Al día siguiente, cuando llego del entrenamiento a casa, me abre la puerta mi hermano y lo abrazo rápidamente, porque nos habían dicho que no llegarían hasta la noche, pero en cuanto veo a Ferran en el pasillo corro hacia a él y le salto encima para abrazarlo, felicitándolo.
- Han quedado claras tus prioridades, hermanita - oigo a Pablo indignado a mi espalda, pero yo no me suelto. - Toda una vida juntos y lo eliges a él, qué decepción - me giro y lo veo con una mano en el pecho exagerando y bromeando.
- Ya vale drama queen - le digo, bajando al suelo y abrazándolo a él.
- Mucho mejor - sentencia devolviéndome el abrazo, haciéndome reír.
- PABLO - se escucha el grito de Pedri llamando a mi hermano desde el salón.
- VOY - grita de vuelta y se separa de mi para ir.
- ¿Qué decías sobre elegir y decepcionar? - me burlo de él.
Me saca la lengua, en un gesto muy maduro y se marcha al salón, dejándome con Ferran en el pasillo.
- ¿Por dónde estábamos? - me giro hacia él.
- No me acuerdo, creo que deberíamos repetir el salto a ver si me refresca la memoria - bromea.
Y yo corro otra vez hacia él enganchando las piernas en su cadera, lo abrazo y me separo para poder hablarle.
- Felicidades, señor goleador de la selección - le sonrió.
- Gracias - me devuelve la sonrisa a escasos centímetros de mi cara, sosteniéndome aún sobre él. - Tal vez merezco un premio - mueve las cejas tratando de ser sutil y yo rompo a reír ante su gesto.
- ¿Quieres una medalla? - le pregunto mientras paso mis dedos por su pelo.
- No - niega cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás para sentir más mis dedos, cada día tengo más claro que Ferran tiene una sensibilidad especial en el cuero cabelludo que lo lleva a disfrutar demasiado del roce.
- ¿Una copa? - sigo mientras me concentro en masajearle con mis dedos.
- No - sigue con los ojos cerrados disfrutando y yo me deslizo entre sus brazos quedando entre la pared y su cuerpo.
- Pues no tengo nada más aquí - juego con él.
- Quiero algo tuyo - me pide abriendo los ojos y mirándome directamente. - ¿Qué estás dispuesta a darme? - siento que sus palabras ya no son un juego.
- No lo sé - confieso, dejando de lado los juegos, sabiendo que hablamos de mucho más y no quiero mentirle, ni decir algo para lo que no me siento preparada.
- ¿Un beso? - dice pacientemente, notando mi agobio.
Le beso levemente los labios, en apenas un roce.
- Eso no ha sido un beso, apenas lo he notado - me reta y yo me relajo.
- ¿Dos goles, dos besos? - pregunto sin dejarle responder, volviéndolo a besar, pero esta vez de verdad, sus labios se muestran ansiosos y los míos se contagian con desesperación para tener más acceso a él, parece que nunca es suficiente.
- Nunca he tenido tanta motivación para marcar - me dice cuando nos separamos para poder respirar. - Pero puede que me vuelva loco si solo es uno por gol.
- Estoy abierta a negociaciones - le digo sonriendo y él rompe a reír.
- Así que abierta a negociaciones - ríe y yo asiento con una sonrisa tan grande que me duelen las mejillas. - Joder, Nils, eres increíble.
Se acerca a besarme y yo me dejo llevar enseguida, disfrutando cada segundo, porque decidí intentarlo y lo estoy haciendo sin medias tintas, el todo por el todo.
- NIA- oigo a mi hermano gritar mi nombre y no mi apodo.
- A veces parecemos una verdulería en lugar de una casa - le digo a Ferran y grito - ¿QUÉ? - respondiendo a mi hermano.
- ¿Has puesto el Netflix en versión original? - pregunta a gritos, por lo que decido acercarme al salón seguida por Ferran, para evitar seguir gritandonos.
- El otro día estuvimos viendo una película - le digo.
- ¿Y por qué no lo veis como la gente normal en español? - pregunta indignado.
- Porque tenemos que practicar inglés - le digo como tantas otras veces que hemos tenido esta conversación.
- No lo digas - me interrumpe Pablo. - Todos sabemos lo que vas a decir, y somos conscientes de que deberíamos aprender inglés porque nos limita mucha en el desarrollo de nuestra carrera internacional - dice repitiendo las palabras que le suelo decir.
- No es por tu carrera internacional, es por los premios, las entrevistas o si llega un entrenador que no habla español - le digo cansada de repetirle siempre lo mismo. - Pero haced lo que queráis, no soy vuestra madre.
- Dices eso porque sabes que mamá dice lo mismo - me ataca.
- Ya Pablo, no quiero volver a lo mismo de siempre, cuando no es esto, son los cordones y si no la agresividad en el campo, si te lo digo es porque te quiero, y quiero que te vaya lo mejor posible, pero no me estés buscando, porque sabes que me encuentras - le advierto, porque lo conozco y sé que cuando me ha dicho lo de Netflix era para sacar este tema.
- Siempre me dices lo mismo, pero yo a ti no te puedo decir nada - me ataca de nuevo a la defensiva.
- ¿Qué no me puedes decir? - le reto.
- Nada - responde.
- Da ejemplos, estás a la defensiva y sin argumentos, paso - le reprocho marchándome por el pasillo a mi habitación.
No me sorprende ver que Ferran se ha sentado junto a Pedri en el sofá y están viendo la tele, ya nos conocen y saben que somos bombas explosivas. Cuando Pablo está frustrado me busca porque sabe que soy la única que se atreve a decirle las verdades y no me corto respondiendole. Conforme fuimos creciendo, fuimos desarrollando nuestras personalidades y caracteres, al comienzo sentía que tenía que ser el saco de boxeo de Pablo, pero me di cuenta de que no tenía que aguantar eso, y le deje las cosas bien claritas. Ahora cuando se pone así sé que es porque algo le pasa y está pidiendo ayuda. Lo espero en mi habitación y cuando entra, le digo:
- ¿Qué es lo que no puedes decirme? - sigo.
- Nada de tu carrera - me contesta casi sin pensarlo.
- Hablamos de todo - le argumento.
- Pero siento que no te puedo ayudar - admite.
- Claro que me ayudas, desde que lo hablamos me resulta mucho más fácil de sobrellevar, porque me puedo desahogar contigo - confieso.
- Siento que no es justo que tú que eres la responsable, la que hace las cosas mejor estés pasándolo mal y yo que no escucho a nadie... - sigue cabizbajo, y reconozco las señalas, la tormenta está dejando la marea baja.
- Pablo, tienes que hacer algo, no puedes seguir así, tienes que volver al psicólogo - le aconsejo preocupada.
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Se merece intentarlo
FanfictionNia es la hermana de vida de Pablo (Gavi), no conoce otra vida que La Masia y el fútbol es su futuro. Pero, ¿es su sueño?