9. Verdades necesarias

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Tras la ración de verdades incómodas que no estaba preparada para escuchar, pero necesitaba hacerlo, del día anterior, tome valor y decidí ir a ver a mi hermano. En cuanto llego, me abraza muy fuerte y yo le devuelvo el abrazo todavía más fuerte, lo he echado tanto de menos y no he sido justa con él, porque yo no he sido del todo sincera con lo que me estaba pasando. Nos sentamos en la mesa de la cocina para comer, no quiero más conversaciones incómodas en sofás por un tiempo.

- ¿Cómo estás? - pregunto sin saber cómo empezar.

- Bien, supongo, ¿tú? - dice no muy convencido.

- Bien, supongo - repito sus palabras tan poco convencida como él - ¿Dónde está Pedri? - digo sorprendida de no verlo.

- No sé, imagino que en su casa - dice fingiendo desinterés.

- ¿Qué?¿Desde cuándo? - digo preocupada.

- Desde el día que te fuiste - admite y siento todo el peso del mundo sobre mis hombros.

- ¿Por mi culpa? - digo al borde de las lágrimas dándome cuenta de que arruino a todos lo que están a mi alrededor.

- No, no, claro que no - se levanta y me abraza - Era algo que teníamos que hacer hace mucho tiempo.

- ¿Por qué? - pregunto confusa.

- Creo que tengo muchas cosas que contarte, porque no he sido muy sincero contigo últimamente - admite acercando su silla a la mía y dejando de lado la comida, que no nos podía importar menos.

- Yo tampoco he sido sincera contigo, he sido una hermana horrible - admito yo.

- Necesito dejar algo claro desde el principio, necesito que sepas que me importa una mierda si todo se arruina a nuestro alrededor, si el mundo se viene abajo, pase lo que pase, tú eres mi hermana, mi prioridad, y no voy a dejar que nada ni nadie arruine eso.

- Lo sé, yo tampoco, pero nadie lo ha arruinado, no me fui por Pedri - le digo desesperada por no arruinar nada más.

- Lo sé, Pedri solo me ha arruinado a mi - admite en apenas un susurro desgarrado.

- ¿Qué? - digo totalmente asustada por lo que haya podido pasar entre ellos, no puedo creer que Pedri le haya hecho daño.

- Llevamos meses cruzando las líneas de la amistad, creo que ninguno ha sido capaz de admitir lo que estaba pasando, cuando nos acercábamos demasiado, nos obligamos a alejarnos, y dolía, Nini, dolía tanto - noto como las lagrimas comienzan a caer por sus mejillas y su voz se rompe, lo abrazo mas fuerte - Pero no podía alejarlo, en realidad no ha sido su culpa, ha sido de los dos, lo hemos arruinado juntos. - le dejo desahogarse sin saber qué decir para consolarlo - En su segunda lesión parece que llegamos a un acuerdo, pero sin hablarlo, nunca hemos sido capaces de hablarlo, somos tan cobardes - suelta frustrado consigo mismo - Un acuerdo en el que no pensábamos, solo nos dejábamos llevar, y estuvimos tan bien, Nini, en Tenerife fui tan feliz, no nos importaba nada, pero volvimos - la emoción en su voz se apaga - Y se volvió a lesionar, los chicos se empeñaron en salir de fiesta para que se distrajera, supe que no era buena idea desde el primer momento, pero estaba tan triste, y yo ya no sabía que hacer para animarlo. Y Ferran, parecía estar librando su propia batalla, por lo que tampoco le parecía mal evadirse de fiesta, y se volvió parte de nuestra rutina. Para los chicos salir de fiesta no era suficiente consuelo, así que cada noche le presentaban chicas y al principio él no les prestaba demasiada atención, pero cada día bebía más y se ponía paranoico con que si se acercaba a mi, la gente lo iba a notar. Vivimos juntos, pero lo importante era que no nos vieran juntos públicamente de fiesta, así que se pasaba toda la noche lo mas lejos posible de mi. Trate de hablar con él en casa, pero al final llegábamos siempre a la misma conclusión, era mejor que no nos vieran juntos. Y cada día dolía más, así que un día bebí mucho más de lo habitual, y me acerque a una chica, no paso nada, pero el tonteo estaba claro, parecía que no le importaba así que yo no paraba. Pero cuando llegamos a casa, fue increíble Nini, no sé cómo explicarlo, fue lo más tóxico que he visto en mi vida, lo sé, pero los celos lo volvieron loco, me beso como si el mundo se acabara y pensé que con eso habiamos terminado con la tonteria de salir de fiesta, pero no - su voz suena agotada - La semana siguiente volvimos a salir y todo subio de nivel, el tonteo fue mucho más descarado y empezo a ser como unos preliminares, pero dolía, dolía tanto joder. Pero no sabiamos parar, y nos estabamos destrozando, hasta la noche que te tire al suelo, fue lo último. Subio tanto el nivel del tonteo que la chica lo beso, él la rechazó, pero yo ya no podía más y me fui.

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