otra vez!

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Wednesday se despertó a la mañana siguiente con una cama vacía. Le tomó unos segundos recordar los acontecimientos de la noche anterior y, cuando lo hizo, rápidamente se sentó y examinó la habitación. Enid no estaba allí.

-¿Enid? - Llamó levantándose y caminando hacia la puerta de su habitación. Se escuchó un crujido detrás de ella cuando iba a abrir la puerta. Deteniéndose por un momento, Wednesday se dio vuelta lentamente, luego de darse cuenta de que la fuente del ruido provenía de su armario. Con cautela, abrió la puerta y sus ojos se abrieron cuando vio a Enid.

- ¡¿Qué estás haciendo?! - merlina se sobresaltó. Se agachó y tomó su cuaderno de bocetos de las manos de Enid, mirando a la más baja. - ¿De dónde sacaste eso?

- Me pareció. - Se puso de pie sonriendo ampliamente. La chica más alta frunció el ceño cuando vio las manos de Enid manchadas con marcador.

- Es mio. - resopló Wednesday, caminando de regreso a su cama y abriendo la primera página vacilante. Su enfado aumentó cuando se dio cuenta de que Enid había cubierto cada uno de sus bocetos con garabatos sin sentido. Horas y horas de arduo trabajo se fueron por el desagüe.

- ¡¿Qué diablos estabas pensando?! - gritó merlina, arrojando su cuaderno de bocetos al otro lado de la habitación. Golpeó la pared, enviando papel por todos lados. Enid instantáneamente se encogió y se tapó los oídos.

-¿Sabes cuánto tiempo le dedico a esto? - continuó Wednesday cruzándose de brazos y mirando a la chica menor.

- Ellos son bonitos. - Enid asintió, caminando para recoger uno de los dibujos que Merlina había tirado al suelo.

- Eran preciosas, Enid, hasta que las arruinaste. - dijo merlina enojada. - Como las flores. ¿Qué te dije acerca de dejar las cosas bonitas en paz?

Enid se limitó a mirarla fijamente durante unos momentos, antes de caminar hacia la chica con el dibujo en sus manos, sosteniéndolo frente a su cara para que ella lo viera. Wednesday gruñó y apartó el dibujo de su cara.

Confundida, Enid inclinó la cabeza hacia un lado. - ¿mer?

- Ese no es mi nombre. - La voz del merlina era baja. - No quiero hablar contigo, sal de mi habitación. - Refunfuñó, señalando hacia la puerta.

Enid dio un lento paso atrás, todavía sosteniendo el dibujo. - Lo siento mucho. - Levantó el papel, dándole a Wednesday una mirada suplicante.

- ¡No me importa! - espetó Wednesday, agarrando a Enid por los hombros y empujándola hacia el pasillo. - Déjame en paz. - Advirtió, cerrando la puerta en la cara de la chica más baja, asegurándose de que estuviera cerrada con llave. Esperó hasta que el sonido de pasos se alejó de su habitación y volvió a caer sobre su cama.

El cuaderno de bocetos de merlina era su posesión más preciada. Nunca dejó que nadie lo tocara y mucho menos lo abriera y dibujara sobre él. Meses y meses de arduo trabajo ahora eran inútiles. La chica de ojos negros se sentó y miró la colección de papeles esparcidos por el suelo. Debería haber pensado mejor en dejar a Enid en su habitación.

Con un suspiro de frustración, Wednesday se levantó de la cama y comenzó a recoger todos los papeles que habían quedado en el cuaderno. Todo parecía ser sólo garabatos sin sentido. Llegó a cada uno de sus dibujos para ver si Enid había conservado uno o dos de sus bocetos.

Por supuesto que no lo hubo. Cada página estaba garabateada. Sin embargo, un dibujo en particular le llamó la atención. Sus rasgos a medio terminar de ayer. Parecía que Enid había intentado terminarlos, añadiendo flores encima de las que Wednesday había dibujado a lápiz. La niña cerró los ojos y suspiró, volviendo a guardar los dibujos en su libreta y metiéndolos en su mochila.

Merlina acabó quedándose dormido una vez más. Solo se había quedado dormida durante unos minutos y momentos después la despertó Divina tocando la puerta.

- ¿Dónde está Enid? - Llamó divina desde afuera de la habitación. Wednesday bostezó, se secó los ojos y se acercó para abrir la puerta. Divina estaba del otro lado con una expresión de preocupación en su rostro cuando notó que Enid no estaba en la habitación con Wednesday. - Pensé que estaba contigo.

- Ella estaba. - Merlina se encogió de hombros. - Hasta que destruyó mi bloc de dibujo, así que le grité y le dije que se fuera.

El rostro de Divina mezclaba multitud de emociones. Ella entendió a merlina, sabiendo todo lo que Enid le había hecho. Pero al mismo tiempo estaba preocupada por Enid y un poco sorprendida de que merlina la echaran.

- Pues, genial. - Divina levantó las manos. - La perdimos por segunda vez en dos días. - La chica más alta se llevó la palma a la frente y suspiró con frustración.

- Ella no es nuestra responsabilidad. - murmuró merlina, apoyándose en el marco de la puerta. Divina levantó la cabeza y miró a la otra chica.

- Mira, Wandinha. - Ella suspiró. - Sé que todavía estás enojado con ella por lo que hizo... yo también. - Divina miró al suelo y luego giró hacia merlina. - Pero algo ha cambiado y no quiero que salga sola y se lastime, o algo peor. Al menos hay que admitir que esta Enid es muy diferente de aquella chica que conocimos en el instituto.

Wednesday puso los ojos en blanco y se encogió de hombros. - Sí lo que sea. - Quiso cerrar la puerta una vez más, pero Divina metió el pie para impedir que Wednesday lo hiciera.

- Tienes que encontrarla. - Dijo la chica con firmeza.

Wednesday abrió la boca para protestar, pero Divina la miró con determinación. Refunfuñando, Wednesday giró sobre sus talones y fue al baño, se lavó los dientes y se dio una ducha rápida, tomó una gorra de su cómoda y se la puso en la cabeza. Alcanzando las llaves de su mesita.

¿Podemos dejarla en algún lugar o algo así? - murmuró merlina, pasando a Divina, bajando las escaleras.

- No quisiste decir eso. - Gritó Divina y Wednesday puso los ojos en blanco, pero permaneció en silencio porque sabía que la otra chica tenía razón. Divina continuó bajando las escaleras, buscando asegurarse de que la chica de ojos negros realmente había salido del apartamento.

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 wenclair - YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora