7. Fiestas

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Pablo se ha ido unos días a Tenerife con Pedri, mientras yo por fin tengo vacaciones y me puedo bajar a Palacios con la familia, el calor en Sevilla es muy diferente al de Barcelona, pero estar con la familia lo compensa todo. Pero me vuelvo unos días antes de empezar la temporada para ponerme al día con todo.

Suena el timbre, lo cual me toma por sorpresa porque no estoy esperando a nadie, mi hermano sigue en Tenerife, Fermin en Huelva y Ferran en Valencia, el resto de mi entorno no saben dónde vivo. Reviso las cámaras y veo que es Ferran, abro y corro a abrazarlo.

Pensaba que no volvías hasta la semana que viene - le digo.

Ese era el plan - dice entrando conmigo en casa - pero ha surgido algo que tengo que hacer.

Ah vale - digo sin entender nada- ¿te quedas un rato?

No - me sorprende la contundencia - y tú tampoco, necesito que preparas la maleta para unos días, nos vamos a Tenerife - me quedo sin saber qué decir.

Tengo muchas cosas que hacer aquí, no puedo.

Mira, si no vienes, la madre de Pedri me mata, he perdido la cuenta de las veces que me ha llamado para que te lleve, quiere agradecerte todo lo que has hecho por su hijo.

No hace falta.

Es imposible llevarle la contraria a esa mujer.

Cojo mi movil y llamo a Pedri, le agradezco mucho la invitación, tratando de explicarle que no puedo ir, cuando se pone al teléfono su madre, queda claro que Ferran tiene razón, es imposible llevarle la contraria, así que termino haciendo la maleta. Miro a Ferran que sonríe, pero al ver mi expresión, se ahorra cualquier tipo de comentario.

Viajamos en primera, paga él y se asegura de ir lo más irreconocible posible, yo me mantengo a distancia la mayor parte del tiempo, no quiero que si lo reconocen, me pongan en el foco.

En Tenerife me obligan a desconectar, salimos en barco, vamos a las mejores playas, incluso salgo un día de fiesta con los chicos, lo cual me prohíbo constantemente, por diferentes motivos, no me siento cómoda en sus fiestas, no tengo mucho tiempo para salir de fiesta y no soy una persona que le guste mucho salir de fiesta. Pero ese día lo pasamos bien, solo los cuatro, en un reservado, sin fotos, solo la música y nosotros pasándolo bien. Resulta evidente que algo ha cambiado entre Pablo y Pedri en estas vacaciones, se muestran mucho más cercanos, los padres de Pedri no paran de hablar de mi hermano y Pedri lo mira como si estuvieran solos en su mundo. No sé si mi hermano se da cuenta, pero está tan feliz, que todo lo demás no importa.

Cuando nos volvemos los cuatro a Barcelona para empezar la temporada, nadie está realmente entusiasmado, Pablo ha estado demasiado feliz en Canarias, Pedri teme volver a lesionarse y Ferran... Cada día me cuesta más adivinar cómo está, he tratado de hablar con él en las vacaciones sobre ello, si ya estaba mejor tras la ruptura, pero se mostraba muy hermético, solo decía que estaba bien a todo.

La rutina se vuelve a instalar en nuestras vidas como si las vacaciones no hubieran existido, Pedri vuelve a entrenar con el equipo y se vuelve a lesionar, por lo que la rutina vuelve a las andadas, pero con los ánimos por los suelos.

Los chicos tratan de animarlo saliendo con él de fiesta tras los partidos, llegando todas las semanas cuando yo ya me he despertado, ya no trato de despertarlo para hacer los ejercicios, él ya es mayorcito y yo ya tengo muchas cosas sobre mis hombros.

Tras la victoria de las chicas en el mundial han tenido unas merecidas vacaciones, el resto hemos tratado de compensar su ausencia, por lo que he comenzado a salir como titular por lo que la presión ha sido mucho mayor. El equipo de redes sociales nos han ido haciendo reportajes sobre el comienzo de temporada y tengo que admitir que las chicas han sido muy generosas conmigo, sabiendo que no me siento cómoda con ello, han estado conmigo en todos los vídeos, evitándome ser el centro de atención. Cuando por fin han vuelto las convocadas del mundial, agradezco mucho que me quiten el foco de atención, peor aún así me sigue costando cada evento y cada rueda de prensa.

Llego a casa a las 6 de la mañana tras horas de avión jugando fuera, estoy agotada pero sé que así no me voy a poder dormir, vengo contracturada del viaje, necesito destensarme. Así que pongo la lavadora con la ropa de la maleta, me pongo el bañador para ir a nadar y me voy a preparar algo de comer antes.

Se escucha la puerta y los gritos, salgo a ver qué pasa, aunque ya lo imagino, el alcohol y sus consecuencias.

Suéltame - oigo a mi hermano gritar.

Déjame explicarte - la voz de Pedri desesperada, se acercan hacia el pasillo dónde estoy.

Qué me sueltes, no quiero escuchar nada - le grita mi hermano intentando soltarse del agarre de Pedri que trata de sujetarle para frenarlo y ninguno me ve, por lo que no se dan cuenta hasta que mi hermano suelta su brazo de Pedri hacia atrás, dándome un fuerte golpe que me manda directa al suelo.

Mierda - se gira corriendo mi hermano a ayudarme, mientras yo me levanto del suelo tocándome la mejilla dónde me ha dado el golpe. - Lo siento, lo siento.

Estoy muy cansada de este ritmo que están llevando, no va conmigo y tener que estar cuidándolos todas las semanas cuando por su irresponsabilidad no tienen medida y se pasan con el alcohol me tiene al limite.

Será mejor que os vayáis a dormir y lo habláis mañana - les aconsejo mientras me voy a la piscina sin haber comido nada, sin ganas de seguir escuchándolos discutir.

No necesito hacerlo para saber lo que ha pasado, alguna chica habrá estado cerca de Pedri y mi hermano no ha podido soportarlo, por lo que habrá hecho lo mismo para vengarse, entrando en ese círculo vicioso que combinado con el alcohol es demoledor. En dos días estarán bien, hasta que vuelvan a salir de fiesta, pero todo esto los está destrozando poco a poco y duele verlo en primera persona.

Salgo de la piscina y noto a Ferran sentado esperándome con una toalla, últimamente se queda mucho a dormir porque no nos fiamos de que se vaya a casa solo así, le agradezco la toalla, pero no me la da, se empeña en ponérmela él por encima. Aprovecha para abrazarme, lo cual no es habitual, pero tampoco me incomoda, es un gran amigo y confió en él.

Lo siento - me dice, sin soltarme, por lo que sigue abrazándome por la espalda mientras yo me seco con la toalla.

No quiero hablar ahora, estoy cansada - trato de liberarme de su abrazo para irme, por lo que quedamos frente a frente - Me voy a dormir.

No te vayas - dice mientras pone su mano en mi mejilla acercándose un poco más.

No hagas esto - le digo tajante.

¿Por qué? - pregunta subiendo la mirada de mis labios a mis ojos.

Porque no es justo y lo sabes - aparto su mano de mi cara y doy un paso para atrás, manteniendo la distancia. - No me merezco esto, no soy tu jodido paño de lágrimas cuando estás borracho. - termino casi gritando y me marcho.

Entro en mi habitación, cierro la puerta y me dejo caer en ella, sin dudarlo demasiado cojo el teléfono sabiendo que todavía estará despierto porque probablemente se haya ido más tarde que el resto a casa.

¿Nis? - me contesta un Fermin con la voz perdida.

¿Tienes una habitación libre en tu casa? - pregunto directa.

Sí, claro, ¿qué ha pasado? - se le nota más alerta, preocupado.

Nada, solo necesito unos días, por favor - le pido en apenas un hilo de voz.

Claro, en media hora estaré en casa, ¿está bien? - pregunta.

Sí, genial, gracias, nos vemos - cuelgo el teléfono y me meto en la ducha.

Vuelvo a llenar la maleta que acababa de vaciar y salgo por la puerta sin saber qué más hacer. 

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora