~ Capitulo 47 ~

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Llegamos a la casa y Meghan pega un grito que casi nos deja sordos a todos y yo estoy que no puedo más del cansancio, esos medicamentos me tienen mal.


- Elenaaaa por fin llegaste – me abraza por las piernas.


- Y yo que, soy invisible – se queja Matt.


- Ah sí hola a ti también – dice la niña estrujándome aún más las piernas.


- Oye niñita déjala en paz que la vas hacer caer. – la regaña Matt
- Ups lo siento – se disculpa inocentemente.


- Por fin llegaron, creí que me tenía que quedar más tiempo con la chiquilla…ha estado insoportable todo el día.


- ¿Y porque no la dejaste con mi hermano?- pregunta Matt molesto.


- Precisamente él fue el que me pidió el favor de cuidar a la fierecilla mientras llegaban – se acerca a mi para darme un abrazo – y como te fue en el médico?.


- Bien, el doctor dijo que mi recuperación va bien, ya me quito los puntos, ahora toca las fisioterapias – digo cansada.


- Será mejor que Elena descanse, mientras preparamos algo de comer – dice Matt.


- Antes de eso, Elena ya tengo los tonos del vestido para el baile, si quieres te los muestro para..- Matt la corta al instante.


- Tamara, dejemos que ella descanse… luego hablan de eso – él le hace señas raras a ella pero yo no captó que es lo que están tratando de comunicarse ya el cansancio no me deja ver con claridad.


- Ehhh si tienes razón – comenta Tamara – si quieres la acompaño para que no se caiga por las escaleras – él asiente.


Tamara ya me está arrastrando por las escaleras llevándome hasta la habitación.


- Será… será que puedes ponerme la sudadera de allá – señaló la silla donde dejé una de las sudaderas que Matt me prestó y que de hecho es de mis favoritas.


- Claro – ella me la coloca con sumo cuidado y me vuelve a abrochar el vendaje neuromuscular que llevo puesto y me deja descansar él brazo acercándome una almohada para que lo pueda apoyar – eres una buena amiga – digo entre susurros – te quiero mucho.


- Yo también te quiero pequeña Elena – me acaricia la cabeza – ay la dulce y tierna Elena está creciendo, estoy orgullosa de ti – dice refiriéndose a usar la ropa de chicos.


Y me quedo profundamente dormida pensando en los momentos en los que pintaba en lienzos delante de mamá.


-…pero Elena tu sabes que a mí me gustan las rosas y son muy bonitas. – me dice ella con su carita inocente.


- Tu sabes lo que pienso al respecto, no niego que las flores son muy bonitas y todo lo que tú quieras, pero es mejor dejarlas en su hábitat… - le explico mi punto de vista.


- Eso que dices es una tontería, a quien no le gusta que le regalen flores más que todo si son rosas.


- No es una tontería, debes de aprender a respetar el punto de vista de las demás personas…


- ¡No! – dice furiosa poniéndose roja como un tomate – a ti también te deben de gustar las rosas al igual que a mí y si no te gustan te voy a obligar a que las ames.


- Tranquilizate, no era mi intención hacerte enojar, solo…


- ¡No! – vuelve a decir pero está vez con un tono de malicia y sus pupilas dilatadas– Vas a amar las rosas al igual que yo.

Reflejo del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora