Reflejo del Destino

~ Capitulo 4 ~

Ya al estar en mi casa después de clases preparo algo de comer ya que la abuela me dejó una nota diciendo que se iba a ir al club con sus amigas a las clases de yoga, mi abuela dice que no le gusta usar teléfonos y nada que tenga que ver con la tecnología ya que según ella eso le complica la vida entonces me deja notas como está o me deja mensajes con los vecinos de la casa de al lado.

Al dirigirme a mi cuarto me quito el uniforme, me visto con ropa casual un pantalón de mezclilla y una camisa manga larga ya que quiero estar cómoda para ir a mis clases de piano, donde prácticamente me toca dirigirme hasta el centro de la ciudad, desde pequeña siempre me ha gustado y fascinado el arte de la música, más que todo la clásica y mis padres decidieron en inscribirme en una escuela prodigio donde asisten todos los niños y jóvenes superdotados de varias partes del mundo. Desde que tengo memoria siempre he asistido a las clases donde mi maestra Sonia me ha enseñado lo maravilloso que es el tocar cada pieza emitiendo un sentimiento cada vez que toco.

Hoy en mi primer día después de mucho tiempo ya que desde que mamá no está con nosotros deje de asistir, espero no estar tan oxidada a la hora de tocar.

Ya alistando mis cosas para salir escucho un ruido proveniente de la cocina. Bajo rápido las escaleras analizando y viendo a todas las direcciones pero no veo nada o a alguien, busco cualquier objeto que me sirva para defenderme y encuentro unas tijeras demasiado grandes voy a la cocina abro con cuidado la puerta de manera sigilosa pero lo que me encuentro es la charola de las galletas que mi abuela me había dejado preparadas que ahora están todas regadas por el suelo, tropezándome con una bola de pelos gigante de color amarillo con blanco y es mi gatito persa. Lo levantó para acariciarlo y a la vez regañarlo por el daño que acaba de hacer, ahora mis galletas se echaron a perder.
- Gatito malo- le acarició su cabecita y lo dejo libre para que se desaparezca de mi vista.

Miro la hora y me sorprendo.

- Mierda! Ya voy tarde a mis clases! - exclamo en voz alta negando con la cabeza, como si alguien me estuviera escuchando.

Uno de los guardaespaldas de mi padre me está esperando afuera luego de que lo llamara para pedirle el favor que me llevará a mi clase. Su nombre es Antoni, siempre lleva su uniforme formal y unas gafas oscuras como si fuera uno de los empleados del servicio secreto.

- Hola buen día - lo saludo cordialmente, mientras me abre la puerta trasera de la Ranger Rober negra que él conduce.

- Buen Día señorita, un gusto volver a verla- dice mientras se sube por el otro lado de la camioneta.

- Igualmente, además decidí volver a retomar las clases de piano. - le digo mientras le envío un mensaje a Tamara diciéndole que mas tarde nos vemos en su casa.

- Que bien, su padre ya estaba muy preocupado porque pensó que a usted ya no le interesaba retomar las clases.

- Que raro porque en estos últimos meses papá no se ha interesado en mí ni en lo más mínimo, ni siquiera se a pasado por casa para las festividades de año nuevo- le digo en forma de reclamo.

- Señorita sabe que estos meses para su padre no han sido para nada fáciles, además está tan atareado de trabajo que no tiene tiempo de pasar a ver cómo está usted. - justifica a mi padre tratando de "defenderlo".

- Y yo que Antoni, soy de piedra. A mi también me afectó bastante la muerte de mi madre pero al parecer yo ya soy invisible para mí padre. - Mirándolo por el retrovisor desviando la mirada hacia la ventana mirando el panorama lleno de árboles y personas que van bien abrigadas por el intenso frío que hace.

- Yo sé que el la ama a usted. Solo tenga paciencia que él pronto la visitara.

Nos quedamos en silencio unos minutos cuando vuelvo a mirar por el espejo del retrovisor y me doy cuenta que detrás de nosotros se encuentra un auto que ya he visto antes y recuerdo que es el mismo que vi en año nuevo. El auto que estaba estacionado a unas cuantas cuadras cerca de mi casa y le digo a Antoni sin pensar: