~ Capitulo 13 ~

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Estoy en la sala de estar de mi casa, pero no estoy sola, hay varias personas que no conozco alrededor de mí y todas llevan batas blancas y van de un lado para otro, pero luego me fijo bien y no estoy en la sala de mi casa, me encuentro en una habitación blanca donde me tienen las manos atadas en una camilla como si fuera una prisionera y me encuentro de frente con alguien que no había visto nunca.

- Como te encuentras el día de hoy Elena – me dice acercando una silla para sentarse.

No digo ni una palabra ya me pesa la garganta como si tuviera clavos y tornillos en ella. Trato de gesticular algo que ni yo misma logro entender.

- Tranquila, no te esfuerces – dice el misterioso hombre mientras examina.
Trato de levantar una mano pero no puedo, es como si una fuerza magnética me impidiera moverme, observo todo el lugar y me doy cuenta que es un tipo de laboratorio ya que hay máquinas conectadas analizando datos.

Recorro con la vista todo el lugar y a lo lejos diviso una cara bien conocida ya que esos ojos azul esmeralda son muy difíciles de olvidar.

Es Matt, lo reconozco al instante.

Él me dirige una mirada indiferente como si no nos hubiéramos conocido nunca…

Me despierto de golpe sudando, prendo la lámpara que está en la mesa de noche y miro que son las dos de la mañana, otra vez esos malditos sueños o mejor dicho pesadillas.

No logro conciliar el sueño y me decido por buscar las pastillas que me había recetado mi psicóloga de desde hace muchos años ya que siempre tuve problemas para dormir pero no tanto como ahora, ya que las pesadillas se están intensificando más, encuentro el frasco y me tomo dos dejándome en la cama profunda.
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Son las once de la mañana y estoy con mi padre en el club al cual siempre vamos a pasar el rato, hace tiempo que no venía por aquí y no tenía muchas ganas de venir pero papá insistió.

- Y como te ha ido en estos días – bebe un sorbo de su café amargo como a él le gusta.

- Bien… he sacado solo dieces en la escuela – desvio la mirada disimulando mi enojo.

- Hija te conozco bien – acerca su mano a la mía – y esa mirada me dice otra cosa totalmente diferente- pone su mirada mas comprensiva.

- Pues… es que… - me rasco la punta de la nariz – me han estado pasando situaciones pero tu ya debes de estar al tanto – le retiro mi mano recordando que por culpa de él fue que intentaron matarme en medio del bosque.

- Lo sé hija, y te debo una disculpa, puse en riesgo tu vida pero eso no va a volver a pasar, te lo prometo, eres lo más preciado en mi vida y no dejaré que nadie te haga daño – dice con su voz sería dejándome sin palabras – además ya ese tema lo tengo controlado, ya no nos van a volver a amenazar y menos a ti – trata de convencerme pero no le creo en lo absoluto.

- Recordando el momento en que me secuestraron – le digo susurrando y el vuelve a poner cara de serio recostando su espalda a la silla – uno de los tipos me dijo que buscan venganza por lo que nuestra familia les hizo ¿A que se referían con eso? – me froto las manos nerviosa de lo que mi padre pueda llegar a revelar.

- Elena – dice con tono autoritario – te dije que ya tenía ese tema solucionado, no le prestes atención a esas pobres personas, deben de estar mal de la cabeza. – se acerca a mi y coloca una mano en mi hombro – tu no te preocupes, solo enfócate en tu estudio y en el recital de piano de acuerdo? – asiento y me coloca una mano en el mentón para luego darme un corto abrazo.

Reflejo del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora