17. A tu lado

49 2 0
                                    

POV Pablo

Nunca había escuchado llorar a mi hermana como aquella noche, y supe que tenía que hacer algo.

Pedri y yo cenamos en silencio, notaba cómo me miraba, pero no quería presionarme, creo que hasta él tenía miedo de despertar al monstruo.

- No estoy bien - le digo directamente y sigo porque veo que no sabe muy bien qué decir.- Llevo años en terapia psicológica, no gestiono muy bien el estrés y la frustración, pero lo dejé cuando empecé a sentir cosas por ti, tenía miedo de que el psicólogo contará algo - admito.

- Mierda Pablo, no puedes hacer eso, tu salud es mucho más importante - me asegura.

- Pensaba que lo tenía controlado, pero no lo tengo controlado, utilizo a mi hermana de puching ball y la estoy hundiendo, ¿qué clase de persona soy? La tendría que cuidar y proteger, pero la estoy hundiendo.

- Ey, ya está - me acerca a él y me abraza.- Todo mejorará, yo voy a estar contigo y con la ayuda adecuada te sentirás mejor.

- Si quieres alejarte, lo entenderé - digo asustado.

- ¿QUÉ? - dice ofendido - Claro que no, Pablo, estoy a tu lado y no me pienso mover.

Me abrazo a él más fuerte, no me suelta, nos dejamos caer en la cama y me mantiene entre sus brazos mientras me deshago frente a él.

- Necesitas darle una tregua a tu hermana - me dice cuando ya estoy más calmado. - Siempre está pendiente y necesita vivir - asiento, sabiendo que tiene razón.- Estoy aquí y no me voy a ir por ver tu peor cara, así que ven a mi cuando lo necesites, ¿de acuerdo? - y yo solo asiento, refugiándome de nuevo en su cuello sin querer seguir viendo las consecuencias de mis actos.


Poco a poco, se va deslizando octubre y siento que las cosas han mejorado en estas últimas semanas, sé que es una lucha diaria, pero me siento arropado y aliviado de no tener que mantenerlo más en silencio. Tras marcar el gol en Oslo que nos califica para la Euro, siento que estoy en lo mejor de mi carrera y eso hace que todo resulte más fácil.

Así que cuando aterriza el avión, voy directo a casa de Pedri, no pienso demasiado en nada, por lo que me alegra que no esté su hermano ya que no necesito espectadores para lo que planeo hacer. En cuanto abre la puerta, dejo caer mi bolsa al suelo, agarrando a Pedri por la nuca para besarlo con una desesperación que nunca había sentido, lo quería todo con él.

- Hola a ti también - dice cuando consigue respirar separándose un poco.

- Hola - lo beso - te quiero - lo vuelvo a besar intercalando con las palabras - y quiero todo contigo - por su cara sé que entiende a lo que me refiero.

Nos hemos besado tantas veces que he perdido la cuenta, pero nunca nos hemos atrevido a ir más allá, creo que él siempre ha estado mucho más dispuesto, pero no quería presionarme.

Entre besos nos dirigimos a su habitación, me dejo caer en su cama y él cierra la puerta. Se acerca a mi inseguro, sin saber muy bien qué hacer.

- ¿Estás seguro? - pregunta de pie entre mis piernas junto al borde de la cama en el que me he sentado.

- Completamente - le digo levantando mis manos para rozar su abdomen.

- Si algo no te gusta o te incomoda me lo dices, ¿vale? - me pide preocupado y yo asiento ansioso.

Le levanto la camiseta, dejando un reguero de besos desde su abdomen a su cuello, levantándome en el proceso, por lo que estoy a su altura y nos besamos con una devoción muy diferente a la habitual. Él me desliza mi camiseta por la cabeza, besándome el cuello como él sabe que tanto me gusta, no sé exactamente en qué momento han desaparecido nuestros pantalones, pero se siente bien.

Lo empujo para que se tumbe en la cama y me coloco sobre él, sabiendo que su lesión ya está recuperada, nos permite más libertad de movimiento. Nos seguimos besando y acariciando, me permito conocer su cuerpo, detalle a detalle, me aprendo cada lunar, cada peca, cada cicatriz y beso cada centímetro de su cuerpo. Por instinto supongo, comienzo a moverme sobre él, generando un roce muy excitante, los jadeos de Pedri, me encienden de una manera que nunca había experimentado, por lo que enseguida siento como ambos estamos completamente duros presionando nuestros respectivos calzoncillos. Me dejo llevar y sin apartar los ojos de Pedri, alargo mi mano y le acaricio por encima de la tela, notando su excitación, no me detengo por lo que noto un poco de humedad y me atrevo a meter la mano bajo la tela. No quiero hablar, porque no quiero romper el momento, pero necesito saber que Pedri se siente cómodo con lo que estoy haciendo.

- No pares, por favor - dice en apenas un susurro Pedri como leyéndome la mente, dando respuesta a mi indecisión.

Comienzo a mover la mano sobre su longitud, sin dejar de besarlo, cuando noto su mano sobre mi entrepierna, y todo comienza a arder, el simple roce de sus dedos me tiene al limite, nunca había sentido algo tan fuerte con nadie. Tengo miedo de terminar tan rápido que resulte vergonzoso, pero no puedo controlarlo, simplemente es demasiado intenso todo. Pedri nota que estoy al límite porque aumenta el ritmo, y yo no puedo besarlo porque me cuesta encontrar el aire para mis pulmones. Termino en su puño con un gemido gutural, y es entonces cuando noto que él lo hace sobre mis dedos.

Me dejo caer hacia atrás con nuestras piernas todavía entrelazadas, tratando de recuperar al respiración. Me entrega un pañuelo y me limpio la mano, cuando me levanto para tirarlo, siento un instante de incomodidad, lo veo en la cama y soy consciente de lo que acabamos de hacer y no sé cómo me siento al respecto.

- Ven aquí - me pide, leyendo en mi expresión una creciente inseguridad.

Me deslizo entre sus brazos y me acaricia la espalda reconfortandome.

- ¿Te ha gustado? - consigo preguntar por fin.

- ¿Bromeas? - pregunta sorprendido.- Ha sido una simple paja y he visto las jodidas estrellas - me tranquiliza.- Pablo, nunca había sentido algo tan fuerte y mira que estaba muy nervioso, porque nunca había estado con un hombre, y no sabía si sería lo mismo. ¿Tú cómo te has sentido?

- Venia tan decidido que me he dejado llevar, no me he permitido pensar y ha sido increíble. Quiero probar más cosas, quiero experimentar, se siente demasiado bien contigo - confieso.

- Yo también quiero todo contigo, Pablo - me sonríe y me besa mientras nos quedamos dormidos.

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora