cuadro

401 37 5
                                    

- ¿Crees que Maia estará allí hoy? - Preguntó Enid, apresurándose a alcanzar a Wednesday mientras se dirigían al frente del edificio. Ya era la primera semana de febrero y las cosas fluían entre ellos de forma natural.

A excepción de la creciente amistad entre Enid y Maia.

- Ella siempre está ahí. - Merlina se encogió de hombros. No pudo evitar sentir celos. Wednesday era muy consciente de que no podía tener a Enid para ella sola, pero también temía que Enid pudiera reemplazarla fácilmente.

- Oh..- Se rió Enid, encontrando la mano de la mujer mayor y pateando una piedra mientras caminaban. - Ella me gusta. Ella es graciosa.

- Yo se. Ya me dijiste eso. - murmuró Merlina, abriendo la amplia puerta del edificio.

Enid la miró confundida ante el repentino cambio de humor, pero rápidamente corrió para seguirla hasta el salón de clases.

- ¡Hola, Enid! - Uno de los chicos la saludó con la mano. Enid sonrió y caminó hacia él, golpeando su puño y haciendo un ruido de explosión. De alguna manera, en las clases a las que asistía, logró hacerse amiga de casi todos los estudiantes de la clase. Wednesday observó con amargura durante unos momentos.

En cierto modo, la niña mayor estaba orgullosa de Enid. Y es cierto que debería estar feliz por el progreso de Enid. Pero con este avance también llegó la preocupación de Merlina. Deseaba que fuera más fácil proteger a Enid, pero ahora mismo, la rubia necesitaba su libertad.

Enid saludó a otro grupo de estudiantes y miró alrededor de la sala en busca de Merlina, caminando hacia ella.

- ¿Qué estás pintando? - preguntó Enid, acercando un taburete al lado de Wednesday. La chica de ojos negros miraba distraídamente una pantalla en blanco.

- Todavía no lo sé. - Wednesday se encogió de hombros, mirando la paleta de colores que tenía en la mano. - ¿Qué debo pintar?

- Hmm...- Enid se inclinó hacia adelante y apoyó la barbilla en el hombro de Wednesday, para poder estudiar la pantalla de cerca. - Pinta un tigre

- ¿Un tigre? - Merlina arqueó las cejas. - Yo no sé como....

- Puedes hacerlo. - Enid sonrió y besó el rostro de Wednesday, quien suspiró y negó con la cabeza.

- ¡Sólo para ti! - Susurró suavemente, sabiendo que no podría resistirse a la rubia. Enid juntó las manos y sonrió ampliamente.

- ¡Yo te amo! - Tarareó, inclinándose y plantando un beso en la mejilla de Wednesday antes de desaparecer por la habitación. La niña más Grande se mordió el labio, mirando sus pinturas y luego el lienzo.

Mientras tanto, Enid sonrió feliz mientras se dirigía a la mesa de Maia. La niña parecía concentrada en algo, por lo que Enid tranquilamente acercó un taburete a su lado y observó durante un minuto dos, poniéndose el gorro sobre la cabeza.

-Enid, mira. - Toby tomó un gran trozo de arcilla, sosteniéndolo por encima de su cabeza y dejándolo caer sobre su mesa. Cayó con un ruido sordo, aplanándose un poco. Enid saltó, pero se rió cuando se dio cuenta de que no era ofensivo.

- ¿Quieres intentar? - Toby sacó otro trozo de arcilla. Enid asintió mientras hacía rodar el material hacia el otro lado de la mesa, pero Maia extendió la mano para detenerlo antes de que Enid pudiera agarrar la arcilla.

- Vamos a hacer un lío enorme. Ya haces suficiente por todos nosotros. - Se rió, señalando el exceso de arcilla que cubría su ropa. Enid frunció el ceño.

- Pero quiero intentarlo. - Dijo con calma, señalando la arcilla y luego a Maia, esperanzada. La otra chica pensó por un momento antes de levantarse, indicándole a Enid que esperara antes de desaparecer al fondo de la habitación.

 wenclair - YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora