40. Visita

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POV NIA

Me despierto tras haberme quedado dormida al terminar de hablar con mis padres, ha sido agotador, no quería mentirles, pero los conozco y sé que si se enterarán de la verdad vendrían aquí para llevarme a casa.

Al abrir los ojos, me sobresalto al ver a una persona sentada en la habitación, cuando me adapto a la luz, veo quién es y me levanto corriendo hacía él.

- Ferri!!!! - le digo mientras me levanto, pero me mareo un poco por la rapidez de movimiento, por lo que enseguida está junto a mí sujetándome.

- Hola - me dice con una sonrisa tan triste que me duele y yo me abrazo a él, no queriendo que me suelte.

Nos sentamos en mi cama, lo abrazo más fuerte haciéndome a la idea de que está aquí de verdad, no es una ilusión como he soñado tanto en estas semanas.

- Estás aquí - digo sin poder contener la emoción.

- Necesitaba verte - me dice desesperado.

- Sé que me convierte en una egoísta porque me imagino que han sido muchas horas de viaje y en dos días nos íbamos a ver, pero me alegro tanto de que estés aquí, te echaba tanto de menos - le confieso.

- No eres egoísta por querer lo que yo también quiero - me justifica.

- Perdón, perdón - me disculpo enterrando la cara en su pecho.- No quería preocuparte, no podía controlarlo, no podía coger el móvil, no es que no quisiera, es que mi cuerpo no me respondía - trato de justificarme.

- Nils, amor, no tienes que disculparte, no es tu culpa, me alegro de haber podido ayudarte - me dice acariciándome las mejillas.

Se tumba en mi cama y me arrastra con él hasta que vuelvo a apoyar mi cabeza en su pecho, me acerco más a él, abrazándolo más fuerte, temiendo perderlo.

- ¿Te hago infeliz? - pregunto tras quedarnos en silencio abrazados durante varios minutos.

- ¿Qué? - dice incorporándose rápidamente, por lo que me mareo un poco y él al notarlo me apoya de nuevo sobre él.- Perdón.

- No pasa nada - lo tranquilizo.

- ¿Por qué dices eso? Claro que no, Nils, me haces tan feliz que no puedo explicarlo con palabras - me asegura.

- Pero siento que soy una losa muy pesada sobre tus hombros, no hago mas que darte preocupaciones y no es justo.

- Claro que es justo, eres mi pareja Nils, es normal que me preocupe por ti, pero no es algo negativo, me preocupo porque te quiero y necesito que estés bien, para yo poder estar bien. Tú también te preocupas por mi - me asegura.

- Pero yo siento que soy un agujero negro y te estoy arrastrando al abismo - le explico.

- No creo que tú seas el agujero negro, pero sí que hay un agujero negro que te está hundiendo y necesito saber qué es - me agobio ante sus palabras, por lo que nota enseguida la tensión en mi cuerpo.- Pero eso ya lo hablaremos cuando vuelvas a casa, ahora solo quiero estar aquí contigo, abrazarte y saber que estás bien - me tranquiliza y yo me relajo automáticamente.

- Contigo siempre estoy bien - le digo besando su mano entrelazada con la mía y él me besa la cabeza. - ¿Cómo has conseguido entrar?

- Tengo contactos - dice en tono interesante.

- Te ha ayudado Salma - le digo adivinando.

- No revelaré la identidad de mis colaboradores - sigue y yo no puedo evitar reír.

- He hablado con mis padres - digo tras un tiempo en silencio, tan solo acariciándonos.- Les he dicho que fue durante un entrenamiento, como van a decir en comunicado - le explico.

- No quieres preocuparlos - termina por mi lo que iba a decir y yo asiento.

- Pero se siente mal mentirles - confieso.

- Son tus padres, Nils, no pueden seguir al margen eternamente - me recrimina.

- Lo sé, pero ahora mismo no me siento preparada para lidiar con su preocupación y mucho menos con sus preguntas - admito.

- ¿Vas a ir a su casa cuando vuelvas? - me pregunta.

- Se lo prometí, pero ahora no sé si puedo - admito.- Me han dicho que igual se quedan en Barcelona hasta que vuelva, para asegurarse de que estoy bien, así que ya no creo que baje - le explico.

- ¿Qué quieres hacer cuando vuelvas? - me pregunta.

- ¿Sinceramente? - le pregunto y él asiente.- No salir de casa, descansar, no pensar, no hacer nada, desconectar del mundo, hacerme una bolita en el sofá, invitar a los chicos a casa y sobre todo, estar contigo todo el tiempo que pueda.

- Me encanta ese plan - me anima.

- Pero no sé cuando tenga que volver - verbalizo mi preocupación.

- Aprovecharemos el tiempo que tengamos - me asegura.

- Y tanto que lo haremos - digo convencida.- Amor, tengo que decirte algo - me mira preocupado y yo sigo.- Si no fuera por este estúpido dolor de cabeza y el mareo estaría ya encima tuyo.

- Nils - se queja riendo y yo río con él.

- ¿Qué? Te he echado de menos en todos los sentidos - me defiendo.

- Yo también, amor, pero ahora mismo, teniéndote así ya me siento increíble.

- ¿Cuando te tienes que ir? - pregunto angustiada.

- Todavía no - me tranquiliza.

- No quiero dormirme y perderme el tiempo que estés aquí, pero me he tenido que tomar una pastilla que me hace dormir todo el tiempo y no sé si voy a poder aguantar despierta - digo apenada.

- Duerme tranquila, necesitas descansar - me tranquiliza.

- No te vayas sin despedirte - le suplico.

- No lo haré, tranquila.

Con las caricias de Ferran, la tranquilidad que me aporta su respiración y el latido de su corazón en mi oído, no puedo evitar por más tiempo quedarme dormida. No sé cuanto tiempo pasa, pero cumple su promesa y me despierta suavemente.

- Amor, me tengo que ir - me dice en un suave susurro para no interrumpir demasiado mi sueño.

- Te quiero, gracias por venir - lo abrazo y beso como despedida. - En dos días ya no nos separamos - le aseguro.

- Te quiero, sigue descansando - me besa y yo me quedo dormida de nuevo con el recuerdo de sus labios.



Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora