3. Estoy aquí

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Cuando llego a la concentración todos me han aceptado en el equipo técnico como una mas, he trabajado todos los días para ganarme el estar ahí y eso lo respetan. Por las mañanas me levanto al amanecer para hacer mis entrenamientos sin que nadie me vea, luego hago ejercicios junto al resto del equipo de fisios y tras el entrenamiento me centro en el seguimiento de los jugadores del club.

- Buenos días - entra Pablo y me sorprende ya que a esa hora tenía sesión con Ferran.

- Buenos días - lo miro confundida.

Mira a todos lados y se asegura que los miembros del equipo que suelen estar por la sala no están.

- Por favor, necesito a mi hermana - me dice en apenas un susurro con la cara contraída de dolor.

Corro hacia él y lo abrazo olvidando por completo el profesionalismo. Lo acompaño a la camilla y trato de consolarlo.

- Estoy bien, solo un poco sobrepasado - suelta tras varios minutos.

- Es normal, estoy aquí, suéltalo todo - le digo mientras acaricio su espalda.

Me abraza mas fuerte y rompe a llorar en mi hombro, un minuto mas tarde entra Ferran y se marcha sin que Pablo llegue a verlo.

- ¿Ha pasado algo? - le pregunto cuando se ha tranquilizado un poco.

- No sé - admite - son muchas cosas y a veces siento que no soy lo que esperan de mi.

Lo conozco lo suficiente para saber que esto no es solo por el rendimiento deportivo, siento que hace tiempo que está pasando por algo y no es capaz de aceptarlo.

- Eres increíble y das siempre lo mejor de ti, eso es lo único que importa - siento que debería ofrecerle una respuesta mas trascendental, pero no sé qué más decirle.

- Sé que te prometí no molestarte pero te necesitaba - me dice preocupado.

- No pasa nada, estoy aquí. - lo abrazo mas fuerte.

- Me voy antes de que entre alguien - dice apurado.

Lo acompaño a la puerta porque no me siento bien dejando que se vaya así, pero si que es cierto que es una suerte que no nos haya visto nadie. Cuando abro la puerta, veo que está Pedri esperándolo, supongo que le habrá dicho Ferran donde estaba. Pedri se acerca y lo abraza rápidamente, se van juntos y yo me quedo un poco mas tranquila.

Unos minutos mas tarde entra Ferran y actúa como siempre en un tono muy profesional , lo cual agradezco porque hay más gente en la consulta, pero cuando estoy revisando su pierna derecha, noto como me aprieta la mano, en un gesto de apoyo apenas perceptible, pero que significa tanto en este momento, le devuelvo el gesto y sigo con la sesión.

Las semanas siguientes fueron una montaña rusa de emociones, superar la fase de grupos fue todo un logro y se sintió en el equipo, pero caer en octavos frente a Marruecos fue una derrota que señalo directamente a los más jóvenes del equipo. Y la campaña de desprestigio hacia mi hermano fue demoledora.

La vuelta a España fue muy dura, el buen rollo se vio opacado por gestos cabizbajos y silencios desoladores.

Llegamos a casa siendo noche cerrada, me metí en la ducha y cuando salí vi que Pablo se había quedado dormido en mi cama, me tumbe junto a él. Estaba sometido a demasiada presión y lo estaba sobrepasando.

Nos despertamos al día siguiente con el sonido del móvil, la alarma estaba configurada al horario de catar, por lo que me costo darme cuenta de que era una llamada en mi teléfono

- ¿Diga? - conteste con la voz pastosa de recien despierta.

- Abre bella durmiente, estamos en la puerta - escucho la voz de Pedri

- ¿Qué hora es?

- Mediodía y sabes que es lo peor para el jet lag

- Mierda

- Exacto, abre - repite

- Voy - cuelgo

Me recojo el pelo todo despeinado en un moño, y salgo a abrir la puerta.

- Parece que te ha pasado un camión por encima - comenta Ferran pasando por la puerta.

- Me siento un poco así - admito y me abraza.

- ¿Dónde está Pablo? - pregunta Pedri pasando a nuestro lado.

- En mi habitación - no se sorprende y va directo a verlo.

- ¿Cómo estás? - le pregunto a Ferran mientras me preparo el desayuno.

- Decepcionado - admite

- Hiciste un buen campeonato - le aseguro de manera objetiva - fue un problema global, tú estuviste bien.

- No sé qué pensar ya - sigue

- Sabes que yo no te digo las cosas para hacerte sentir bien, trato de ser lo mas objetiva posible.

- Lo sé, pero creo que podría haber hecho más.

- Siempre se puede hacer más, pero ahora tenéis que centraros en lo que viene - trato de animarlo.


En las vacaciones de Navidad nos bajamos al pueblo con la familia y todo se siente mejor allí, Pablo se va con sus amigos de toda la vida con los que me llevo muy bien, pero yo prefiero pasar ese tiempo con la familia y sobre todo con Aurora. Desde el primer día que nos conocimos se comporto como una gallina con su polluela, siempre había querido tener una hermana y parece ser que yo cumplía sus expectativas. Se preocupa todo el tiempo por mi y ella consiguió que me sintiera completamente de la familia. Salimos con sus amigas, otros familiares y nos pusimos al día. Aprovecha que ya tengo los 18 para llevarme a todos los bares de la zona, no puedo negar que gracias a ella he vivido muchas cosas que de otra manera nunca hubiera vivido. Sé que no soy una persona fácil, a lo largo de mi vida he tratado de cambiar, me han atendido muchos psicólogos y he mejorado en mis habilidades sociales, pero todos ellos siguen diciendo que no tengo ningún problema, simplemente mi personalidad es introvertida y eso no es malo. Nunca ha resultado fácil que la gente tenga la paciencia necesaria para conocerme, así que desde que conocí a Pablo él suele ser mi relaciones públicas. No quiero ser una carga por lo que me adapto y mimetizo lo mejor que puedo, he adquirido los mismos gustos que sus amigos, soy la mejor en el FIFA, la mejor en el campo, sigo sus conversaciones para no resultar rarita por estar todo el tiempo escuchando y digo lo que quieren oír. Suelo caerles bien porque Pablo suele caer bien.

Nos consideramos el yin y el yang, cada uno complementa al otro y por eso llevamos tatuajes complementarios en las muñecas que siempre nos lo recuerdan. Él me ayuda a relacionarme, a salir de mi zona de confort, a arriesgarme y yo le ayudo a encontrar su estabilidad, el control, la calma. En especial en el campo, tiende a ser muy impulso y en ocasiones hasta agresivo, cuando era más pequeño yo lo tranquilizaba desde la grada, pero desde que juega frente a tanta gente ya no es posible, por eso se hizo el tatuaje para mirarse la muñeca y recordar mi calma. 

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora