- Vamos allá. - Wednesday se rió suavemente al ver a Enid saltando por la habitación sobre un pie, tratando de ponerse las zapatillas. La menor se rió y se arrojó sobre la cama, ajustándose finalmente su segunda zapatilla.
- ¿Donde vamos? Preguntó Enid, inclinando la cabeza hacia un lado. Se miró los cordones de los zapatos confundida, antes de volver a mirar a Merlina.
- Al centro comercial -, le informó Wednesday, arrodillándose y atando los cordones de los zapatos de Enid. - Necesitas zapatos nuevos. Y ropa.
- ¿Necesario? - Enid frunció el ceño, mirando sus zapatillas. A ella le parecían perfectas.
- Prácticamente le arrancaste agujeros a esas zapatillas, se rió Wednesday, levantándose y haciéndole un gesto a Enid para que la siguiera. - Además, necesitas un casco de invierno. Aunque estamos en enero, el invierno no parece que vaya a terminar pronto.
- Oh -, Enid asintió una vez y estudió el rostro de Wednesday. - Estás enojada conmigo?
Ahora le tocó el turno a Merlina de estar confundida. - ¿Enojada? - Merlina arqueó una ceja. - ¿Qué te hace pensar que estoy enojada contigo?
- Fui mala. - Enid negó con la cabeza y siguió a Wednesday por el estacionamiento. Tan pronto como llegaron al auto, la niña más joven suspiró y se sentó en el asiento del pasajero.
- ¿Te refieres a anoche? - preguntó Merlina, mientras salían del estacionamiento. Enid asintió vacilante.
- Lo arruiné todo - Enid arrugó la nariz. - ¿Por qué soy así?
- Porque eres tú, - Wednesday levantó los hombros y entrelazó sus dedos con los de Enid. No negaría que Enid era diferente. La chica ya lo sabía. Wednesday sólo quería asegurarse de que Enid no debía disculparse por quién era.
- Y soy estúpido. - murmuró Enid, sacudiendo la cabeza y mirando hacia abajo.
- Nid - suspiró Merlina. - No eres estúpido. - Esta conversación se había vuelto frecuente últimamente.
- Pero yo no... - gruñó Enid y apartó la mano de Wednesday. - No quiero hablar ahora. - Dijo sacudiendo la cabeza y presionando su frente contra la ventana.
Suspirando, Wednesday volvió a poner la mano en el volante. No estaba segura de que nada de lo que dijera convencería a Enid.
El resto del camino fue prácticamente silencioso. Enid no entendía la tensión entre ellos. ¿Estaba Merlina enojada con ella? La chica había estado irritada con ella la noche anterior.
Enid entrecerró los ojos. Todos debían estar enojados con ella. No entendieron. Respiró hondo, como le habían dicho que hiciera cuando se sintiera ansiosa.
- Aqui estamos. - Dijo Merlina en voz baja, entrando a un espacio vacío. Enid levantó la cabeza y estudió el gran sitio que tenía delante. De repente se puso nerviosa.
En el momento en que salió del auto, corrió al lado de Wednesday y la agarró del brazo. Lo último que quería era separarse de la otra chica. merlina fue su seguridad, su salvadora. Sin ella todo era diez veces más aterrador.
Wednesday miró a Enid, mordiéndose el labio mientras guiaba a la otra chica más pequeña hacia el centro comercial. - No voy a ninguna parte, Nid. - Ella rió suavemente. Miró a Enid y Wednesday pudo ver el nerviosismo en su rostro.
- Vamos, aquí hay menos gente. - Wednesday guió a las dos hasta la primera tienda de ropa que encontró. Enid se relajó un poco después de merlina cuando comenzó a buscar entre las perchas.
- Para ti. - Se rió Enid, quitando un par de orejas de gato de uno de los maniquíes y mostrándoselas para que Merlina las viera.
Merlina arrugó la nariz y sacudió la cabeza, recogiendo las orejas de gato y colocándolas donde Enid las había encontrado. - De todos modos, no haremos ninguna compra para mí. Estamos intentando encontrar ropa para ti
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wenclair - Yellow
RandomWednesday Addams odiaba a Enid Sinclair, pura y simplemente. Por supuesto, ¿quién podría culparla? Enid había sido quien leyó los mensajes privados del miércoles frente a toda la cafetería, empujándola a salir del armario. Wednesday se había ido a N...