No te quejabas cuando las hicimos. Mejor deberías estar agradecida de que son dos en vez de tres.
—Te odio, te odio.
—Y yo te amo. Los médicos no llegarán a tiempo, no dejaré que sigas llorando. Abre esas piernas, voy a traer a mis hijas a este mundo.
—No eres médico, Cassian, no sabes qué hacer.
—Sí sé qué hacer. Estuve leyendo, y el muñeco Ken me dio algunas prácticas—me cargó en sus anchos brazos—. Iremos al manantial; ahí traeremos a nuestras hijas.
Cassian
La conduje al pequeño río que se encontraba a unos metros de la casa. La ubiqué en el agua y le abrí las piernas. Ella respiraba con dificultad. Cada contracción la estaba matando. Y me odiaba por eso. Creo que solamente vamos a tener a estas niñas.
—Duele, duele...
—Respira conmigo, vida, respira.
—Joder, sácalas ya.
—Tus gritos histéricos no me están ayudando.
—No me grites—empezó a llorar—Soy yo la que se está muriendo.
—Perdón, pero me haces perder los nervios, mujer. Separa más las piernas y comienza a pujar.
—Son las últimas hijas que te doy.
—Estoy de acuerdo, no quiero verte sufrir otra vez.
—Eres hombre muerto, Rostov—se aferró a mi brazo mientras gritaba—¡Ahhhh!
—¡Puja, maldita sea puja!
Mavie, pujó con presión. Las primeras gemidas de nuestra bebé se escucharon. Finalmente, mi primera hija nació.
—Ahí está una—le dije en tanto tomaba a la pequeña, limpiándola con cuidado.
—Una más, amor, una más —le animé ella seguía pujando.
—Te odio Cassian Rostov.
Impulsa con agonía, nuestra segunda hija llegó al mundo. Las lágrimas de Mavie eran de felicidad y las mías por igual.
—Las tenemos—agregó, sonriendo entregándole a las bebés a mi mujer.
Mis hijas son hermosas iguales a su padre. Si, pasé varias horas haciéndolas. Mis herederas Rostov.
—Te amo, Mavie. Lo has hecho increíble.
—Y yo a ti, Cassian. Esto ha sido lo más difícil y hermoso de mi vida.
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"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}
RomanceQuizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez c...