22. Lesiones y confesiones

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Creo que todos necesitábamos las vacaciones, estar con la familia siempre nos permite poner todo en perspectiva y valorar lo realmente importante. La vuelta fue muy dura para los chicos, enero fue un pésimo mes y febrero no mejoro demasiado.

Tras la derrota contra el Villareal, Xavi anunció que dejaba el club en junio, lo que supuso un gran golpe para los chicos y para mi también, ya que era un gran entrenador, sabía leer a los chicos como nadie, los comprendía y sabía lo que necesitaban cada uno. Pero sobre todo, se caracterizaba por su gran calidad humana, y eso es algo de los que la mayoría carecen en esta industria. No había tenido una temporada nada fácil, muchas lesiones y aún así seguía creyendo en el equipo y en especial, en los canteranos. Pedri y Pablo se sentían culpables por no haber podido colaborar esta temporada para evitar su salida, y mucho más Ferran, que había estado toda la temporada, era el segundo máximo goleador del equipo y aún así sentía que no había sido suficiente.

A todo ello, se sumo que se lesionó del biceps femoral del muslo derecho y estaba completamente abatido. Mi madre se había quedado en Barcelona, mientras mi padre y mi hermana se volvían a Sevilla, por lo que yo me fui a casa de Ferran para ayudarle.

Las lesiones poco a poco van minando la moral, y los chicos no podían con más esta temporada, pero aún así, en marzo, Pedri se volvió a lesionar.

Por lo que en marzo, mi madre se volvió a Sevilla, por insistencia de mi hermano y decidí que los cuatro nos quedabamos en nuestra casa. El grupo de whatsapp se paso a llamar "clínica 5 estrellas", tratando de tomarlo con humor y conseguimos darle la vuelta. Mi hermano y Pedri estaban más distanciados que nunca, mi hermano se encerró mucho en sí mismo, al final las recuperaciones de este tipo de lesiones son muy solitarias. Y Pedri no sabía cómo estar para él, no quería presionarlo, pero tampoco quería alejarse. Así que en cuanto se lesionó, pase a buscarlo con el coche por su casa y le dije que se tenía que venir, paramos en casa de Ferran siguiendo el mismo procedimiento. Cuando llegamos a casa los tres con sus respectivas maletas, mi hermano se quedó estupefacto.

Eran mis amigos, mi familia, no iba a permitir que se alejaran, ni mucho menos se sintieran solos. Así que horas después, estaban los tres en el sofá con sus respectivas piernas lesionadas encima de la mesa, jugando a la play como si nada hubiera pasado. Me senté junto a ellos y me permití un tiempo de diversión antes de volver a las obligaciones.

Al día siguiente establecimos unas rutinas, en las que por casualidades de la vida, Pedri y Pablo se tenían que ayudar mutuamente con las rehabilitaciones. No me había pasado desapercibido que Pedri había dormido en una de las habitaciones de invitados, lo quise achacar a las lesiones, pero Ferran si durmió conmigo a pesar de la lesión. Creo que tenían que hablar y si podía ayudarles a hacerlo, pues aprovecharía la oportunidad.

POV PABLO

Entro en la cocina y veo a Pedri cocinando, sé que está nervioso y eso le relaja, trato de salir sin que me vea. Desde que llegó he vuelto a mi versión más cobarde, sé que he sido un imbécil, alejándolo y ahora no sé cómo actuar.

- ¿Me vas a seguir evitando? - me pregunta sin girarse, pero demostrando que me había visto.- Si quieres que me vaya a mi casa solo tienes que decírmelo.

- No quiero que te vayas - le digo honestamente.

- ¿Entonces qué quieres? - me pregunta agotado.

- Merecerte - no sé muy bien de dónde sale, pero es la verdad. - No hago más que cagarla y lo peor es que no sé cómo hacerlo mejor - confieso devastado.

Se acerca, hasta estar lo suficientemente cerca para cogerme la cabeza con ambas manos, obligándome a prestarle atención.

- Pues será mejor que te empieces a esforzar porque no me voy a rendir tan fácil contigo - sentencia, mirando directamente a los ojos.

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora