Guerra de harina

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Merlina se despertó cuando un peso se levantó de la cama. Antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, escuchó pasos apresurados que salían de la habitación.

- ¿Qué...?- Wednesday se sentó atontada, frotándose los ojos y mirando alrededor de la habitación. Enid no estaba allí. Inhalando profundamente, Wednesday rápidamente se quitó las mantas de las piernas. Ella miró el reloj. 12:15. Apenas habían dormido una hora completa.

-¿Enid? - Merlina levantó la voz, tratando de ignorar su cansancio y caminando hacia la puerta. -¡¿Enid?! - Llamó más fuerte al no escuchar respuesta. Justo cuando estaba a punto de salir de la habitación, escuchó unos pasos rápidos subiendo las escaleras.

Enid apareció en lo alto de las escaleras, sosteniendo una pantalla de tamaño mediano y corriendo hacia Merlina. A medida que la rubia se acercaba, Wednesday se dio cuenta de que había lágrimas corriendo por su rostro.

- ¿Qué sucedió? - preguntó rápidamente Wednesday, dando un paso adelante en cuanto Enid colocó el cuadro en las manos de Wednesday.

- Yo olvidé. - Enid negó con la cabeza y dio un paso atrás. - Soy estúpido. Disculpame. - Miró al suelo secándose frenéticamente los ojos con la manga de su sudadera.

- ¿Tu que? - preguntó Merlina mirando el cuadro que había encontrado hacía unos días.

Todavía se le puso la piel de gallina.

- Fue un regalo. - Enid dio un paso adelante y señaló el cuadro. - Para ti. Pero es muy tarde. - Suspiró y hundió la cabeza entre las manos. No quería que Merlina viera que estaba llorando.

- ¿Por qué es demasiado tarde? - Wednesday estaba confundida, usando su mano libre para quitar las manos de Enid de su rostro. - ¿Por que estas llorando? Esto es hermoso, Enid. - Miró la pantalla que tenía en las manos.

Fue para el día de San Valentín. - Enid se mordió el labio y dejó que Wednesday secara sus lágrimas. - Pero yo... Es demasiado tarde.

- Oh, cariño..- Wednesday sacudió la cabeza y guió a Enid al dormitorio. - No, no lo es...- Suspiró y arregló el cuadro sobre su escritorio para que se pudiera ver en la cama. - Yo no...

Enid siguió a Wednesday hasta la cama y se sentó lentamente. La niña más pequeña pensó por un momento antes de volver a hablar.

Yo tampoco te di nada...- Merlina negó con la cabeza. - Quiero decir, obviamente te compré algo pero... cuando no me hablaste yo... pensé que no te importaba, de verdad.

- A mi me importa. - Enid se acercó a Merlina y le tomó la mano. - Me importa, de verdad. Yo tenía miedo

- Yo se. - Wednesday colocó la mano de Enid entre las suyas. - Pero el día de San Valentín es sólo una cita, ¿verdad? Quiero decir, ¿quién dijo que ahora no podemos tener nuestro propio día?

- ¿Ahora? - Enid inclinó la cabeza hacia un lado.

- Sí.- Wednesday asintió y se levantó, dirigiéndose a su escritorio y buscando algo por un momento. - ¡Ahora! - Se volvió a sentar en la cama y colocó una pequeña caja en el regazo de Enid. - Feliz... Feliz Día Nuestro.- Sonrió suavemente, besando la mejilla de Enid.

- ¿Para mí? - susurró Enid en voz baja, sosteniendo con cuidado la caja y girándola en sus manos.

- Sólo para ti. - Wednesday rió suavemente y cruzó las piernas debajo de ella- ¡Abrelo!

Los dedos de Enid arrancaron suavemente el papel, dejando al descubierto una pequeña caja de cartón. Levantó la tapa y frunció el ceño cuando vio lo que había dentro.

 wenclair - YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora