Cap. 10: Malos pensamientos"

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Hermione abrió sus ojos… tenía todo el pelo alborotado en la cara, alzó el rostro y miró a todos lados, se estremeció cuando vio una ancha espalda con suave piel blanca expandiéndose un par de alas negras transparentes, las runas y siglas extrañas en la espalda brillaban… suerte que ese ángel oscuro tenía puesto sus pantalones

Ella medio alzó su rostro y se dio cuenta que estaba casi orillada a la cama, con un brazo colgando y boca abajo sobre el colchón, sintió frió en el trasero y se percató que estaba desnuda, lanzó un respingo y se jaló al fondo de la cama cubriéndose mientras miraba azorada a Draco que ocultaba sus alas y se volvía a verla

El rubio sonrió con ironía y se cruzó de brazos, mientras esperaba que estallara, pero Hermione estaba en shock ¡Por Merlín! La posición en la que estaba, mostrando todo su trasero y desparramada en la cama

-Como se que recuerdas absolutamente todo lo que hiciste, dijiste y realizaste, no me puedes echar la culpa de que te violé o abusé de tu candidez- se apresuró a decir antes que ella trepara en las paredes - me suplicaste, yo no quería, te ibas a ir a buscar quien te calmara y eso podría haber provocado que terminaras con los vampiros, los lobos, elfos haciendo tremenda orgía

Hermione respiraba agitadamente, maldito efecto secundario del polvillo, en vez de que su mente se mantuviera borrosa, la claridad de los hechos era cruel y ella sentía que le ardía la cara, era como una película lo que su mente reproducía, desde que oliera la flor hasta cuando Draco la había dejado exhausta en esa posición

-El polvillo es cruel, de nada serviría encerrarte para que no salieras, el efecto no pasa hasta que tu cuerpo se haya satisfecho, ha habido casos en que pueden llegar a enloquecer, ha habido casos extremos en que se han muerto al meterse cosas que no deberían para calmar la calentura

Hermione tembló…

-Así que no te preocupes… no te puedes quejar… la pasaste muy bien ¿Soy o no buen amante?

-¡Cínico! – chilló Hermione aventándole una almohada

-¿Para que te cubres y te escondes? Ya conozco todos tus rincones Granger, fuiste muy explícita con lo que querías… Esta bien, lo reconozco, no estás despechugada… y que buen movimiento de caderas ¿Cuándo repetimos?

-¡Largo! – Gritó la castaña y Draco salió estirándose… justo a tiempo porque Harry entró en calzoncillos, el rubio se había puesto su camisa y le miró con curiosidad, esas marcas él las conocía

-¿Pasaste por las ninfas?

-¿Eh?

-¡Si señor! Harry Potter, bienvenido… ¿Qué buena fiesta verdad?

Harry no dijo nada, se fue directo a su habitación mientras que Draco se metía a su habitación y se recostó en la cama mientras el recordaba a Hermione y su estado febril y sexual ¡SI! No negó que lo había llegado a calentar terriblemente y que en un momento fue sexo salvaje, la vulgar impura si que sabía ser una real hembra…

En tanto…

Kirian estaba furioso, su plan no había resultado y ya los demás machos sabían que al hijo de Oberón las cosas no le habían resultado y aparte, se les había adelantado por lo que cada uno ya planeaba lo que quería hacer para que Luna cayera y entregara ese tesorito, esas tres gotitas de sangre que eran lo que todos ansiaban como premio

-¡Se me ha ocurrido algo Pusaki!

-A ver Casiopea, dime tu gran idea…

-Usaremos parte de nuestros hechizos… he notado que a la hechicera el que le interesa, porque la he visto espiarlo, es a Cedric…

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