Quizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez c...
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¡Feliz domingo de los Rostov!✨
Queridas lectoras, ustedes saben que esta historia terminó en el capítulo 60. Sin embargo, los extras son algo aparte, fuera de la trama principal. Gracias por seguir leyendo, y aquí les dejo otro capítulo más con los Rostov.
Con dedicación,
Mei🖤
Cassian
Dejé las llaves encima de la mesa. Aún eran las 6 de la mañana; los niños dormían. La cabeza me dolía, al igual que el jodido cuerpo. Los guardias de seguridad rodeaban la casa. Como pude, llegué a mi dormitorio. Me saqué la camisa, me quité los zapatos, quedando en boxers. Reparé en la cama: bajo las sábanas blancas, mi preciosa mujer dormía. Su cabello largo descansaba en la almohada, su piel quedaba al descubierto. Mi amigo despertó al devorarla con la mirada.
Escucharla respirar es lo único que me mantiene de pie en este maldito mundo. Caminé hacia la cama y me metí bajo las sábanas. Tomé la cintura de mi mujer y la atraje hacia mí, oliendo lo bien que huele tras enterrar mi nariz en su cuello.
—Bebé —susurra dormida—, ¿por qué llegas a estas horas?
—Es culpa de Tony, vida mía. —Ella se giró y sus ojos azules me acorralaron.
—¿Dónde estabas con Tony, Cassian Rostov?
—Fuimos a un bar.
—¿Un bar?
—Sí, juro que no pasó nada, solo unas mujeres se me—. No me dejó seguir y se levantó molesta de la cama.
—Mavie, amor —no tuve más opción que levantarme yo también—. Las corrí, me conoces, sería incapaz de engañarte.
—Fuera —señaló la puerta. Es nuestra primera pelea—. Sal.
—No estarás hablando en serio, vida.
—Vístete y sal de mi habitación.
—Nuestra habitación, Mavie Rostov.
—Bien, quédese en su habitación, señor Rostov.
Intenté alcanzar su brazo, pero ya se había ido de la habitación. Cuando está en sus días es peligrosa; no tenemos sexo por culpa del jodido periodo, mi mujer nunca me había hecho una escena de celos.
—Me gusta—miré por donde se fue—Me encanta mi mujer celosa.
Mavie
No tenía por qué sentir celos. Yo confío en él; nunca me ha dado motivos para desconfiar, siempre es directo y sincero. En estas semanas estoy sensible y todo me altera. Sí, lo quieren escuchar: estoy celosa, muy molesta de que otras mujeres rodeen lo que es mío. Mío es Cassian Rostov.
—Mami —la voz dulce de Calix me trajo de vuelta a la realidad—, ¿por qué estás triste?
—Está más bien enojada, hermanito —se unieron las gemelas—. ¿Todo bien, mami?
