13. Expectativas

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Noto como se me cierran los ojos de sueño, me siento completamente agotada.

- Necesito ducharme - admito.

- Sí, yo también - se muestra de acuerdo, pero se nota que no le apetece mucho moverse.

- Voy yo primera - me ofrezco. - No te duermas - le beso y me incorporo.

Apenas contesta con los ojos cerrados ya, me meto en el baño con mi pijama para cambiarme. Me ducho en pocos minutos, me recojo el pelo para dormir y me pongo el pijama, saliendo del baño. Ferran se ha levantado y limpiado, por lo que se ha quedado completamente desnudo, pasa junto a mi por la puerta sin ningún tipo de reparo, por lo que yo le miro sin pudor. Estoy revisando los mensajes pendientes en mi móvil, cuando sale ya con una toalla a la cintura, no me sorprende ya que vivimos duchándonos en los vestuarios y somos bastante rápidos. Me abraza por detrás y yo me apoyo en él, dejando el móvil en la bolsa.

- ¿Qué lado prefieres? - me pregunta haciendo referencia al lado de la cama.

- No tengo preferencias, él que no suelas usar tú - digo mientras cierro los ojos concentrándome en la sensación de su barbilla apoyada en mi hombro y sus brazos rodeando mi cintura.

- Me quedo junto al baño, soy un señor mayor - comenta.

- Algo había notado - bromeo mientras me tumbo en la cama por el otro lado.

Me salta encima y me quedo atrapada, sus manos apoyadas en la cama a ambos lados de mi cabeza y sus rodillas inmovilizando mis piernas.

- ¿Qué decías? - me reta con su cara a escasa distancia de la mía.

- ¿Yo? - pregunto cuando empieza a hacerme cosquillas con su cara en mi cuello - No he dicho nada - digo levantando las manos en un claro gesto de rendición.

- Eso pensaba - dice dándome un último beso en el cuello.

Se deja caer a mi lado y me atrae a su pecho abrazándome con el brazo izquierdo.

- ¿Qué tal ha estado? - pregunto indecisa y me sorprende incorporándose para mirarme.

- Ha sido increíble Nils - me asegura acariciándome la mejilla - Me había obligado a no hacerme ilusiones, ni crearme expectativas, pero no puedo negar que había fantaseado en alguna ocasión, pero me has dejado loco, has superado cualquier expectativa. No sé cómo agradecerte la confianza que estás depositando en mi.

- Te lo mereces - le digo sin ninguna duda y me besa la mejilla.- Yo también había fantaseado - confieso y veo que me mira sorprendido, por lo que siento la necesidad de justificarme. - En los últimos días, antes no era capaz ni de mirarte en bañador.

- ¿Era demasiada tentación? - bromea con una sonrisa provocativa.

- Por supuesto - admito sin ningún problema. - Pero me gusta más esto - le acaricio la zona del pecho donde se encuentra el corazón - que esto - digo mientras deslizo los dedos sobre sus marcados abdominales.

- Eso espero, porque esto - pone su mano sobre la mía en su abdomen - se irá.

- Lo sé - le aseguro - y no me importa lo más mínimo.

- Lo sé, pero me cuesta mucho mantenerlos, así que creo que es importante disfrutarlos mientras estén ahí - bromea.

- Descuida, que disfrutarlos está entre mi lista de tareas pendientes, pretendo conocerlos muy bien antes de que se vayan - le aseguro y se ríe.

- Ya que lo dices, yo también pretendo conocer muy bien estas maravillas - dice acariciando mis pechos sobre la camiseta del pijama.

- He notado que os habéis conocido bien - bromeo.

- Solo ha sido una presentación - dice sonriendo. - Debería ser ilegal que uses solo bañadores de natación, me tenías completamente confundido.

- Son los más cómodos para nadar y para entrenar los sujetadores deportivos son la mejor opción - comento.

- No tiene que ser nada cómodo para correr - reflexiona.

- No y los golpes son muy dolorosos - admito. - Tienen que reconocernos muchos más méritos solo por eso.

- Tienes todos mis méritos, te los reconozco todos - vuelve a bromear y yo lo empujo de nuevo sobre la cama, apoyándome en su pecho.

- Necesito dormir - confieso.

- Tienes razón, ha sido un día intenso - me besa el pelo y dice - Descansa - apagando la luz.

- Buenas noches Ferri - le digo ya con los ojos cerrados.

- Buenas noches Nils - le escucho mientras caigo en el sueño.

Me despierto a la misma hora que todos los días, sin necesidad de alarma, tantos años de práctica, pero en esta ocasión trato de ser lo más silenciosa posible para no despertar a Ferran que sigue completamente dormido. Me cambio y salgo a correr, cuando termino mi rutina fuera, me entreno en el gimnasio que tiene Ferran en casa.

- Buenos días - escucho a Ferran, me quito los auriculares y me giro a mirarlo.

No puedo evitar sonreír al verlo, apenas puede abrir los ojos, se frota los ojos con el puño como si fuera un niño, creo que es la primera vez que lo veo tan adorable.

- Buenos días dormilón - termino dándole un ligero beso en los labios.

- Es muy pronto - se queja.

- Lo sé, no tienes que levantarte todavía, aún no he terminado de entrenar - lo animo.

- Debería entrenar yo también - confiesa apenado.

- Cómo quieras - le digo, siguiendo con mis ejercicios.

- ¿Has desayunado? - me pregunta.

- No, no me sienta bien para correr - le digo mientras sigo haciendo cardio.

- ¿Has salido a correr? - dice sorprendido.

- Hace un rato - comento.

- Me voy a cambiar - dice alejándose y yo asiento.

Vuelve poco después y enseguida se pone a entrenar, conecta la música en los altavoces por lo que me quito los auriculares. Seguimos entrenando cada uno enfocado en sus ejercicios, lo que me permite descubrir que Ferran no es una persona muy habladora por la mañana, así que respeto sus tiempos. Termino mi tabla de ejercicios y comienzo a estirar, mientras bebo agua, me quito la camiseta y me seco el sudor con ella ya que no he visto toallas cerca.

- Me voy a duchar - le aviso.

- ¿Te puedo acompañar? - me pregunta parando la maquina en la que estaba.

- Pero primero estira - le pido.

Lo espero mientras estira, bebiendo toda la botella de agua, cuando termina me dirijo a su habitación notando que me sigue.

Me desnudo, guardo la ropa en la bolsa, me meto en la ducha, me coloco bajo la cascada de agua y noto como me acarician la espalda, por lo que arqueo la espalda acercándome más a su toque. Me acerco hasta notar su pecho en mi espalda, sus labios en mi cuello y sus manos en mi abdomen, cojo el gel y le vierto en su mano animándolo a enjabonarme, lo cual hace mientras sigue besándome el cuello. Mientras levanto mis brazos y le acaricio el cuero cabelludo bajo el agua, lo cual percibo que es su punto débil cuando comienza a soltar pequeños jadeos. Me giro en sus brazos y comienzo a enjabonarlo, deleitándome en su espalda, la cual masajeo suavemente. Nos terminamos de secar entre besos y caricias, notando como Ferran ya está más despierto.

Se merece intentarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora