bajo la lluvia

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Wednesday sabía que sus amigos no tendrían éxito si intentaban seguirla, caminó frente al pequeño parque, siempre venía aquí cuando necesitaba pensar.

La chica de ojos negros sabía que debía darle una oportunidad a Enid, pero era muy difícil. Cuando miró a la niña, vio a la misma persona que había leído sus textos privados en voz alta frente a toda la escuela. Debería tener resentimiento hacia la chica, ¿verdad?

Pero al mismo tiempo, la Enid que había aparecido en su puerta era completamente diferente. Todos sus amigos sabían que algo estaba pasando, pero ninguno tenía idea de qué era.

-gruñó Wednesday, sentándose en un banco al fondo del parque y alisándose el pelo con la mano. Levantó la cabeza y se detuvo un momento. Unas margaritas, un poco alejadas, llamaron su atención. Era un milagro que todavía sobrevivieran, considerando el frío que hacía a medida que se acercaba el invierno. Inmediatamente, Wednesday sacó su pequeño cuaderno de su mochila y sostuvo el lápiz entre los dientes mientras pasaba a una página en blanco.

La razón por la que a Wednesday le encantaba dibujar es que podía capturar la esencia de un momento. Le gustaba tener que tomarse tiempo y estudiar, conocer cada curva y línea, cada iluminación y sombra, cada pequeña imperfección. Así descubrió la belleza en las cosas.

Comenzó con el tronco curvando las margaritas, asegurándose de resaltar el brillo del sol contra la hierba alrededor de las flores. El lápiz rascando el grueso papel trabajando a una velocidad impresionante. Su cabello cayó frente a su cara y se tomó el labio inferior entre los dientes en concentración.

Su mano se congeló mientras miraba hacia arriba. Su vista de las flores había sido bloqueada y Wednesday reconoció inmediatamente su camisa.

- Enid, ¿qué es...? - La voz de Wednesday se apagó cuando Enid se giró, sosteniendo un puñado de flores. Las margaritas que había dibujado el miércoles estaban ahora en manos de Enid. La chica parecía más que satisfecha consigo misma. El más alto felizmente levantó flores para que las viera merlina.

- Los encontré. - Enid sonrió ampliamente, acercándose a Merlina y prácticamente arrojándole las flores en la cara. -espetó Wednesday, alejando las manos de Enid de su cara, lo que provocó que las flores cayeran al suelo.

- Ay. - Murmuró Enid, inclinándose hasta el suelo para recoger cada flor, individualmente, y comprobando si las flores estaban bien. Wednesday se cruzó de brazos y se paró frente a la rubia.

-¿Por qué tomaste las flores? - resopló merlina, arrojando su libreta a su mochila. Enid se levantó y abrazó las flores contra su pecho.

- Había muchas flores. - Sonrió mirando las margaritas y riendo.

- Sí, ¿y adivina qué? - preguntó merlina sin esperar respuesta. - Acabas de matarlos. - La niña señaló el trozo de hierba donde Enid había encontrado las flores.

- ¿Qué? - susurró Enid, mirando las flores. Se arrodilló junto al trozo de hierba vacío y llamó suavemente. - Oh.- Murmuró, sacudiendo la cabeza.

- A veces basta con admirarlo desde lejos. - merlina suspiro -

Enid miró la hierba por un momento, tratando de mirar a Wednesday a los ojos. - ¿Como usted? - Preguntó, inclinando la cabeza hacia un lado, como un cachorro confundido.

Merlina simplemente puso los ojos en blanco. - Adiós, Enid. - Murmuró, recogiendo su bolso y alejándose antes de que la chica tuviera oportunidad de decir algo más. Enid se quedó mirando a Merlina de pie, esperando que la chica de ojos negros se convirtiera en un punto en la distancia.

La niña volvió a mirar las margaritas y las colocó delicadamente a su lado. Pasó los dedos por la hierba, sintiendo el resto de las flores de donde las había cortado.

- Estúpido. - Dijo sacudiendo la cabeza y golpeándose la frente un par de veces. Estúpido. - Repitió, tomando una de las flores e intentando volver a poner la flor en el suelo.

- Malo. - Ella suspiró. Sus manos temblaban de frustración mientras intentaba levantar la margarita y colocarla en el suelo una vez más. - Mal muy mal. - Sacudió la cabeza rápidamente y continuó intentando mantener la flor en pie.

Una gota de agua en su espalda hizo que Enid se sobresaltara. Miró al cielo, tratando de entender de dónde venía. De repente, otro, y luego otro, y otro, hasta que fueron demasiados para que la niña pudiera contarlos.

- Ay. - Murmuró. Inmediatamente se agacha, recoge las flores y las sostiene contra su pecho. Sacudió la cabeza, buscando un lugar donde las gotas de agua no la lastimaran. Lo más grande que encontró fue el bosque y luego caminó con las flores en la mano, tropezando en medio del bosque.
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Merlina acababa de quedarse dormido cuando alguien apareció de repente en su habitación. Regresó a casa y se fue directamente a la cama, con la intención de mantener sus pensamientos alejados de Enid. Desde que dejó a la niña en el parque, ella era lo único que ocupaba su mente.

-gruñó Wednesday, sentándose y mirando directamente a la figura en su puerta. - ¿Qué es lo qué quieres? - Bufó, frotándose los ojos y mirando a Yoko.

- ¿Dónde está Enid?

- ¿Como yo voy a saber? - Merlina lanzó las manos al aire.

- La dejé veinte minutos en el cuarto de Divina para hacer un trabajo y, cuando regresé, ella ya se había ido, merlina, muy lejos. - Yoko negó con la cabeza y suspiró con frustración.

- La última vez que la vi fue en el parque. - Se encogió de hombros, pasándose la mano por el pelo. - Tomó las putas flores que estaba dibujando.

Yoko respiró hondo. - Vale, ¿dónde estaba ella?

-En las afueras del bosque, donde hay un banco y... - Merlina se levantó y encendió la luz. Parpadeó un par de veces hasta que se acostumbró a la luz. - ¿Por qué eso importa?

- Porque podría haberse perdido merlina. - Yoko se rió ante la falta de respeto de Merlina hacia otra chica. - Sin mencionar que afuera está lloviendo a cántaros. - Merlina arqueó una ceja, bajando una de sus cortinas y dándose cuenta de lo horrible que era la tormenta.

- Ella puede cuidarse sola. - Wednesday se encogió de hombros, intentando no preocuparse por Enid. Por alguna razón, ya estaba empezando a sentirse mal por la forma en que trataba a la chica. Pero Wednesday no había olvidado lo que hizo y seguía diciéndose que odiaba a Enid.

- Esto es indiscutible. - murmuró Yoko, apoyándose en el alféizar de la ventana junto a Wednesday. - ¿Divina sabe algo? - La chica más baja negó con la cabeza.

- Consigue tus llaves. - Yoko asintió hacia la puerta. - Te lo explicaré mientras vamos a buscarla.

- se quejó merlina. Pero por alguna razón, tomó la llave de la mesa y siguió a Yoko. Pensó que era lo mínimo que podía hacer por Enid. salir bajo la lluvia a buscarlo.

 wenclair - YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora