~ Capitulo 42 ~

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Ya eran las diez de la mañana del día siguiente y no me dí cuenta de que ya era demasiado tarde, los chicos ya se habían ido con la niña y me odio por no haberme despertado antes y al menos despedirme de ellos.


Al levantarme de la cama me encuentro una nota escrita por Matt, la abro y la empiezo a leer entre susurros:


Hola Elena, cuando despiertes seguramente nosotros ya estaremos en el avión directo a Francia, solo quería decirte y asegúrate que la niña va a estar segura y protegida, vamos a conseguir esa custodia y traerla de vuelta con nosotros.


Sigue en tus clases de piano, sé que lo harás perfecto, por favor cuídate mucho en mi ausencia, una semana se pasa volando, así que no faltaremos a tu recital.


Ah y una cosa más no te metas en peleas o en situaciones críticas, no queremos que te lastimen más…


Releo la carta una y otra vez, una semana se pasa rápido, no sé si eso sea bueno o malo…me guardo la carta en el bolsillo de la sudadera… quiero guardar cada carta o nota que él me escribe, tiene una letra tan hermosa e impecable que hace rato no contemplaba, se parece mucho a la de mi madre…


Salgo de la habitación con mi maleta y me encuentro a Tamara en la cocina.


- Creo que no ibas a despertarte? – me recibe con una taza de café.


- Yo tampoco creí que fuera a levantarme – tomo un sorbo de café – oye si alcanzaste a despedirte de ellos o al menos sentiste a qué hora se fueron? – le pregunto curiosa.


- La verdad es que no, no me levante hace como una hora y ya no había nadie por aquí- hace una pausa – aunque esta casa es gigante que te pierdes al instante  la mayoría de las puertas están bajo llave – ella frunce el ceño.


- Luego es que ya fuiste a chismosear? – la reprendo.


- Que, claro que no, yo no … - la miro acusándola de algo – bueno está bien si yo quería ver que habían en las habitaciones o más bien que es lo que tanto esconden pero no me fue posible.


- Y es mejor que dejemos las cosas así…


- Entonces no vamos a seguir averiguando todo lo que está pasando – señala a mi alrededor.


- Por supuesto que vamos a seguir indagando, solo que no aquí… no se… siento que las respuestas están en otro lado.


- Oye tienes hambre? Vamos a desayunar yo invito, está vez no tengo ánimos de cocinar.


- Bueno vale.. – subo los hombros – yo también tengo bastante hambre.


- Pero que diablos Elena… - mi amiga se acerca a mí, más específicamente a mi cuello.


- Que? Que paso? Que tengo? – pregunto alarmada.


- Ten- me pasa su teléfono con la cámara frontal encendida.
Me sorprendo al ver el moretón que tengo en el cuello o más bien el chupetón que me hizo Matt anoche.


- Pero que.. aggg tenía que ser Matt – exclamo.


- Al parecer ya te reclamo como tuya – dice con una sonrisita cómplice.


- Que? A que te refieres – digo inocente.


- Tranquila, yo me entiendo, no te preocupes -me soba la cabeza tratando de no reírse pero no aguanta más y se empieza a reír a carcajadas.


- Gracias por la moral amiga – digo con obviedad.


Al llegar a mi casa Tamara me entrega las llaves de mi auto y me promete que en estos días me va a enseñar a conducir, nos despedimos y a mi amiga le sigue intimidando los guardaespaldas que rodean toda la casa, si eso es algo escalofriante, por eso ya no me gusta pasar tanto tiempo en este lugar, que, por muchos años consideraba mi hogar, pero ya no lo es.

Reflejo del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora