Reflejo del Destino

~ Capitulo 59 ~

Aún sigo en estado de shock por lo que paso y no me he movido ni un segundo de dónde estoy, trato de levantarme pero la escena que tengo delante de mí me hace resbalar sosteniéndome en el suelo con mi única mano libre y se me clavan varias espinas de los tallos de las rosas en la palma y en los dedos, manchando la nota que ya se encuentra toda arrugada y estropeada, aún así la meto en uno de los bolsillos de mi pantalón.

-¡Elena! – llega Matt a mi lado – estás bien? – él me levanta del suelo tomando mi cara en sus manos – vamos a salir de aquí, yo me encargo de todo…esto – asiento y escuchamos pasos acercarse a nosotros.

- ¡Hey Matt! – dice el chico que supuestamente es el amigo de Matt.

- Elena él es mi amigo Andrew – el chico me extiende la mano y yo lo saludo amablemente.

- Sé que no nos han presentado formalmente, ya que el día que te vi por primera vez no tuvimos la oportunidad de cruzar palabras.

- Es- es un gusto conocerte Andrew – digo titubeando.

- Amigo hazme el favor de encargarte de esto, no quiero que Elena tenga que darle declaraciones a la policía…ella está muy abrumada con todo esto.

- Entiendo, ya mismo voy a llamar para que hagan el levantamiento del cuerpo y le hagan una autopsia… así que lo mejor es que se vayan ya.

- Gracias amigo te debo una – dice Matt dándole un golpe en el hombro.

- Me debes varias Durand… - él niega con la cabeza.

Él amigo de Matt habla como todo un profesional como si supiera del tema sobre levantamientos de gente muerta y al parecer a ninguno de ellos le sorprendió lo que estaba pasando o ningún se escandalizó por como estaba el cuerpo… y el lugar lleno de sangre, lo que hace pensar que ellos son algo más que unos trabajadores sociales o no se qué voluntariado de mierda se invento Matt, y aún me creen tonta e inocente…pero tarde que temprano Matteo Durand me tendrá que decir la verdad y sin excusas.

El trayecto en su auto es muy silencioso y no he parado de llorar, teniendo en mi mente la imagen viva de mi maestra tumbada en el suelo boca abajo en un charco de sangre, ¿es que por qué ella? Era una de las personas más comprensibles y cariñosas que he conocido, ella me trataba como a una hija y para mí era como una madre, me daba más cariño y comprensión que mi propio padre, ella permitía que yo me equivocarse en cualquier partitura que hiciera mal o me animaba cuando una melodía no me salía bien, en cambio mi padre me reprochaba cada vez tocada una melodía que no era o no fuera apropiada para su gusto… mi maestra Sonia me enseñó todo lo que sé y no puede darle la satisfacción de verme tocar en un escenario real, con público real que juzgara de manera profesional…

Tengo la cabeza recostada en la ventana del copiloto recordando cada uno de los momentos en los que pase junto a mí maestra y me percato de que este no es el camino a casa que usualmente tomamos para ir a casa, confundida y desorientada por todo le pregunto a Matt:

- A donde vamos? – sorbo por la nariz con los párpados que me arden por tanto llorar.

- A tomar aire fresco – me toma la barbilla para hacer girar mi rostro y verlo a los ojos y pasa uno de sus dedos para limpiar mis lágrimas.
- De acuerdo – digo en un hilo de voz y el médica una sonrisa triste entrelazando su mano con la mía y gimo de dolor por las heridas de las espinas.

- ¡Lo siento! No…Elena tu mano esta sangrando- dice preocupado.

- No es nada solo… fueron….algunas espinas, cuando me resbale y trate de levantarme amortigüe mi caída con la mano y no me fije que estaban los tallos por todos …lados.

Matt no duda ni un segundo y estaciona el auto en medio de la carretera y busca su botiquín de emergencia, que por cierto no sabía que tenía aquí, él concentrado me empieza a quitar algunas espinas que no sabía que tenía incrustadas en mi piel, luego limpia cada cortada y al finalizar me coloca varias benditas en la palma y en algunos de mis dedos.