cap. 31 y 32

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Cap. 31: “Nadie lo esperaba”

Scorpius había salido de compras a Diagon, no había querido llevar a Rose porque no quería que se ajetreara demasiado, aún tenía que recuperarse y bueno, deseaba que su mujercita terminara con un buen embarazo, el ansiaba que su bebe ya naciera, no sabía que sería aún, pero sin duda, no sería el primero, quería tener muchos hermosos niños aunque… aunque no sabía que haría porque temía que en cualquier momento fuera regresado a su lugar de origen

Apenas había comenzado la caminata de tiendas de bebés y embarazadas cuando de pronto algo llamó su atención, en un pequeño parquecito en medio de Diagon, sentada y casi oculta entre dos viejos árboles, había una mujer sentada, la cual parecía muy triste y se notaba que lloraba, no le hubiera prestado atención si no es porque la reconoció en ese momento

-¿Señora Weasley? – Murmuró al reconocer a Astrid y no pudo obviarla, sentía su pena y su tristeza, se acercó lentamente y ella ni siquiera reparó en él

No le gustó sentir tanta tristeza y pena a su alrededor, por un momento no supo ni que decirle, pero tuvo ganas de consolarla, finalmente era su suegra, como una mamás sustituta, sin duda, su deber era hablarle y bueno, hacer lo correcto

-Señora Weasley – susurró Scorpius y ella alzó la mirada, poseía los ojos más tristes que había podido ver en una mujer y le rompió su corazón, las lágrimas hacían brillar sus ojos y notó a quién le había heredado Rose sus ojos

-¿Tú? – Murmuró Astrid al verlo

-¿Se siente bien señora? ¿Puedo ayudarle en algo? La siento muy mal…

-No me siento bien – jadeó con voz baja mientras sus lágrimas pendían de sus pestañas y caían sobre su rostro de modo deprimente

-Déjeme ayudarla – Le dijo Scorpius y le tomó las manos – La noto mal, cansada, agotada… creo que necesita dormir ¿No ha dormido verdad?

-N-No…

-¿Me acompaña?

-R-Rose… ¿La has visto?

-Iremos con ella – susurró Scorpius mientras le tomaba del brazo, Astrid aún estaba abrumada por la noticia, su razón no terminaba de cavilar esas ideas, como que aún su cerebro estaba embotado por todo lo sucedido

Cuando Scorpius apareció con Astrid en medio de la fastuosa mansión Malfoy, Rose se sorprendió de ver a su madre, pero luego, notó que algo no iba bien, estaba como ida, se acercó a ella se abrazaron con fuerza

-Que bueno que estás bien – Murmuró Astrid sin mucha emoción, estaba ensimismada – estaba preocupada por ti

-¿Mamá? ¿Qué te pasa? – Le tomó Rose el rostro para verle mejor, algo no andaba bien

-Mira que gordita estás – le sonrió grotescamente y con un nudo en la garganta

-Mami, me asustas ¿Qué te pasa, que tienes?

-Nada – y las lágrimas volvieron a saltarle – Nada – Estallando en llanto y Rose la abrazó, su madre tenía algo más, estaba pasando por un mal momento, recordó a Duma, quizás él tendría que ver, a lo mejor nada bien le había salido con ese romance

Entre Rose y Scorpius la llevaron a una habitación, Rosie le puso una batita y la arropó, le dieron una pócima para que descansara y el sueño la venció casi de inmediato, su hija no se fue de su lado, la estuvo cuidando por largo tiempo, preguntándose que le había pasado

-La encontré en un parquecito, estaba muy triste… lloraba... dices que ya no está con tu padre, quizás eso le esté afectando

-No – negó Rose – Mamá ya no estaba con papá pero andaba con alguien más

GÓTICO... Seducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora